( FIN ) - Nada Ni Nadie Podrá Con Nuestro Hilo Rojo.

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- Lo tengo. - fueron las palabras que acompañaron a Urahara al regresar a la habitación de la enfermería donde Rukia ya se encontraba desde hacía una hora, agarrando la mano del hombre que amaba más allá de la vida y la muerte, pero con un rostro que demostraba que su desesperanza le había calado hasta los huesos.

Llevaba una hora observándolo dormir tan pacíficamente y pensando que tal vez esta sería la última vez que podría verlo así, tocarlo, estar tan cerca de él, oler su perfume y sentir el calor de su piel… al menos esta vez se había permitido seguir a su corazón, y aunque hubiera sido un error, ese recuerdo le daría fuerzas para seguir adelante.

Al oír las palabras de Urahara se puso de pie de un salto y preguntó expectante:

- ¿Qué es?

- No sé si dará resultado, pero es lo más cerca que estamos de una solución.

- Soy toda oídos.- replicó la muchacha.

- En primer lugar lo dejaremos despertar con el collar, suprimiendo su reiatsu, es probable que vea con más claridad todo lo que estuvo mezclándose en su mente hace un par de horas. Mis suposiciones son que al quitarle su energía despertará con la conciencia del ryoka, pero sin el reiatsu fluctuando y causándole tanta presión podrá razonar sobre sus otros recuerdos, los que han sido despertados por el encuentro con su zampakuto. Tú capitana debes tratar de hacerle comprender la situación y aceptar la dualidad de su conciencia, pero su unidad como espíritu. Tienes apenas unas seis horas para lograrlo, luego procederemos a la fase dos — Pauso el habla, para coger aire —Separarlo de su cuerpo humano.- Le soltó dirigiéndole esa mirada de científico loco que tan bien le iba.

- ¿Pero eso es acaso posible? Esto no es un gigai, es su cuerpo.- protestó Rukia.

- Ichigo lo ha hecho.

- Pero él es hijo sanguíneo de un shinigami, esto es distinto, el cuerpo de Renji es completamente humano… su alma podría perderse en ese intento.- dijo preocupada, sus ojos vidriosos por el peligro que la solución implicaba.

- Es nuestra única oportunidad, su cuerpo humano nunca podría resistir el poder de su reiatsu, debemos separarlo para que pueda soportarlo, o de lo contrario lo encerrarán como a un criminal en una celda hasta que su cuerpo se seque de vida.- expresó crudamente el hombre del sombrero a rayas.

Ella cerró los ojos y apretó la grande y masculina mano aún entre las suyas.

- Tú me salvaste, ahora es mi turno.- fue su única respuesta.

Cuando Renji comenzó a abrir los ojos se sentía extraño, con una pesadez aplastando sus huesos, una gruesa capa de bruma entumeciendo sus sentidos, y algo que aprisionaba su cuello y apenas lo dejaba respirar.

Llevó su mano derecha hasta el lugar mientras le dirigía una mirada interrogante a la mujer sentada a la izquierda de su cama.

- ¿Qué demonios es esto?- dijo tirando con un dedo de la gruesa correa que asemejaba al cuero en un intento de aflojar su apriete.

- Tranquilízate.- le respondió serena la capitana.- Es un collar de supresión de reiatsu, te mantendrá bajo control mientras hablamos.

- ¿Dónde está Zabimaru? ¿Por qué no puedo oírla?– continuó preguntando desconcertado.

- Por favor, necesito que te concentres y me escuches. No puedes oírla ni convocarla porque tu energía está contenida por ese collar.

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