Domo de hierro

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En mi domo de hierro no sale ni entra nada,

sólo hay aparente oscuridad

y temperaturas con movimientos bruscos e intensos.

Los autos se escuchan como un pincel y su lienzo,

tan delicado que genera curiosidad

pero finalmente me encerraré y ocultaré bajo una frazada.

A veces los niños invaden mi espacio

al jugar con imanes, de esos grandes y resistentes.

No puedo ahuyentarlos porque todo lo hacen sin tocar mi domo

y ellos permanecen al imaginar dentro una hada o un gnomo.

Vaya que pequeños son, así como muy insistentes

pero no me apura, me gusta sentir la calidez de mi aislado palacio.

Writing At Home [#PGP2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora