Narcissa y Lucius Malfoy llegaron a la casa de los Dementy pocas horas después del compromiso de ambos, durante la madrugada del día martes. Narcissa sacude el polvo que le queda en el vestido negro y larguísimo, mientras camina acompañando a su esposo.
La expresión de Lucius era de un total enfado, no podía creer que su hijo Draco haya tomado la sortija de compromiso que él soñaba con ver en el dedo anular de Astoria Greengrass. Si tan solo esa chica no hubiese fallecido en batalla, habría gastado sus últimos recursos en convencer a Draco que tenía que aspirar a ese tipo de mujer para casarse. No a una cualquiera que lo haría vivir en un barrio muggle, fuera de su territorio natural.
Narcissa, en cambio, lucía tranquila. Desde sus jóvenes años en Hogwarts había sabido que Draco estaba enamorado de ésta chica, y si bien ella lo había aceptado creía que ya se le pasaría. No era propio de un Malfoy-Black el robar una joya familiar sin el permiso, ella estaba segura de que todo su amorío terminaría en su adolescencia. Ahora no sabría bien qué hacer, más que convencer a la nueva prometida de su único hijo de convertirse en una esposa excepcional con las largas costumbres de su familia. Tal vez así, tal vez si ella aceptaba, Lucius aceptaría su unión.
—¿Quién anda ahí? —pregunta Draco con su varita alzada, y se encuentra de frente a sus padres. El rubor tiñe sus mejillas, mientras por unos segundos se queda helado viendo a sus padres sin remera.
—Creo que tenemos que hablar, hijo —le habla Narcissa de manera insistente, estaba cansada de los problemas familiares—. Sabes mejor que nadie que para casarte, tu esposa debe firmar el contrato de la familia.
—Ese contrato tiene milenios de antigüedad—reprocha Draco, recordando las estúpidas reglas impuestas allí, sus padres se las habían hecho estudiar a él y a Astoria a los doce años—, debería de destruirse ya mismo.
—Justamente como tiene milenios de antigüedad no debería dejarse de lado, ha unido a todos los miembros de la familia —insiste Lucius, mientras aprieta sus puños.
—Yo no tendré un matrimonio arreglado, así que no necesito que nadie firme eso por mí. Ava no está conmigo por mi fortuna, tiene la suya propia, y jamás me engañaría. Así que es innecesario que ella firme el pago de la dote, porque yo confío en ella.
—¡Por favor, Draco! Te estamos dando una oportunidad para que puedas casarte con ella—le habla su madre, acercándose a él.
—No seas ridículo, Draco. Es a nuestra manera, o devuelve inmediatamente el anillo de la abuela—se queja Lucius, totalmente harto de la situación. Deseaba que él entregara el anillo, que rompiera el compromiso con esa traidora de la sangre. ¡Tantos años de sacrificio para que su hijo terminara así!
—¿Draco? —se escucha la voz de Ava. Los tres Malfoy giran su cabeza para observar a la chica, que vestía unos descuidados pijamas unos cuantos escalones arriba, y frotaba sus ojos para intentar ver con la luz de su varita.
—Genial, ahora que la familia está reunida debemos hablar —habla Lucius, mientras recibe una mala mirada por parte de Draco. Sin decir nada, Ava enciende las luces con un hechizo no-verbal, mientras que se acerca hacia su prometido y lo toma de la mano.
—Draco, ¿qué está sucediendo? —le pregunta.
—¿Serías tan amable de dirigirnos al comedor? —interrumpe Narcissa, descolocando a Ava. Ella asiente y se adelanta a los padres de su prometido, con una extraña sensación de disgusto. Todavía le era difícil estar en presencia de su suegro, jamás podría olvidar todo el sufrimiento que éste le causó. Pensó que Narcissa podría ser mejor persona, pero todavía no había descubierto nada de la pálida mujer.
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Outsider III - Draco Malfoy
FanficUn año después de la Segunda Guerra Mágica, y de derrotar a Lord Voldemort, nuestro cuarteto preferido remonta sus aventuras. Sin embargo, sus aventuras ahora son diferentes: problemas en el matrimonio, hijos, trabajos nuevos, y el dolor de la pérdi...