Después de clases, me quedé estudiando en la biblioteca. Regresé a casa cuando caía la noche. Mamá, por supuesto, no estaba. Recién entonces me acordé del dinero que me había dado y de que el refrigerador estaba vacío. Igual lo abrí, como una ingenua. Era imposible que un fantasma lo llenara mientras los vivos no estábamos.
Suspiré y lo cerré con fuerza. La temperatura estaba bajando, así que me abrigué y salí a comprar al mercado más cercano. Ya estaba cerrado, por eso terminé en la gasolinera. Tomé un sándwich, papas fritas y una lata de refresco.
–¿Cómo estás? –me preguntó Jim, el cajero. Nos conocíamos, ya que salvaba mis cenas varias veces a la semana.
–Bien, ¿y tú? –respondí mientras separaba el dinero para pagarle.
–Bien. Oye, ¿qué tienes que hacer el sábado?
Moví un pie para que la incomodidad se escabullera por mi cuerpo. No era la primera vez que Jim me invitaba a salir, ni que me demostraba que yo le interesaba. Siempre buscaba conversación, y hasta había llegado a preguntarme si tenía novio. Pero él no era el culpable de mi malestar. Jim siempre había sido agradable; era yo la que no tenía ganas de someterme a otra cita. Ya lo había intentado con otras personas, y no daba resultado. Nunca me sentía atraída.
–Tengo que estudiar –contesté.
–Creí que las clases acababan de comenzar –dijo, entregándome el cambio.
–Sí, pero quiero estar al día.
–¿Estudias también por la noche? Pensé que podía invitarte a algún lado.
–Sí, lo siento, me quedo a dormir en lo de una amiga.
–Ah, está bien. Entonces será otro día.
–Sí, será otro día. Gracias. Que tengas buenas noches.
Regresé a casa y cené sola y en silencio, mirando otro mensaje sobre la nueva red social de los alumnos del colegio. Ahora habían dejado un enlace a una página donde se respondían preguntas frecuentes. Entré solo por curiosidad y me entretuve leyendo para olvidar que, como de costumbre, estaba sola en casa.
¿Puedo cambiar mi nombre cuantas veces quiera?
Una vez que creas tu usuario no puedes cambiar tu identidad virtual, como no puedes cambiar así como así el nombre que eligen tus padres para ti cuando naces.
¿Qué pasa si alguien descubre quién soy?
Deberás dar de baja tu usuario, crear uno nuevo y tener más cuidado para que no te descubran.
¿De qué puedo hablar en Nameless?
Puedes hablar de todo lo que no te atreves en persona: tus problemas, tus miedos, tus debilidades, como así también de cosas que te gustan y te hacen bien. Aquí puedes hacer amigos. Puedes ser tú mismo.
¿Qué no puedo hacer en Nameless?
Nameless no es una red social para ligar, para eso existen otros medios. Tampoco es un consultorio psicológico ni un sitio donde puedas hablar mal de los demás. Está prohibido usar los nombres reales de cualquier integrante de la comunidad escolar, como así también hacer referencia directa a ellos. En conclusión: no puedes ligar, hablar mal de los demás ni insultar. Ni siquiera utilizando los nombres virtuales, ya que detrás de ellos se esconden personas reales.
¿Puedo denunciar a alguien si incumple las normas?
Por supuesto. De hecho te rogamos que lo denuncies, y los administradores evaluaremos la suspensión o cancelación de su cuenta. Tranquilos: no podemos leer conversaciones de los chats privados, pero la acumulación de denuncias en contra de un usuario determinará su continuidad en la red.
ESTÁS LEYENDO
Serás (primeros capítulos)
Teen Fiction"Serás" es una novela realista publicada por VRYA. Está disponible en casi todos los países de Latinoamérica. ¡Que la disfruten! ❤️ Liz es simplemente perfecta. O eso es lo que espera que todos crean. Alumna sobresaliente, con una gran personalidad...