1. Negro

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Aquél era un día hermoso. Bello. El sol brillaba cálidamente, el cielo tenía hermosas nubes que lo decoraban, una leve brisa fresca golpea, pero... Aquél hermoso día no llegó a la vida de Peter Parker. Para él y el resto de sus acompañantes, ese día era simplemente negro, triste, horrible.

Peter yacía sentado en una pequeña habitación de aquel enorme salón velatorio, cubriendo su rostro de lágrimas, tenía los ojos rojos y los párpados hinchados de tanto llorar. Se sentía culpable.

Pensaba en todo lo que pudo haber hecho él para evitar perderla, pensaba en todo lo que no hizo, todo eso lo atormentaba brutalmente.

De repente, el sonido de la madera de la puerta siendo golpeada ligeramente lo sacó de su trance. Levantó la cabeza.

- Chico... - se asomó lentamente aquél hombre que había salvado su vida. Tony. - Peter, yo... - simplemente no sabía como hablarle a su pupilo, jamás lo había visto tan destrozado, tan deprimido.

- Se-señor Stark - el chico se levantó de su asiento de un brinco y rápidamente corrió a los brazos de su mentor. - Gracias por - fue interrumpido.

- No, Pete, no hay nada que agradecer. Yo jamás te dejaría solo en un momento como este - Soltó el mayor con un tono inundado de tristeza mientras correspondía su necesitado abrazo.

- Señor Stark, si yo... No hubiera tardado tanto en volver a casa ese día, mi tía May seguiría aquí - los ojos de ese chico volvieron a derramar lágrimas que recorrían todo su humedecido rostro - Todo esto es mi culpa

- No es así, Peter. Tú hiciste todo lo que estuvo a tu alcance, lo mejor que podías - Acarició suavemente el cabello del chico apoyándolo sobre su pecho

Con cada segundo que pasaba, la memoria de Peter lo atormentaba con más y más recuerdos de esa ocasión tan devastadora.

· Flashback ·

Ya acabadas las clases de Peter, él había quedado con Ned y MJ para ir a la biblioteca para acabar con un trabajo de investigación. Avisó a su tía su demora mediante una llamada telefónica. La tía aceptó la demora de Peter y lo único que comentó fue que haría de cenar algo muy especial.

Pasaron dos horas y media. Cada chico se retiró y fue a su hogar. Con cada paso que daba Peter, en él crecía un presentimiento malo, un nudo en el estómago. Pasaron unos tres minutos y él vio a pocas cuadras de donde se encontraba un hilo grueso de humo negro. Un incendio. Su corazón estalló, no hizo falta ver el lugar del incendio para saber que se había originado en su casa.

Corrió desesperadamente hasta un callejón, se vistió con el traje rojo y se columpio hasta su hogar; por el camino logró ver un grupo de bomberos dirigiéndose al lugar del incidente pero eso no lo tranquilizó en lo más mínimo.

Llegó.

Dio una patada a la ventana de la cocina y consiguió entrar. Comenzó a gritar de la desesperación

- ¡May! - dio su primer alarido el cuál no recibió respuesta - ¡May! ¡¿Dónde estás?! - volvió a llamarla, mientras cada que avanzaba de la cocina trataba de contener las llamas con intentos inútiles - Tía, por favor - un recuerdo golpeó su mente.

La noche anterior, Peter y May habían visto un documental sobre cómo sobrevivir a un incendio. Aquél documental decía claramente que uno de los mejores refugios para esos casos era el baño. Peter subió las ya deterioradas escaleras y recorrió el pasillo hasta el final llegando al baño. Allí encontró a esa mujer que lo había criado, tendida en el suelo caliente de ese baño. Rápidamente la cargó sin pensar dos veces.

Salió del baño y empezó a analizar rápidamente su entorno buscando una potencial salida. Quedó al rededor de dos minutos observando todo, a escasos metros de él vio una ventana que por gracia divina estaba abierta, apresuró el paso hasta ella, sostuvo a May con el brazo derecho para poder sostenerse con la otra del marco de la ventana para poder salir.

Pero no fue tan fácil como creyó.

Al posar su mano izquierda sobre el marco de la ventana para tomar impulso, esta causó una quemadura al instante, desbaratando la tela del traje en aquella zona y dejando al descubierto la mano casi entera. Perdió el equilibrio ligeramente, pero no cayó, aún así parecía que la suerte aquél día no estaba de su lado. Sin que su sentido araña tuviera tiempo tiempo de avisar, el soporte de madera de roble de las cortinas se desplomó sobre él. Específicamente sobre su cabeza, haciéndolo caer por la magnitud del golpe.

Quedó en una muy desfavorable posición, su tía cayó sobre su muñeca derecha y el peso la rompió, ahora tenía una hemorragia en la cabeza, una quemadura de segundo grado y una muñeca rota. La situación no podía ser peor ¿o sí? Peter empezó a tener una crisis de pánico, lo cual lo condujo a hacer un pedido desesperado de auxilio a algún colega suyo.

Viernes dio la alerta de peligro, y el único que pudo asistir al llamado fue Tony Stark, quien rápidamente fue a socorrer a su pupilo.

En un tiempo récord de menos de seis minutos él ya estaba allí, localizó rápidamente al niño y a su tía mientras los bomberos trataban de domar las llamas. Los sacó. Paramédicos corrieron hacia Tony y llevaron a los heridos a las ambulancias

Ya cuando llegaron al hospital un médico salió a dar el informe del estado de salud a Tony

- Señor Stark - habló el médico

- ¿Están bien? ¿Ambos? -

El médico negó con la cabeza y explicó al millonario que aunque hicieron lo humanamente posible, no pusieron salvarla.

¿Realmente murió? ¿Cómo se lo diría a Peter? ¿cómo él lo tomaría? Pero lo más importante, lo que más lo preocupaba. May era la única familiar de Peter y él apenas había cumplido sus 17 años hace dos meses ¿Qué pasaría con el chico?. Demasiadas preguntas que en ese momento no podía responder.

- ¿Y Peter? - dijo aún más preocupado y nervioso.

- El joven Parker tubo una hemorragia a la altura de la cabeza, ya lo paramos. También tiene la muñeca derecha fracturada y una quemadura de segundo grado en la otra mano - contestó el médico viendo como Tony sostenía su cabeza entre sus manos, rogando que todo eso fuera tan solo una pesadilla.

Días de colores [Starker] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora