Haz que no parezca amor.
Que es lo que conviene ahora.
Tú dices cobarde y yo digo libre.
Libre todo aquel que no quiere comprometerse con el instante.
Libre todo aquel que pone un límite sin compromiso desde el principio.
Libre el no querer nada serio; y hacer informal el estar dentro físicamente de otro ser humano, viéndolo desnudo y vulnerable.
Pero es que no creo en las etiquetas, y no, no me gusta ponerle nombre a las cosas.
Libre aquel que busca pasar el rato, pero sin engañarse como si la vida fuera para siempre y no un instante que puede esfumarse de repente, en cualquier instante.
Hay algo tan neurótico en nuestra manera actual de relacionarnos, de sentir, de vivir.
Tan irrespetuoso con la vida.
Tan impaciente.
Y queremos más: más picante, más efímero, más grande, más lejos, más imprudencia, más fuerte, más atrevimiento.
Nos aburrimos porque no nos soportamos a nosotros mismos, ni a los del alrededor.
Porque no queremos que nadie nos conozca.
Porque es más sencillo empezar de nuevo cada año vendiendo solo una parte de nosotros y no enteros.
Porque es mucho más sencillo follar que limpiar lo follado.
Porque tenemos miedo a que en el fondo seamos un auténtico caos.
A que cuando el otro arañe un poco vea que hay vacío y frío.
Nada serio.
Y aquí seguimos rascando, cambiando cromos repetidos.
Libre aquel que hace del amor una servidumbre de aventura pasajera. "¿Y no sientes a veces que tú vales más que todo eso que haces?", algunos recriminan, como si pasar un buen rato sería un desprecio, una burla u ofensa hacia uno mismo. Me río del cobarde que no disfruta y que se aleja, que se engaña de lo eterno verdadero.
Que tú eres un jodido milagro. Aún que a mi me gusta llamarlo destino.
Con tus ojos que todavía pueden ver, y sentir el reflejo penetrante del atisbo.
Con tu pies moviéndose para llevarte al lugar que quieras volar.
Con tu boca capaz de lastimar y luego disculpar.
Con tu piel ocupando una plaza en el mundo.
¿No sientes a veces que tú te mereces más que lo poco que te hicieron?
Dos besos mal pegados y cuatro caricias de relámpago.
Tres pestañeos entre las piernas.
Cinco embestidas.Aquí te pillo y así me matas.
Y un WhatsApp con: 'qué agobio'.
Lo más triste es que esta sociedad nuestra ha conseguido invertir los papeles.
Ahora si dices que no sientes algo, estás loco. Que eres un desesperanzado egoísta, si lo único que esperas es sentirte a ti.
Es muy cobarde.
Muy arriesgado.
Poco inteligente.
Dime tú, cómo lo haces para no sentir algo cuando lo haces.
¿Cómo se finge la vida?
Cómo se hace para que nunca parezca amor.
Y que simplemente parezca un accidente.
