XXV

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Hablaron por lo que parecieron horas y cómo Theo les había explicado de todo lo que había sucedido en Eichen. Ambos no dejaron de abrazar a su hijo y de decirles lo mucho que lo habían extrañado en todo ese tiempo a lo cual el chico les había pedido perdón millones de veces. Finalmente se había hecho de noche y fue entonces hasta su antigua habitación, la cual lucía intacta claro que sus padres se habían esmerado un poco en mantenerla limpia todo ese tiempo, algo que le hizo sonreír sintiéndose muy feliz.

Se tiró a su cama y miró hacia el techo, no había tenido oportunidad en todo ese momento de poder hablar con Stiles, y a decir verdad, se sentía un poco cansado. ¿Cómo le habría ido con el teniente Mason? Recordó que tenía que ir a las mismas terapias junto con él, para apoyarlo, y claro estaba que Theo tendría que pasar por lo mismo también, no había sido una buena experiencia y solo quizás aquello podría generarle severos traumas más adelante.

Terminó por despejar la mente y se quedó dormido, teniendo sueños completamente en blanco.

...

—Muy bien, es hora de que empecemos esto —comenzó la doctora Martin mientras se sentaba en la silla.

Para ese primer día de empezar las terapias, habían colocado dos sillas casi pegadas mientras que la de la doctora tenía una vista a un cielo azul, una vista magnífica de la ciudad y todo a su alrededor hacía que todo se sintiera con mucha más calma, a comparación de Eichen donde se sentía la situación completamente tensa algunas veces, quizás por eso a veces los antiguos reos no podrían permanecer en un ambiente calmado, no como este.

—¿Cómo los ha hecho sentir esta experiencia? —preguntó la mujer mientras que sus ojos parecían quedarse sobre Stiles.

El chico de los ojos color avellana tomó una gran bocanada de aire para finalmente responder.

—Fue una experiencia completamente horrible, si bien, quizás mi primer pensamiento ante todo era querer huir de ahí lo más antes posible, los pasillos, las habitaciones y todo alrededor era gris, sucio y sin ninguna esperanza de redención, me provocaba ganas de querer suicidarme o de hacerme daño, porque realmente notabas que no había escapatoria de Eichen —respiró un poco y luego sus ojos se quedaron en Theo—. Cuando conocí a Theo dentro de Eichen, pensé, que quizás habría algo de esperanza para mí, o incluso para él porque sus ojos, solo al ver sus ojos me demostraba que él no quería seguir en ese infierno y que de algún modo buscaba una manera desesperada de huir de ahí.

Theo pensó un momento sobre aquello y quizás podría tener algo de razón, cuando Stiles hizo la primera revuelta en Eichen una parte de su subconsciente le hizo pensar que lo mejor que podría hacer era aceptar lo que le estaban dando, a pesar que las cosas se estaban poniendo peor después de eso. La doctora Martin esta vez dirigió su mirada a la del rubio.

—¿Eso es verdad, Theo? —el nombrado asintió.

—En parte podría ser cierto, Natalie. Stiles, me hizo ver que ninguno de los reos buscarían por su propia cuenta una manera de salir de ahí, que no moverían ni un dedo y que todo lo que demostraban eran una personalidad de pasivo-agresivo contra los guardias, que a fin de cuentas, no serviría para nada porque solo empeoraría las cosas. Más de una vez quisieron provocarme, que los atacara y a pesar que algunas veces lo hice, me mantuve firme en no hacerle daño a nadie pero fue duro... bastante duro —recordó mientras sentía como si su cuerpo temblase de solo pensarlo.

—¿Y qué hay de Jordan?

Ambos se miraron ante dicha pregunta y Stiles soltó un largo suspiro.

—Quizás... solo quizás lo que hice fue algo que hice por el momento, por la rabia, por el como me sentía de estar ahí atrapado y también al mismo tiempo me enfurecía que le hiciera tanto daño a Theo, por eso quizás hice lo que hice y porque se merecía ser expuesto lo que ocurría en el reformatorio —afirmó Stiles, solo que Theo pudo notar que su rostro miraba hacía el suelo como si de alguna manera aquello lo reconfortara.

—Pero, te ayudaba, ¿cierto, Theo?

—Estaba enamorado de mí —reconoció Theo—. Y solo me hacía sentir incómodo su devoción por mí, porque era algo que no podría corresponderle, no era sano.

El rubio pudo sentir esta vez la mirada de Stiles sobre su rostro a lo cual no pudo evitar de observarlo fijamente esbozándole una pequeña, pero dulce sonrisa algo que hizo sonreír al contrario.

—¿Te enamoraste de alguien dentro de ahí? —preguntó la doctora Martin sin ser específico a quién.

—Si —reconocieron ambos muchachos mientras se miraban a los ojos, sonriéndose de forma amplia.

Insane [Stheo/Steo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora