The failed attempt to be the gifted one.

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En el maldito pasillo estaban dos mujeres, madre e hija frente al refrigerador de los yogurts. Parecían enzarzadas en un estúpido debate acerca de los nutrientes de cierto producto que tenían en la mano. Mi intención solo era tomar del refrigerador mi licuado de granola como todas las mañanas, pero ese par, de una obesidad mórbida, me impedían llegar a él. Hice unas breves incursiones por los pasillos aledaños para que el tiempo se deshiciera de ese par. Regresé un par de veces probando suerte, pero las toninas continuaban allí.


El celular me sonó y revisé el contacto: desconocido. Odiaba eso, odiaba que el celular sonara, odiaba tener que contestar, odiaba tener que hablar. A las dos mujeres que con su cuerpo enorme me dificultaban mi existencia, también a ellas las odiaba. Salí del lugar llevándome solo un emparedado, el adquirir mi maldito desayuno completo esa mañana al parecer iba a ser imposible.


Las personas son irritantes a propósito. ¿Por qué todas caminan tan lento? ¿Por qué se detienen sin previa cautela de ver si estorban? ¿Por qué se mueven de esa manera? ¿No ven que su existencia no es la única en el planeta?


Ya estoy sudando de tan sólo pensar en todo ello, no tardará mucho en que me duela la cabeza. En la terapia de la ira a la que obligadamente asisto me dicen que debo ser más tolerante; no, dicen que debo dejar pasar las cosas que ahora me irritan. Básicamente, tolerar idiotas. Hace siete meses que asisto a este grupo, por más que lo odiaba al principio no puedo decir que es un grupo estúpido, o una pérdida de tiempo. Antes de que mis padres me obligaran a venir, había tenido infinidad de riñas en la escuela, en el trabajo y en la vía pública. Prácticamente por donde anduviera me topaba con algo que me daban ganas de golpear a alguien. Y aquí nunca fui juzgado por ello, a éstas alturas he aprendido que la violencia no es la manera de resolver las situaciones con los idiotas. La última vez que peleé con alguien, que de hecho fue el detonante que me trajo a ésta terapia, fue en un concierto, en el que un idiota ebrio estaba alzando mucho sus brazos al bailar, en uno de sus movimientos me asestó sin siquiera notarlo un manotazo en el cuello. Lo sometí con lo que en la demanda se describe como un "exceso de violencia ante una persona vulnerable".


Aun me siguen irritando demasiadas cosas. Pero la violencia ya no es mi única opción, trabajo en que ni siquiera lo sea.Ahora ya me duele la cabeza, el calor del día me abraza mientras camino entre calles. Me dirijo a mi librería favorita, allí habrá aire acondicionado y olor a libros nuevos. Pero antes de llegar observo cómo tres tipos empujan de un lado para otro a un muchacho. El chico está siendo maltratado por esos idiotas, no hay mucho qué decir al respecto, pero sí mucho qué hacer. Pienso en lo que he aprendido los últimos 7 meses. "La violencia genera violencia", "La violencia no es opción".


–¡Hey! Ustedes. Por favor, ¿pueden dejar de hacer eso? –digo con la voz más simpática que puedo imitar.

–Piérdete –me contesta uno de ellos echándome una fugaz mirada mientras continúan empujando entre sí a su víctima.


Aquí es donde todo mi aprendizaje acerca del amor, la paz, la disciplina y el respeto se va al carajo. Pero al menos consigo tener el suficiente temple para quitarme la mochila y depositarla en el suelo. Me trueno los huesos de las manos y los pies mientras me acerco hacia ellos. Llego contra el que está de perfil y de un manotazo lo empujo, él se desbalancea y cae al suelo. Los otros dos dejaron ya de molestar al muchacho, ahora el objetivo soy yo. Sus miradas de odio me alimentan, me generan más odio, hacen que me altere como todas las demás veces. Se acercan para intentar darme una paliza, me lanzan puñetazos a la cara y al cuerpo, al primero que había tirado al suelo también se les unen en su empresa.


Profiero un grito para sentirme liberado, y tomo a uno de la cabeza y lo estrello contra otro de sus compinches, el dolor que sienten es suficiente para quedar en un uno contra uno con el imbécil faltante. Se muestra aun decidido a asestarme el golpe final, pero me tira una patada que logro contener tomándole la pierna, de una patada lo dejo sin pie de apoyo y lo suelto, cayendo de bruces, logra poner las manos así que no se golpea el rostro. Pero no pudo esquivar una patada al estómago. Ahora cada uno se sobaba la parte que le dolía, y cuando se recuperaron un poco decidieron optar por la retirada. Esto fue otra de las cosas que aprendí, en otra época los hubiera molido a golpes, a pedradas, a palazos e incluso, ya inconscientes, los hubiera orinado. Pero si están fuera de combate o en una posición ya no de igualdad, habría que dejarlos. Del chico que estaba siendo acosado su paradero era desconocido, al parecer había huido desde el inicio de la pelea.

Cuando mi rabia mengua, simplemente, me desmayo...

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⏰ Last updated: May 19, 2019 ⏰

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