Esto, sin dudas, era el infierno.
La maldita calefacción no servía, las sillas de la sala de espera eran incómodas, la televisión estaba en un canal aburrido de noticias, la secretaria de la recepción estaba teniendo una charla por teléfono a un volumen demasiado alto, su madre tenía cara de querer asesinar a alguien.
Craig esperaba que ese alguien no fuera el, ya demasiado tenía con el dolor que se propagaba por su antebrazo. En sí no se veía torcido ni nada, pero por el dolor que le calaba podía jurar que estaba roto. En parte había sido su culpa, por haber aceptado salir a jugar básquet con sus amigos: en el momento que vio a Stan y su pandilla en el campo supo que algo saldría mal. Ese algo resultó ser que esos idiotas estaban perdiendo, Cartman intentó hacer trampa poniéndole el pie y Craig terminó cayéndose. Si tan solo no hubiera metido instintivamente su brazo para intentar amortiguar su caída. Token le dijo que alcanzó a oír el crujir de sus huesos, y eso se sumaba a la evidencia de que si se había roto algo. Al menos sus amigos fueron valientes y le llevaron hasta la puerta de su casa, donde Laura Tucker desplegó su ira y preocupación en un sermón que se extendió durante todo el viaje al hospital. Tenían allí una hora cuando mucho, pero Craig sentía que había pasado una eternidad. Ya le habían hecho el triaje en urgencias, tenía pendiente que le sacaran unas radiografías pero tenía que esperar a que le llamaran su nombre para ver qué rayos harían con su persona.
¡Oh pero todo aquí era tan aburrido! Su móvil se había descargado hace ya tiempo, y sabía que si intentaba hacer plática con su madre eso terminaría en otro regaño que, muy probablemente, se extendería hasta que les llamara el médico. Así que Craig ya había contado cuántas baldosas tenía el piso del cuarto, cuantos marcadores y plumas había en el escritorio de la recepcionista, e incluso intentado adivinar el motivo de visita de todos los pacientes que estaban en la sala. Solo había otras 4 personas, ¡¿como rayos es que tardaban tanto en atenderles?! La maldita pastilla para el dolor que le dieron no había hecho ni mierda, el dolor seguía presente y apenas había buscado una posición para inmovilizar su brazo y disminuirlo. Este era la peor forma de desperdiciar un sábado.
Craig está a la mitad de volver a contar las baldosas cuando una mujer y un niño rubio ingresaron en la sala. De inmediato le llamó la atención a todos la forma en que el niño estaba respirando. Lo estaba haciendo rápido, pero parecía que le costaba meter aire, y cada vez que lo hacía se escuchaba un pequeño sonido. También estaba tosiendo, y parecía que eso solo le dificultaba más respirar. La madre estaba hablando con la recepcionista, seguramente dando los datos del seguro médico, y casi de inmediato los dejaron entrar al triaje. Oh, cuando ellos llegaron tuvieron que esperar como 15 minutos para entrar allí, ¿por que ellos entraron tan rápido?
Craig volteó a ver a su madre, y por su expresión asesina se dio cuenta que ella también había pensado eso.
Eso era malo, muy malo.
Su atención regresó a la puerta del triaje, de dónde salieron la madre y el niño tras un minuto. Eso igual había sido rápido. Craig vio a como su madre los veía fijamente, seguramente ya estaba formulando una queja para decírselo al manager. Eh, ¿habían managers en los hospitales? ¿O eso es exclusivo de los restaurantes?
Ni dos segundos después de que la madre y el niño se entraran, de inmediato salió una enferma diciendo "Tweek Tweak" e indicándoles que entraron al consultorio.
Todo esto pasó en un tiempo récord.
Craig volteó a ver a su madre y efectivamente, tenía una cara de encabronada. Tres, dos, uno. Laura Tucker se levantó y fue directo a la ventanilla de la recepcionista.
-Disculpe, ¿cuanto más va a tardar para que nos atiendan?-. Dijo su madre en un tono agresivo pasivo. La señora alzó su mirada de la computadora, soltando un "el médico los atenderá lo antes posible". Eso no era la respuesta que su madre quería oír.
-Oh, ¿y como es que a ese niño de allí le han atendido tan rápidamente? El apenas llegó, le hicieron pasar y ya lo están tratando! Nosotros llevamos más de una hora acá, mi pobre hijo está muriéndose del dolor. ¡Y el médico no se ha dignado en atendernos!-. Y para intentar involucrarlo, Laura se hizo a un lado para que pudiera ver a Craig, quien estaba tranquilamente sentado. Con mucho dolor, pero definitivamente no se estaba muriendo.
-Señora, el sistema de triaje es para priorizar los casos según la severidad de la urgencia y el tiempo que puede esperar para ser atendido. Ese niño estaba teniendo un ataque de asma, por eso es que se le pasó de inmediato. Su hijo es una urgencia menor, por lo tanto puede esperar un poco más antes de ser...-
-¡A mi no me venga con sus excusas inventadas! ¡Usted ni siquiera es médico, no sabe lo que dice! Si no quiere atender a mi hijo dígamelo en la cara-. Dijo sacándole el dedo medio.
Craig no aguanto más. Su madre siempre se ponía así cuando se desesperaba. Estaba con lo nervios de punta, desperdiciando su día de descanso en una sala de urgencias, y Dios sabía que la paciencia no era una virtud de los Tucker. Así que con todo el pesar de su alma camino hasta su lado, ignorando el dolor punzante de su antebrazo, para estar junto a ella.
-Mamá, está bien, no me duele tanto (¡MENTIRA! ¡MENTIRA!) así que sí puedo aguantar. Además ese niño estaba teniendo problemas para respirar, creo que de verdad era una urgencia-. Exclamó en el tono más neutro que pudo. Tenía ganas de quejarse del dolor pero ahora estaba en su papel de niño valiente, no podía hecharse para atrás.
-Oh, cariño-. Dijo su madre mientras ponía una mano en su cabello, dejando una suave caricia. Eso significaba que su enojo se había disipado tan rápido como llegó. Luego le sacó el dedo, y Craig le devolvió el gesto. La recepcionista parecía confundida ante ese despliegue de afecto.
-Bien, si gustan pueden tomar asiento otra vez, estoy segura que el doctor ya debe estar por pasarlos-. Dijo la señora en el tono más amigable que su cansado ser podía fabricar. Craig agradeció que el asunto terminara allí.
•••••••
-Bien, su hijo tiene algo que se denomina "fractura en tallo verde". Lo qué pasa es que los huesos de los niños tienen cierto grado de flexibilidad y no es infrecuente ver que las fracturas no sean completas. ¿Alcanza a ver esta parte blanca de acá? ¿Ve como el hueso no está totalmente separado en esa zona? Esa es la fractura en tallo verde, todavía hay una parte que sigue unida-. Dijo el doctor mientras sostenía la placa contra el negatoscopio.
-Es una fractura cerrada y no está desplazado, así que solo necesita que se le ponga una férula y los huesos solitos se volverán a pegar, ¿entendido?-. Sonrió el doctor en un tono tranquilo. Ese tono que siempre usaban con las madres, quienes muchas veces estaban más asustadas que los propios niños que se lastimaban. Laura asintió.
-Bien, le voy a recetar medicina para el dolor y para la inflamación. También les sacaré cita dentro de unas semanas para sacar una radiografía de control. Es importante que traigan la radiografía de hoy para que se pueda comparar el antes y el después-. Dijo mientras tecleaba algo rápidamente en su computadora. -Craig si gustas puedes pasar de una vez al área amarilla para que te pongan la férula. Sra. Tucker, tiene que pasar al dispensario por las medicinas, aquí está la receta, entregue está hoja a la enfermera para que se las den-.
-Está bien, Craig, pórtate bien ¿si? Nada de sacarle el dedo al personal-. Craig le sacó el dedo apenas el doctor se distrajo.
••••••
La zona amarilla era pequeña, con muchas sillas que parecían expandirse como camillas. Había un señor recostado al que le estaban pasando algo de suero, una viejita en silla de ruedas a la que le tomaban la presión, y en la esquina estaban la madre y el niño de hace rato. Ambos estaban sentados, con el rubio recargado sobre su madre mientras lo rodeaba con sus brazos. El niño tenía una especie de mascarilla puesta, y salía una especie de vapor blanco de una máquina pequeña a su lado. Al menos ahora parecía que el niño estaba respirando normalmente.
Craig fue llevado a la sala de curaciones para que le colocaran su férula, que le recordó una especie ritual porque la joven que se lo puso tuvo que remojar vendas y quien sabe que más en un recipiente con agua antes de pegárselo al brazo. Estaba caliente, ¿acaso el agua donde las puso estaba hervida? Le incomodo la forma en que manipuló su brazo para tomar las medidas y luego darle forma a la férula, la cual iba desde su codo hasta la mitad de su mano. Solo sus dedos se habían salvado de esa masa caliente, y le obligaron a mantener su brazo en esa posición hasta que se secara. Cuando Craig regresó a la zona amarilla vio que el rubio ya no tenía la mascarilla puesta y su madre estaba hablando con el mismo médico que lo acababa de atender.
-... lo más probable es que lo causara una infección de las vías aéreas, es bastante común durante el invierno. El esquema había funcionado muy bien pero como ha tenido una crisis leve, tenemos que ajustar las dosis para prevenir otra visita a la sala de urgencias. Por el momento solo agregaremos prednisona a su esquema, y necesita regresar a su cita de control para ver qué todo se allá resuelto. Tweek, ¿como te sientes?-. Dijo finalmente dirigiéndose al pequeño rubio.
-A-AH! Uh, mucho mejor doctor. Por, por un segundo pensé que, que me iba morir o algo-. Dijo temblando levemente. Huh, que voz más aguda.
-Bueno, hay que seguir bien el esquema de tratamiento para evitar más problemas, ¿si? Me gustaría que se quedaran un rato más aquí, solo para cerciorarnos de que la respuesta al tratamiento ha sido buena-.
-Gracias Doctor-.
-Con permiso-.
La madre volteó a ver al rubio.
-Cariño, voy a salir un momento, necesito llamar a tu padre y avisarle cómo estás, pero aquí dentro no tengo señal. Quédate tranquilo, no me tardo-. Besó su frente y salió a paso veloz.
Ahora Craig se encontraba frente a frente con el rubio, el susodicho Tweek y joder, él odiaba tener que interactuar con extraños, era una pérdida de tiempo. Pero ahora que tuvo oportunidad de verlo de frente, notó que el rubio tenía una playera de Red Racer, y Dios, no había muchos fans de Rad Racer que él conociera.
Tal vez, solo tal vez, ¿podría tener una charla amena con el? ¿Saber cuál era su temporada favorita? ¿Del uno al diez que tanto odiaba al archienemigo de Red Racer?
-Linda playera-. Bien Craig, bien. Sutil, casual, buena forma de empezar.
-Nngh, ah, gracias. ¿Tu también ves ese show?-.
¿Verlo? ¿VERLO? Craig prácticamente respiraba ese show.
-Ehhh sip, a veces lo veo por las tardes. Esta bastante bueno la verdad-. Y disimuladamente se sentó a lado del rubio.
-¿En serio? ¡Yo, yo soy un gran fan! Lo veo todas las tardes. Ah, ¡no puedo esperar a que estrenen la próxima temporada!-.
-¡¿Verdad?! Um, quiero decir, yo igual espero con ansias la siguiente temporada, todavía dejaron muchos puntos de la trama sin resolver-.
-Como que fue lo qué pasó con el padre de Red Racer.
-Oh si es verdad que tiene un medio hermano perdido por allí-.
-Sabes, dicen que su enemigo Green Speed podría ser su hermano perdido-.
-¿Que? No, eso es imposible-.
-¡Es en serio! Hay teorías acerca de que sus estrategias en las carreras son muy similares, y que por eso jamás han mostrado el rostro de Green, porque se parece mucho a él-.
-Joder, jooooder. Eso si sería un giro a la trama extremo. Aunque ahora que lo mencionas, es verdad que ambos tienen estilos muy parecidos.
-Nngh, igual dicen que está podría ser la temporada final, aunque los autores no han mencionado nada-.
Las puertas se abrieron y la madre de Tweek se acercó a donde estaban.
-Oh, Cariño, ¿has hecho un nuevo amigo?-.
-O-Oh, bueno, bueno yo...-.
-Soy Craig Tucker, encantado de conocerla-. Huh, primera y última vez que Craig se dirige con respeto a un adulto.
-Mucho gusto Craig. ¿Que es lo que te pasó en el brazo?-.
-Oh, ¿esto? Es que me caí. Por estar haciendo trucos extremos en mi patineta. Mientras derrotaba a un grupo de pandilleros-. Craig pudo sentir sus orejas calentarse e instintivamente jaló su gorro un poco más abajo para cubrirlas. Se abofeteó mentalmente por semejante mentira. ¡¿Por qué coños había inventado eso?!
-Wow, eres un joven muy valiente Craig. Aunque ahora debes más cuidado, solo te queda un brazo para defenderte-. Dijo la señora con un tono maternal.
-Mamá, ¿que te ha dicho papá?-.
-Oh, ¡es verdad! Me dijo que el carro sigue sin arrancar, así que me temo que tendremos que tomar un taxi de regreso a South Park-.
-¿Ustedes son de South Park?
-Si, nos mudamos acá recién. Aún estamos terminando de armar los muebles de la casa.- Dijo el rubio con una sonrisa tímida.
-Acabamos de abrir un café en el centro, y planeamos abrirlo justo antes de que inicien las clases.
Las puertas se abrieron y esta vez fue la madre de Craig quien entró a la sala, escaneando los alrededores hasta que ubicó a un característico chullo azul. Laura soltó un buenas noches por educación a los Tweaks, y regresó su atención a su hijo.
-Craig, ¿qué tal sientes tu brazo?-.
Oh, con toda esta conmoción ya no le había puesto atención al dolor en su antebrazo. Ahora había disminuido y solo sentía como si se hubiera dado un golpe fuerte y ya. La medicina no era tan inútil después de todo.
-Estoy mejor, aunque esta basura pesa, no se como se supone que la ande cargando-.
-Necesitas ponerte un cabestrillo, pero eso lo tenemos que comprar aparte. Ya tengo tus medicinas, creo que ya podemos irnos-. Casi como un reflejo Craig volteó hacia Tweek y soltó un "¿Me puedes dar tu número?" antes de que la vergüenza le alcanzara. La sonrisa que el rubio le dedicó fue una confirmación de que no era el único que se quedó con ganas de hablar más. Y mientras Laura buscaba en su bolso una pluma para escribir el número, Craig hizo una nota de mental de que tenía que ir visitar ese café lo antes posible.
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NOTAS DEL AUTOR:
Hehehehehe
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Oneshots Creek for the soul
RomanceMi bote personal de basura, digo, mis oneshots. Conociéndose en una sala de urgencias ✨ Parte 1 y parte 2 Sus caminos se cruzan por hechos desafortunados, nace una amistad y quizás algo más. Tarta de Chocolate 💕 Parte 1 El rubio conocerá al amo...