" A destinos de follaje nuevo, cuando el páramo se siente más desolado que antes. Y su profundad no es más que un campo desierto. un panteón lúgubre en donde hasta los lobos se alejan de ahí para aullar en otro lado. Cuando el desahucio se sumerge en la locura. Y la locura en el destierro. Y la parca te llama por tu nombre, y la tierra dibuja tu cuerpo. Cuando las vidas se pierden en esa Baralgina para desahuciados, es que el amanecer sonroja tu esencia y el pulpito ora por ti, en una plegaria de perpetua y lúgubre eternidad."
Y me dolieron las muñecas, con cada roce de la navaja, en rojo amanecer de lobos que muerden el alma en donde la inspiración se escapa en un pequeño hilo rojo que se escurre y se disemina hasta volverse un rojo claro, y después intenso escarlata. Ahí en medio de mi cobardía miro la eternidad, en el deslizar de los cuadros de mármol pulimentado, azulejos de un mosaico interminable de eslabones que cubren y me soportan. Y mientras mi vida se pierde en el despoblado de un valle de gotas cubiertas de mí. Mi flor perene se marchita en la eternidad de una tinta que seca nace en el olvido.
Es entonces que apareces frente a mí, tu silueta al principio decadente y oscura, luego eterna y protectora " matter, matter lacrimosa" ¡Soy de ti! abraza mi cintura...Abrázame hasta la eternidad. ¿Que no Sienta el frio baño? ¿Que no sienta el caliente ardor?
¡Oh, matter, matter lacrimosa, matter de la eternidad!
Luego se cierran mis ojos, Con lentitud me sumerjo en mis huesos. Me baño, me despojo de ellos y me desveno en el sin sabor de la vida. Con los ojos llorosos en perpetuo conflicto mental con mis deseos.
" ¡Ven nena! ¡Ven a mí!
Abro mi boca, en pleno éxtasis de confortación mi sangre en el piso de la bañera y mi desenfreno en mi furtiva mirada que se ve opacada con el ultimo haz de vida, en frenesís de mí y mi baralgina de dolores que no se calman con paracetamol.
"¡Ven nena, abre tus piernas entrega me tu deseo en desenfreno total!
Sin oponer resistencia, sin dejar que entren los gatos soñolientos en mi abismo, me desprendo de esta vida y me voy con el manto eterno de estas tres muertes en completa agonía de mí.
¿Como si el mí, el yo existieran en esta eterna depresión que me carga más y más grande que yo?
Estoy en ese momento de ya casi adormecida, sin fluidos mi corporeidad, cuando de la nada entran ellos, los paramédicos con sus largas linternas, alumbran mis ojos, me sacan de la bañera, rompen el encanto, me vuelven a la vida ¿Quién jodidos les dijo que hicieran eso? Nadie, ellos solo quieren ser esa barlgina para desahuciados, ese cáncer que en letargo de medicamentos humecta lo que uno quiere, lo que uno ya no quiere, me llevan a la camilla, me sujetan con compresas frías, me dan electro shock me cubren con vendas y puntos, cerrando mis heridas abiertas, me devuelven en tiempo y espacio. Y yo ahí parada al lado de mi cuerpo mirando la desesperante ensena.
Entonces escucho una voz familiar ¡oh matter lacrimae! has venido por mí, me llevas de la mano, me devuelve a la muerte, me vuelve solo un sueño y me conduces hacia ti.
