Antonio y sus compañeros decidieron visitar uno de los famosos ríos de Barahills para disfrutar de una tarde excepcional. Se divirtieron comiendo y conociendo nuevas personas, mientras disfrutaban del hermoso clima veraniego.
A medida que la tarde avanzaba, los jóvenes caminaron de regreso al auto de Isabella, y fue entonces cuando vieron nuevamente el museo en el que trabajaba Ezekiel.
-¿No sería interesante volver y hablar un poco más con el señor Ezekiel? -preguntó Antonio.
-Podemos hacerlo ahora -sugirió Marie.
David e Isabella asintieron en silencio, pero se mostraron interesados en la idea.
-Oigan, ¿recuerdan el susurro que escuchamos en la mina? -preguntó David. Los demás se detuvieron y lo miraron expectantes. -Bueno, quizás podríamos preguntarle a Ezekiel si sabe algo sobre eso -sugirió.
Los demás asintieron, intrigados por la idea y decidieron que irían al museo en ese momento. Se acercaron al pequeño edificio, cuya fachada de piedra y madera se encontraba rodeada por una exuberante vegetación tropical. Al entrar, pudieron sentir el frescor del aire acondicionado que les recibía una vez más. Avanzaron hacia el mostrador de madera de estilo rústico que se encontraba al fondo de la estancia. Pero notaron la ausencia de Ezekiel, quien normalmente estaba allí para recibir a los visitantes. Se miraron entre sí, ligeramente desconcertados, hasta que vieron una cortina que se movía en la parte trasera del mostrador. De repente, Ezekiel emergió detrás de la cortina, con una sonrisa en su rostro arrugado y amistoso. Saludó a los jóvenes con entusiasmo, como si los conociera desde hacía mucho tiempo.
-¡Bienvenidos de nuevo! ¿Puedo ayudarles en algo, jóvenes? -preguntó.
-Sí, señor -respondió Antonio, sintiéndose el más valiente del grupo-. Queríamos preguntarle sobre algo que escuchamos en la mina de larimar. ¿Sabe algo sobre susurros extraños que se escuchan allí? Ezekiel frunció el ceño y se rascó la barba.
-¿Susurros, dices? Eso es interesante. Déjenme ver... -Él cerró los ojos y frunció el ceño aún más mientras trataba de recordar algo.
Después de unos momentos, Ezequiel abrió los ojos y miró a los chicos con asombro.
-No puedo creerlo -dijo, con asombro-. Lo que escucharon fue la piedra original hablando.
-¿La piedra original? -preguntó Isabella, incrédula.
-Ella les habla a quienes quiere que la escuchen -dijo Ezekiel-, eso significa que quiere que ustedes la encuentren.
Los chicos se quedaron boquiabiertos ante las palabras de Ezekiel.
-¿Cómo es posible que una piedra hable? -preguntó David con una mezcla de asombro y escepticismo en su voz.
-No lo sé con certeza -respondió Ezekiel-, pero he escuchado muchas historias sobre la piedra larimar.
-¿Usted ha visto la piedra original? -preguntó Marie, visiblemente intrigada.
-No la he visto personalmente, pero estoy seguro de que existe. Si escucharon esos susurros, es probable que la piedra aún se encuentre en Barahills. Lo que quiere decir que podemos encontrarla -agregó con convicción. Los chicos intercambiaron miradas emocionados, pero también preocupados.
-¿Encontrarla? -preguntó Marie.
-Sí, debemos ir esta misma noche a la mina mientras los mineros no están, para tratar de encontrar alguna pista.
-No podemos -se limitó a decir David con rapidez.
-Es cierto -secundó Marie-, regresaremos mañana a Saintville, así que debemos descansar.
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LARIMAR: Un misterio bajo tierra ©
FantasyEn la tranquila ciudad de Barahills, los jóvenes Antonio, Marie, Isabella y David se embarcan en un proyecto universitario que cambiará sus vidas para siempre. Su investigación sobre la piedra Larimar les lleva a descubrir un mundo subterráneo que d...