Dragón de medio corazón

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Muchas gracias por llegar hasta aquí. No saben cuánto me alegra >w<

pd: ya saben que me gusta compartir la música que me inspira a escribir diferentes cap en esta ocasión es esta.

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Las olas del mar rompían en las rocas del acantilado, el amanecer aún estaba lejos de pintar el oscuro cuerpo de la madrugada moteada de estrellas y el fresco de las flores hacia temblar al más pequeño de aquella despedida.

El iris esmeralda, con un toque de verde musgo del pelirrojo dejaba ver su desaprobación por la idea de Alfred; creía que debía esperar a que sus heridas sanaran por completo, ya que, siendo infligidas por un dragón, que sanaran tomaba un poco más de tiempo a pesar de sus remedios. Pero tiempo era algo con lo que Alfred no estaba seguro de disponer.

-Pensé que te quedarías.-Soltó Peter con tono de reproche. El vaho de sus palabras flotó desapareciendo frente a su rostro. Su nariz estaba roja y hacia un puchero cuando Alfred le puso una mano en la cabeza para despedirse.-Aun quería platicarte muchas cosas.

-Lo siento Peter, pero hay algo que tengo que hacer. Algo muy importante.-Dijo Alfred.-Pero, si a tu hermano gruñón le parece, puedo venir de nuevo a visitarte. Así podré contarte de los bisontes y de todos los animales fantásticos que viven en mi hogar. Platicaremos un montón.

-¿En serio? -Peter miró a Scott ilusionado.

Scott, frunciendo el cejo dio un paso hacia Alfred.

-Solo podrás volver aquí, cuando hayas resuelto tus asuntos.-Dijo.-No será fácil.

-Lo sé.

-Puedo ayu-

-Detente ahí hermano mayor.-Lo atajó Alfred adivinando sus intenciones.-Si dices una palabra más, creeré que empiezas a preocuparte por mí y eso no puede ser posible.-Bufó para romper la tensión.-Además, no está en mis planes fallar. Hay más personas que me esperan.

Scott suspiró pensando de nuevo que no era buena idea, entonces Peter tomó su mano por sorpresa y mirándolo de reojo, simplemente se despidió del ojiazul.

-Asegúrate de regresar idiota, no quiero que hagas esperar a Peter.

Alfred le sonrió confiado y mostrando sus enormes alas, alzó vuelo.

-¡Alfreed regresa prontooo! -Gritó Peter cuando la silueta del dragón se confundió en el manto de la madrugada.

-Suerte.-Susurró Scott.

Era claro que no podía permitir que Scott le acompañara. Él tenía a alguien que cuidar ahora, además, esto era algo que sentía debía de hacer solo.

Al surcar el cielo, Alfred dejo que la tranquilidad de las alturas le ayudara a serenar su corazón. El mar y los riscos habían quedado atrás y el paisaje comenzaba a cambiar. Lugares que el dragón conocía aparecieron y nostálgicos recuerdos lo abordaron.

Las tierras que lo habían visto crecer como dragón y humano estaban calladas, pintadas de un azul profundo, un azul mágico que denotaba las místicas tierras. Alfred avanzó y sus manos comenzaron a temblar.

Sabía a lo que se enfrentaría.

Alfred pasó los anchos campos y el bosque en el que tiempo atrás exploró. Observó vagos puntos de luz cerca de la mansión y su ceño se frunció. Era el fuego de un campamento. Al no regresar con Gilbert, seguramente habría pensado lo peor. Al, no dejaría que los paladines se le acercaran a Arthur. No. Si alguien debía detener al dragón de orbes esmeraldas, ese alguien seria él.

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