—¡____! Encontré algo que...—Patrick se acercó emocionado, pero al ver mi rostro, su sonrisa se borró—. ¿Qué sucede?——Creo... creo que Rasmus acaba de dejarme.—el chico frunció el ceño.
—¿qué? ¿discutieron o-
—Es por el virus, si llegan a encontrar la cura... él ya no va a poder estar conmigo.—
—Pues cúrate también.—
—Jakob dijo que si intentan quitármelo moriría.—
—Ou... bueno, soy un asco en eso de consolar a la gente pero... ¿quieres venir conmigo? Te mostraré algo genial.—sonrió contagiándome un poquito de alegría.
—Esta bien...—
•○•
—¡ta-dá!—señaló emocionado un cuarto repleto de prendas.
—¿desde cuándo te emociona la ropa? Por lo que sé apenas te bañas y usas la misma ropa hace mil años.—
—¡oye! Le tengo cariño a mi ropa.—reí por lo bajo mientras me acercaba a los percheros y tomaba una camisa a cuadros.
—De pequeña tenía una obsesión con éstas...—volteé hacia Patrick, quien se acababa de poner un sostén y lo rellenaba con calcetines—. ¿Qué haces, tonto?—
—Tengo bubis...—alzó las cejas divertido. No pude evitar reír ante aquello—. Bueno, te hice reír al menos.—
Estuvimos un rato más jugando con la ropa, cuando una extraña sensación recorrió mi cuerpo, haciéndome perder levemente el equilibrio.
—Hey ¿te sientes bien?—
Patrick se acercó a mí y casi de inmediato una alarma comenzó a sonar por todo el lugar.
—Rasmus...—
Miré preocupada al hombre antes de salir corriendo hacia el laboratorio.
•○•
—¡Rasmus!—Simone ya se encontraba en el lugar, mirando preocupada a través de la ventana.
El chico estaba tumbado en la camilla, mientras que Jakob y los demás yacían muertos en el suelo.
—¡Rasmus! ¡despierta, ahora!—golpeé desesperada la ventana del laboratorio—. ¿Qué le pasó, Simone?—
—Se les... cayó una muestra de su sangre al suelo, el virus los mató. Fue un accidente.—
Estaba por abrir la puerta, cuando Martin apareció y me detuvo.
—¡no entres, es peligroso!—me solté de su agarre.
—Debo ir por él. No voy a dejarlo ahí solo.—
—Iré yo, es demasiado peligroso.—
—¡yo soy la inmune!—
—¿¡es que no lo entiendes!? ¡Rasmus es peligroso incluso para ti!—
—No entrará ninguno.—Fie tocó un botón en la pared y una especie de espuma comenzó a cubrir todo el lugar.
—¿____?—Rasmus se levantó con dificultad.
—¡Rasmus! ¿Estás bien?—
—Creo... creo que maté a estas personas. No... no me estoy sintiendo muy bien.—
—No es seguro que salga.—Fie bloqueó la salida.
—No puedes dejarlo ahí.—
—Quiero salir... ¡abran la maldita puerta!—Rasmus golpeaba la puerta sumamente molesto.
—Necesito que te calmes, Rasmus. Todo estará bien.—
—¡no me mientas!—
—Rasmus...—
—¡vete de aquí!—
El chico comenzó a caminar hacia el final del laboratorio, ignorando mis llamados.
—Vamos, ____. Salgamos un rato.—Lea me tomó de la mano y me sacó del lugar.
•○•
Nos llevó un buen rato enterrar a los doctores, por lo que la mayoría de los chicos se tomó un descanso apenas terminamos. Por mi parte, me quedé afuera, observando a Fie despedirse de sus amigos.
Podría pasarme lo mismo que a ella algún día...
—Hola.—Patrick se acercó a mí.
—Hola...—
—¿sabes qué... haremos ahora?—lo miré—. La cura no funcionó, los que debían ayudarnos están muertos por culpa de Rasmus.—
—Él no lo hizo.—
—¿y qué fue entonces?—
—Simone dijo que fue un accidente.—Patrick bufó.
—Como digas... pero si esto sigue complicándose, volveré al refugio.—
—¿dejarás a Rasmus?—se encogió de hombros.
—Es tu novio no el mío.—suspiré—. Bueno, iré a recorrer el lugar. Avísame si quieres volver al refugio, te acompañaré con gusto. Ya extraño al pequeño Noah.—se marchó.
—Sí... yo también lo extraño.—
•○•
Cuando me enteré de que Rasmus había despertado, intenté verlo. Pero Simone dijo que él no quería ver a nadie.
Mejor dicho, a mi... no quería verme a mí.
—¿tenemos un plan?—Me acerqué a Simone y Martin.
—Creemos que podría haber algo en la computadora de mi padre, iremos por ella.—
—Voy con ustedes.—
Tal vez Rasmus ya no quiera verme, pero seguiré haciendo lo posible para salvarlo.
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~° Under The Rain (Rasmus y tu) The Rain
Фанфик¿es el destino que dos personas "unicas" estén juntas? ¿Rasmus era el único chico para mi? Sus berrinches y tonterías sólo me indicaban que era un idiota, pero... era el único que sabia lo que yo sentía, lo que yo.... sufría. Los dos somos una amen...