Declaración.

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En el nevado patio del prestigioso colegio Stray Dogs Academy, Nakajima Atsushi, un joven delgado de cabellera y piel tan blanca como la leche, está esperando a alguien. Se siente nervioso, siente que sus piernas tiemblan, y la posibilidad de caer surca en sus pensamientos. Pero está dispuesto a declarar el sentimiento de amor hacia aquel compañero que siempre lo acompaña. Está decidido a liberar, a dejar salir ese sentimiento que comenzó a crecer mucho antes de la estación invernal.

Nieve y una declaración de amor suena muy cliché pero muy romántico a la vez, o al menos, desde su punto de vista. Porqué da por seguro que para Akutagawa Ryunosuke, el dueño de sus actos tontos, aquello es sumamente patético.

Su mirada recorre el lugar, viaja desde sus manos enguantadas, pasa por los estudiantes que aprovechan el tiempo libre que se les fue otorgado, y luego a los hermosos jardines para enfocar sus peculiares orbes en la copa de un árbol no tan alto cubierto de un blanco puro.

Al instante, sus párpados se juntan y en su mente comienza a dibujar el rostro pálido de su persona favorita, incluyendo su aguda y fría mirada gris; su elegante nariz; sus finos labios que en pocas veces se elevan para formar una sonrisa; y sus oscuros cabellos que terminan en puntas blancas que lo hacen ver aún más hermoso de lo que ya puede imaginar. Ante tal hecho, las mejillas de Nakajima arden, que si hace unos segundos era por el frío, ahora ya es de vergüenza. No obstante, su espacio se interrumpe al momento en que oye esa característica tos seca, alertándolo.

—¡Akutagawa! —vociferó, girando de manera brusca su cuerpo en dirección al mencionado.

—¿Qué necesitas, Jinko?

"Jinko"

¿Por qué cuando él lo llama así, pareciera que canta una dulce melodía sin importar el tono que use? ¿Aún si éste fuera uno tan seco y distante?

—Bueno, yo... —Atsushi desvió la vista, centrándolo en la nieve de sus pies, organizando de forma meticulosa las palabras que piensa soltar.

Sin embargo, el tiempo transcurre y Nakajima no dice nada, hartando de sobre manera a Ryunosuke, quien ya siente como el clima cala hasta sus huesos y el silencio pasa a ser incómodo.

—¡Suelta ya, Jinko! —Nakajima pega un brinco por tal reacción, ciertamente, era lo esperaba, pero no en ese momento —será mejor que me marche.

El intento de escape de Akutagawa fue detenido por el albino, quien sostiene un retazo de su manga escolar negra.

—No —sentenció en un susurro que a duras penas logró escucharse.

Inevitablemente, el frío y duro corazón de Ryunosuke comenzó a bombear de manera veloz, llevando sangre a sus mejillas para colorearlas de un rojo demasiado notable.

Él, secretamente, correspondía el sentimiento de Nakajima.

Por ende, sólo bastarían las palabras entre ellos y ya todo está aclarado. Ambos dejarían de lado la posibilidad de ser rechazados.

Akutagawa vio ese momento como la oportunidad que siempre esperó para profesar, de manera torpe por supuesto, el sentimiento tan molesto y tan agradable a la vez.

—Atsushi, yo... —una pausa acompañada de un suspiro-tú... entre nosotros...

Atsushi no escuchó, y sólo demandó:

【Declaración💌━━Shin Soukoku】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora