Querido lobo feroz,
De camino a casa me perdí.
Me perdí en tu mirada.
Me perdí en la curva de tus labios.
Me perdí cuando me enamore de ti.
Me perdí.
Pero había algo que ni tu ni yo sabíamos.
Y es que al fina resulto ser que yo era la cazadora.
Y fui en tu caza.
Y cuando te cacé, me libere de tus garras y a lo lejos
vi el camino a casa.
Tu mirada ya no me causaba problemas.
Tu sonrisa solo quedo en el recuerdo.
Y a mi me encontré cuando deje de amarte.
Y ahora querido lobo, el bosque es mío.
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¡Esto no es un diario!
PoesíaA veces me han dicho que escribir un diario donde contar tus problemas ayuda a desahogarte. Creo que a lo largo de mi vida he intentado escribir al menos diez diarios. Pero nunca he sido capaz de seguirlos. Siempre empiezo. Nunca continuo. Creo que...