Él no lo mató. [One-Shot] «Jóvenes Valedores I»

"Él no lo mató"

Él no lo mató.

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— Señor, usted fue testigo del robo, ¿qué información puede darnos? — Preguntó una reportera, acercando el micrófono a mí.

— ¿Conocía al muchacho? — Nuevamente, acercó su micrófono, ahora otro reportero.

— ¿Qué opina de lo sucedido? — Dijo una joven mujer. Todos esperaban ansiosos una respuesta a todos sus cuestionamientos.

Suspiré frustrado; miré a todos a mi alrededor y empecé a hablar:
— Bueno... Les contaré... — Hice una pausa, y continúe hablando —. Él, sólo tenía diecisiete años; si fueron bien vividos o no, no lo sé... Era prácticamente un niño que quería jugar a ser ladrón, pero, no tomó en cuenta todos los peligros que corría. Al parecer se le hizo bastante fácil.

Todos me miraban atentos, tomando notas y acercando los micrófonos a mí — Parecía ser su primera experiencia, pero, no estaba tan mal... Sacó su puñal y dijo en voz alta: “Ya se la saben, ésto es un robo. ¡Aflojen la lana, o se morirán, cabrones!”. Cuando por fin consiguió el botín, salió corriendo de la tienda a toda velocidad con el dinero en las manos...

Bajé la mirada, apretando los labios levemente recordando el momento —, tenía su futuro en sus manos... Él, se disponía a escapar, ¡y casi lo lograba!, cruzó la avenida corriendo. Fue entonces cuando cerré un poco los ojos, creyendo que eso sería todo, pero, en ese mismo instante, se escuchó un disparo... Parecía una bala de un cañón, y, como si de un monstruo sin sentimientos se tratase, le arrebató la vida. El juego por fin había terminado, con una bala en el corazón, terminó su vida... Y... ¡Ag, qué policía, señor...! Al día siguiente, se ganó un ascenso y una medalla, al supuesto “valor” — Hice las comillas con mis dedos —, pero, él... Él lo asesinó sin sentido y sin razón, solo por unos billetes, que, yo se los hubiese dado, mejor... El cuerpo del muchacho cayó al piso, y, el dinero, el viento se lo llevó. ¡Todo ésto fue un error!... ¡Un estúpido error!... — Exclamé, molesto, viendo a todos los reporteros a mi alrededor, lamentando la situación del chico. — Ésto va para los padres: cuiden a sus niños, no quiero que vuelva a pasar algo así... Maldito sea el momento en el que ése niño se descarriló.

— ¿Hay algún comentario que quiera hacer sobre el policía? — Preguntó una reportera.

— Él no lo mató. — Contesté, con seguridad y la voz levemente quebrada.

— ¿Entonces, quién lo hizo? — Otro reportero preguntó.

— Fueron los medios, sus padres, sus amigos, la necesidad, sus ansias... ¿Qué sé yo?... — Bajé los hombros.

— ¿Algo más que nos quiere decir respecto a lo sucedido con el muchacho?

— No, nada.

— ¿No supo su nombre?

— Lo siento, no lo sé. — Dije, finalizando con mi habla, dándome la vuelta, para irme del lugar con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos del pantalón.

— Él... Él, no lo mató...

Fin.