Y, tras una larga noche sin dormir, llegó la hora de la verdad: la hora de ir a por ese deseado paquete. Me giré y para ver el reloj que había sobre la mesilla: eran las 8:30.
Me quedé mirando el despertador, pensativa. "A lo mejor todo ha sido un mal sueño", pensé. "A lo mejor Tyler no me ha amenazado ni me ha puesto un dedo encima"
Pero me di cuenta de que todo había sido verdad cuando me intenté incorporar apoyándo mi mano derecha sobre el colchón: en cuando hice un leve movimiento con ella sentí que el dolor me subía por el brazo y tuve que contener un grito.
Me dejé caer de nuevo en la cama y cerré los ojos, recordando las palabras de Tyler:
"Si no quieres que tu hermano se enfadé contigo y que empecéis mal vuestros primeros días juntos, tienes que coger un paquete que te dará un chico en el puerto mañana"
"Si no me traes ese paquete, me haré cargo de que tu novio Cameron reciba una paliza y que tu hermano se decepcione por tener una hermana tan... como decirlo, sin ofender... tan put..."
La rabia me inundó y le dí un puñetazo a la almohada con la mano derecha, sin importarme el dolor de la muñeca. "¿Por qué todas las cosas malas me tienen que pasar a mí?" pensé, resentida.
Suspiré. Tenía que hacerlo: por Cameron; él no se merecía esto.
Me puse en pie y me vestí con los primeros vaqueros y la primera camiseta que ví. Salí al pasillo, temiendo que hubiera alguien que me preguntara a dónde iba, pero por suerte no había nadie. Miré el reloj que llebaba puesto en la muñeca y me quedé boquiabierta: eran las 8:45, y tenía que estar en el puerto a las 9. Eché a correr en dirección a la puerta: no quería que me mataran por llegar tarde (literalmente).
Salí de casa sin poder evitar pensar qué tendría ese paquete, quien me lo daría o para qué lo querría Tyler .
Cuando estaba ya en la calle, noté que empecé a temblar de nervios y de miedo, aunque no lo quisiera admitir. A duras penas, eché a correr para llegar a tiempo. El aire que penetraba en mis pulmones era frío y cortante como cuchillas, pero no me importaba: tenía que llegar a tiempo, coger el paquete, dárselo a Tyler y todo quedaría olvidado, todo sería como antes. Mis expectativas eran muy positivas, lo sé. Ójala hubiera salido todo así de bien...
Llegué al puerto, y en cuanto vi la calle en la que tendría que estar el supuesto chico del paquete los hombros se me tensaron y se me encogieron, todo comenzó a darme vueltas y empecé a sentir que el suelo sobre el que estaban apoyados mis pies no era firme. Casi incoscientemente, retrocedí unos pasos y me senté en un banco, intentando respirar profundamente, ya que me sentía sin aire... pero antes de que pudiera hacerlo mis ojos se me cerraron y caí en una profunda oscuridad. Me sentía como si estuviera a cincuenta metros bajo el mar, como si mis oídos estuvieran tamponados y una burbuja aislante me rodeara, pero haciendo un esfuerzo inhumano me concentré en escuchar lo que pasaba a mi alrededor.
Al principio lo único que se oía era lo típico que se oye en una calle de cualquier ciudad: el sonido de los zapatos contra el desgastado suelo de la acera, gente riéndo, hablando, corriendo, autobuses pasando...
Pero entonces oí el sonido de unos zapatos caminando hacia mí. Por un momento fui presa del pánico. "¿Será el chico del paquete?", pensé, pero descarté rápidamente esa idea de la cabeza, ya que este no me conocía...¿no?
Yo seguía con mis cavilaciones mentales cuando noté que unos dedos se posaban delicadamente sobre la vena de mi cuello. Tras unos segundos que me parecieron eternos, la mano se retiró con brusquedad y escuche una voz, que seguramente sería la de la persona que me había tomado el pulso, que gritó:
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THE LOST MIND - العقل المفقود ©
Novela JuvenilCasie es una chica que esta a punto de cumplir los dieciocho. Su vida se empieza a venir abajo en muy poco tiempo a causa de los múltiples problemas y la inestabilidad de todo lo que la rodea . Todo empieza a torcerse cuando Jace, el hermano de Casi...