Capitulo 46

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__________ se sonrojó, pero se dijo que no iba a cometer de nuevo el error de creer que James sentía algo por ella porque ya se había ilusionado y se había estrellado y no quería volver a sufrir.

Disfrutaron ante el silencio y la frescura de la catedral y, a continuación, anduvieron hasta la inclusa.

—Te quiero enseñar un cuadro que hay dentro —anunció James.

Tras atravesar un patio, subieron por unas escaleras y recorrieron una galería que daba a la plaza. El cuadro en cuestión estaba al final de una habitación y dominaba la estancia con su color.

—Pensé que te gustaría —comentó James.

—Es precioso —contestó __________ admirando sinceramente la pintura.

A continuación, siguieron la visita, compartiendo comentarios y admiración por lo que iban viendo.

—¿Cómo es que sabes tanto de arte renacentista? ¿Has ido a la universidad? —quiso saber __________.

—Sí, estudié Derecho en Cambridge e hice un máster en Harvard, pero no estudié arte. En aquella época, mi interés estaba centrado en ganar suficiente dinero como para poder coleccionar arte. De hecho, tengo unas cuantas piezas en el palacio que seguro que te gustan —contestó James diciendo un par de nombres que hicieron que __________ se le pusieran los ojos como platos.

—Pero esos cuadros están en colecciones privadas. Lo he leído —objetó.

—Sí, claro, en mi colección privada —contestó James en tono divertido.

—Ah... la verdad es que nunca me ha interesado demasiado tener mucho dinero, pero, supongo que, si lo utilizas para comprar algo tan bonito y poder admirarlo todos los días... tienes mucha suerte.

James sonrió.

—Supongo que no hace falta que te diga que esos cuadros también son tuyos. Puedes ir a admirarlos siempre que quieras. Están en la biblioteca de la segunda planta. Una sola advertencia. No los toques porque vendría la policía al instante.

__________ asintió mientras salían del edificio.

—¿Los compraste por inversión o porque te gustaban?

—Por las dos cosas —contestó James sinceramente—. Hablando de arte, ya he visto cómo pintas a lápiz y me encanta. ¿Qué tal se te dan la acuarela y el óleo?

_________ se sonrojó.

—Bueno, pinté un poco en el colegio, pero no mucho. Mi padre no me dejaba pintar en casa.

—Deberías haber ido a la universidad.

—Para eso tendría que haber sido libre y nunca lo fui —contestó _________acercándose a la fuente que había en el centro de la plaza—. Fui al colegio de monjas del pueblo. Eso fue lo máximo que me permitió mi padre.

—No me lo puedo creer —contestó James agarrándola de la cintura—. ¿Tenías amigas?

—No. Era alta y desgarbada y muy diferente a las otras niñas, increíblemente tímida. Supongo que no les parecía interesante en absoluto.

—A mí me pareces muy abierta y muy sincera, no me puedo creer que no les parecieras interesante —comentó James mientras se adentraban en una calle estrecha.

—Ya ves. ¿Y tú? Háblame de tu infancia.

Al instante, __________ asintió el cambio que se había operado en él, sintió la tensión que se apoderaba de su cuerpo y vio cómo la expresión de su cara se endurecía.

—No hay nada que contar.

—¿Cómo que no? —Protestó __________—. Según los periódicos, ganaste tu primer millón cuando sólo tenías diecinueve años.

Sin noche de bodas [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora