i will die alone 》taekook

único

Hice este au en twitter y lo subo acá para no perderlo,,,

"Enamorarte va a matarte." Mamá siempre me lo dice, siempre me lo dijo, siempre me lo va a decir. Aún recuerdo que con mis escasos cinco años, mientras ella recogía varios vidrios rotos del suelo llenando sus manos de cortes (y sangre, sangre, sangre) me lo dijo por primera vez. Mi padre había tenido la maravillosa idea de estampar el plato de comida contra la pared porque el cerdo no estaba bien cocinado. Mamá se encargó de limpiar todo el desastre mientras sus lágrimas mojaban las destruidas manos temblantes. Yo era muy pequeño, tan pequeño, tan...

"Enamorarte va a matarte." No lo entendí en ese momento, en cierta forma sigo sin entenderlo del todo ahora. Pero si se que es una frase muy abierta a interpretaciones; puede usarse en tantos contextos que me hielan la sangre. Mamá lo dijo literal, eso es lo más triste.

Mamá seguía con las cortaduras en sus manos, algunas más nuevas que viejas y sus ojos se perdieron demasiado debajo del flequillo cano. Ella se veía cada día más triste (y vacía y muerta) pero cuando yo entraba a la casa, veía una pequeña luz en sus ojos. La diferencia entre nosotros es que al menos ella tenía a alguien a quién esperar, ella sabía que había alguien que la ayudaba a sentirse viva. Yo...

Si, la tenía a ella, pero al mismo tiempo estaba tan solo. "Enamorarme puede matarme, puede matarme, puede matarme..." Pero la soledad podía fundir los huesos dentro de mi cráneo y hacerme sentir un maldito. Por eso siempre que recibía todos esos golpes por tirar una moneda, todas esas maldiciones por no lavar correctamente la ropa o cada vez que la sangre caía por mi nariz, sentía que enamorarme no iba a matarme. Él lo iba a hacer. Si todo eso seguía así, si no podía escapar de este infierno, él iba a matarme.

Entre recuerdos difusos de tardes llorando y noches en vela al lado de la ventana, tengo historias para contar. En 1999, con mis apenas diecisiete años, trabajaba de medio tiempo y ahorraba lo que podía para escapar de casa apenas cumpliera mi mayoría de edad. No tenía amigos. ¿Acaso es triste? Si, lo es. Pero no podía dejar que nadie viera los moretones putrefactos debajo de mis costillas y tampoco quería preocupar a alguien con mi vacía existencia. ¿Cuales son las historias que tengo para contar, entonces?

Tengo una muy triste en verdad...

Una de la que fui sólo un observador nocturno. Una que me colmó los sentimientos y me hizo sentir marchito. Una que me hizo entender por qué enamorarte puede matarte.

🌙🌙🌙

Todo empezó en una hermosa tarde de verano. El cielo estaba muy celeste, el pasto muy verde y yo me sentía bastante fresco a pesar de haber trabajado ocho horas en la gasolinera. Yo volvía con el corazón encogido en el pecho y los pies destruidos, pero al menos los rayos del ocaso pegaban justo en mi rostro y me hacían sentir cálido. Estaba caminando por el costado de la carretera en medio del bosque (si, yo vivía cerca del bosque) y la única huella de civilización más cercana era justamente mi lugar de trabajo.

A pesar de que el atardecer era glorioso y las sensaciones en mi cuerpo desbordaban, yo me sentía aterrado. Mi jefe, (el pobre Namjoon, padre de tres hijos) no pudo pagarme. Me prometió hacerlo la semana entrante y yo obviamente acepté, él no era un mal hombre, él no... Pero mi padre estaba esperando parte de mi sueldo ese día (yo guardaba la mitad en las suelas de mis zapatillas para poder esconderla debajo de la cama) y yo sabía que tenía planeadas cosas horribles con él. Cosas que lo alejaban de la casa y lo hacían volver borracho al otro día, con olor a perfume ajeno y ganas de desquitar su ira con mamá. O conmigo. Pero sin ese dinero se desquitaría peor (realmente peor) y ya podía sentir que sería un infierno pisar mi maldita casa.