Haré de ti, lo mejor que pude soñar © [PAUSADA]

9

ESTOY SOLA

Cuánto tiempo había pasado, desde que fue raptada por Álex. Un día tal vez, no se sabe. Alissa se siente estresada al no poder escapar, y el ruido incesante del reloj, no le ayuda en mucho.

Ahora mismo, la niña rara de antes, está jugando a su lado. Verla poseedora de tanta tranquilidad le da cierto toque de indiferencia. Aburrida, cansada, asustada, y con ganas de vomitar e ir al baño, intenta por décima vez consecutiva zafarse de la silla. Otro intento fallido más.

Por la puerta, entra Álex con una bandeja de plata, que tiene sobre esta, un plato de chuleta de cerdo y una taza de café. Al menos su secuestrador pensaba en su alimentación, eso era lo positivo. Si no contabas que ella tenía las manos atadas.

— ¡Buen día, querida Alissa!— entra de un portazo con la bandeja en sus manos notoriamente sudorosas.— Preparé tu comida favorita, espero que la disfrutes, y tú también, pequeña Lila.— se arrodilló y acarició la cabecita de Lila.

El ambiente desde el día anterior, se tornó un poco más familiar. Sí, eran como una familia, pero un poco anormal.

Álex giró la silla de Alissa hacia la mesa, así sería más cómodo de comer. Colocó tiritando, el plato y la taza en la mesa. Alissa sólo veía su actuar con una mirada amarga, que era más de aburrimiento.

Al finalizar la puesta de la comida, Álex disponía a irse; Alissa no podía comer con las manos atadas, así que pronunció las siguientes palabras:

— ¿Y cómo se supone que voy a comer? — preguntó con un tono sarcástico.

La niña sabía que ya no debía estar ahí, según sus pronósticos, permanecer en el mismo lugar; fatal idea. Cogió sus muñecas y se levantó para irse con sumo silencio.

Él volteó rápidamente, con torpeza. De hecho, iba a caerse de no ser porque reaccionó inmediatamente.

— Pe... perdón yo... yo te... te da... daré de... de co.... comer — y así volvió con su clásico tartamudeo.

Álex camino aún con torpeza y cogió una silla, para sentarse al lado de Alissa. Tomó un tenedor y un cuchillo, para poder cortar la chuleta, bueno, lo intentó. Dio de comer a Alissa, con más nerviosismo que antes.

Ella no era una idiota, se había dado cuenta de que Álex estaba nervioso, por la forma en cómo le daba de comer; era tan lento.

Cuando ya terminó de darle la comida. Alissa se durmió en un instante, así que Álex la tapó con una manta de un diseño peculiar; acto seguido, acarició su cabeza. Ella sólo roncaba mientras Álex se iba del sótano.

Y así durmió una mañana entera, hasta que Álex tuvo que despertarla.

— Alissa, despierta, tenemos que irnos.— palmeaba su espalda, mientras hablaba cerca a su oído inferior.

Se removió en el asiento, aún con las manos atadas. Cuánto más se movía sus muñecas sufrían más raspones que antes. Despertó produciendo un gemido de dolor.

— ¿Qué?— preguntó aún somnolienta.

— Nos vamos, ten.— le alcanzó un conjunto de ropa.— Vístete rápido, es muy importante que te apresures.

Alissa asintió y miró de reojo a Álex.— Disculpa, puedes... — dijo haciendo que se sobreentienda lo que quería expresar.

— Ah, sí, perdón, ahora te desato, pero para que no escapes te pondré esto.— señaló una gargantilla.— Tiene un sensor que tan sólo a la mínima idea de escapar se activará y créeme que no te agradarán los resultados.

Tocó con delicadeza la gargantilla, tuvo un miedo creciente. Así que sólo asintió a lo que dijo, y espero por un rato a que él se fuera, para poder cambiarse. Le resultaba tedioso tener que seguir las órdenes de su acosador; pero aun así debía cumplirlas si no quería morir.

—No me refería a eso, pero bueno, como ya me colocaste ese sensor, deberías irte, ¿no?— refunfuñó.

Él se mantuvo perplejo mirándola por un momento, su mente divagó, hasta que con mucho nerviosismo salió dando un portazo.

Cuando Alissa logró quedarse sola, pensó en lo que podría estar haciendo su madre, su situación actual es compleja, difícil de entender, además se preguntaba el por qué Alexis no estaba intentando llamarla por su preocupación, Álex tenía su celular, pero a pesar de ser un acosador-asesino le habría avisado si intentaban contactarse con ella.

—No comprendo qué está pasando— suspiró— Papá, dime, qué fue lo que pasó cuando falleciste— se preguntó, mirando una rejilla cercana, que daba vista al cielo.

Apenas terminó de cambiarse, Álex entro rápidamente, volvió a su semblante serio.

—Necesito que también utilices esto— le extendió un cubre-bocas y unos lentes de sol

Alissa asintió y se los colocó.

Al salir, Alissa vio que estaban en un lugar aislado de la ciudad, como un campo de aspecto fúnebre. Álex tomó su mano, sorprendiéndola, y bajaron hacia la civilización.

Aquel campo, le traía recuerdos, cuando era pequeña, su papá la llevaba a un campo que parecía de fantasía, lleno de animales e insectos únicos. Aunque esta vez no estaba con su papá, sino con un chico medio loco que la tenía literalmente secuestrada.

— No estoy tan loco como crees.

— ¿Qué? Espera... ¡¿Puedes leer mi mente?!

— No tonta, no te diste cuenta de que dijiste en voz alta, tus pensamientos.

Su cara obtuvo un color rojizo, y ocultó su rostro.

— Bleiz era una gran persona, no era menos de esperar que su hija fuera una persona tan libre y hermosa.— expresó con cierto brillo en sus ojos, sus palabras son sinceras.

Alissa asintió.— No eres tan mala persona después de todo, tienes algo d e sinceridad en tu corazón.

Su ambiente se tornó cálido, en confianza. Llegaron a la ciudad y la mirada de Álex cambió a  una, sombría u obscura. Caminaron en una calle rara, inspiraba desconfianza, después entraron en un estrecho callejón. Ahí había una pequeña puerta.

— Llegamos. No te separes de mí, porque puedes morir en mis manos, si no es en las manos de otros.— esbozó una sonrisa macabra.

[***]

Lamento mi ausencia durante un largo tiempo, no tuve un bloqueo, de hecho tenía muchas ideas para continuar la historia, pero nada, no me sentía a gusto escribiendo sintiéndome mal, pero volví :"D gracias por su apoyo