Una vez más Kawaki y Boruto activaron su Karma y el dolor empezó a carcomerlos por dentro hacia afuera. Naruto tuvo que intervenir y deternerlo con la ayuda de Kurama y aún así no funcionó. Al final ambos quedaron exhaustos, el pelinegro perdió la consciencia y Boruto sintió que su cuerpo se desplomaría en cualquier momento. Tuvieron una discusión. Su padre se oponía a que ellos resolvieran el asunto solos. Ya se lo había dicho a Sasuke y ahora se lo reiteraba a su hijo. El era el Hokage y era el responsable del peligro que podían correr los dos. Hace unos años había decidido proteger a Kawaki para poder conocer más sobre Kara, pero mientras más cerca estaban, se daba cuenta que su hijo corría peligro y podía terminar muerto. Boruto había logrado aprender a usar la marca gracias a la ayuda de su maestro, pues Sasuke tenía experiencia, mientras que Kawaki entrenó con Naruto para poder controlarlo con el chakra del Kyuubi, el cual compartían.
Himawari se sintió asustada por todo el alboroto y se preocupó por la salud del pelinegro. Enseguida lo socorrió y lo llevó a su cuarto para que descanse. En cambio su hermano, estaba irritado y necesitaba calmar su ira. No quería que su padre se metiera en ese asunto, ambos se habían prometido superarlo juntos, ya que estaban involucrados y no tenían opción. Naruto estaba preocupado. El rubio salió de la residencia Uzumaki. Hablaría con Sarada. Necesitaba escuchar sus consejos y ver su punto de vista. Le pidió que se reencontraran en el restaurante de Kaminari Burger. Cuando se reunieron, la Uchiha notó que estaba tenso y preocupado, se sentó a su lado en el restaurante después de buscar su pedido. Boruto tenía el semblante caído y lucía preocupado, más de lo normal, eso la desconcertó. Más cuando empezó a contarle lo que había sucedido. Mientras lo escuchaba, menos podía creer que esos tipos irían detrás de él en cuanto pudieran.
—No te preocupes, Boruto—calmó. Boruto conectó con ella. Se dejó envolver por sus ojos oscuros y negros como la noche, le sonrió—. Todo se resolverá pronto. Ya lo verás. Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites.
Boruto esbozó una sonrisa y rascó su nuca.
—Lo sé, gracias Sarada—amplió su sonrisa. Le dio un mordisco a su hamburguesa y recordó su regalo—. Por cierto, ya estoy usando tu cuaderno.
—¿En serio? ¿Para qué?—preguntó curiosa.
Boruto desvió la mirada y un pequeño rubor tiñó sus mejillas. Ella no se percató porque era sutil. Se quedó pensando en algunas cosas, es cierto que el cuaderno lo usaba para escribir sobre las técnicas que usaría o que quisiera aprender, pero pronto empezó a anotar cosas que le llamaba la atención sobre Sarada. Su ropa, sus gestos, todo eso. No iba a decírselo, claro que no, de solo recordarlo le daba vergüenza. Prefirió evadir la pregunta con otra que era más seria, porque cada día le preocupaba más y necesitaba una respuesta urgente.
—Sarada, ¿todavía te gusto?
Sarada se sobresaltó ante la inesperada pregunta, enseguida se ruborizó y apartó la vista hacia un costado, no quería tener contacto visual. No quería que esos ojos azules profundos la dominaran otra vez. No iba a caer en la tentación. Boruto no lo pensó dos veces, lo hizo casi por reflejo, o vaya uno a saber por qué, solo lo hizo. La sujetó de sus manos y las estrechó. La Uchiha miró sus manos unidas y luego a él, cuando estaba por desprenderse, su rostro estaba tan cerca, demasiado cerca. El rubio unió sus labios en un beso cálido y profundo. Su corazón se aceleró de golpe. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué pretendía? ¿Por qué la besaba de repente? Se soltó, apoyó ambas manos sobre sus hombros y lo apartó con brusquedad. Se desprendieron. Se miraron avergonzados.
—¡Tonto, Boruto! ¿Qué demonios estás haciendo?—le gritó y se sobó sus labios avergonzada—. ¿Por qué me besaste ahora? ¿¿Qué te pasa?!
Boruto sostuvo la mirada, tenía un semblante serio, embobado. Como si quisiera hundirse en sus ojos negros, miró sus labios y sobó los suyos. Quería volver a besarla, pero en el próximo intento, ella lo golpearía con toda la razón del mundo. No tuvo más opción que desviar la mirada y apoyar su mentón sobre su mano, frustrado:
—Desde que sé que gustas de mí, no dejo de pensarte. No dejas de estar en mi mente, Sarada—empezó y concluyó—. Creo que me gustas más de lo que imaginé. Solo quería saber si tu también sigues enamorada de mí—volteó hacia ella.
Se encontró con su rostro rojo como un tomate, tapándose el rostro, avergonzada. No sabía qué decir ni qué hacer. Boruto la había besado y no solo eso, se le había confesado. Jamás imaginó que eso pasaría. ¿Desde cuándo ocurría eso? ¡No podía creerlo! Intentó articular.
—¿Cómo supiste que gusto de ti, Boruto?—preguntó sin dejar de taparse el rostro.
—Ah...—iba a callarse, pero no pudo—. Leí tu diario.
Un silencio. Un horrible silencio se apoderó del momento. Sarada sintió que su corazón dio un vuelco y se detuvo unos instantes. El tiempo se detuvo. Corrió uno de sus dedos, miró de reojo al chico, seguía sonrojado igual que ella, apartando su vista de la pelinegra. Ambos estaban en una encrucijada. ¿Qué había pasado? ¡¿Por qué leyó el maldito diario?! Pensó en gritarle, de verdad quería hacerlo, pero él se levantó sin decir nada y llevó la bandeja hasta el cesto más cercano y así arrojar la basura correspondiente.
—¡BORUTO! ¿Adónde vas? ¡Tenemos que hablar! ¡Y eso no debiste....!—le gritó, el rubio no la escuchó. Solo escapó.
¿Con qué cara la vería ahora? La había besado, se le había confesado, le había dicho que leyó su diario. En resumidas cuentas se cavó su propia tumba. Una muy grande y profunda tumba. Sarada lo mataría a golpes en cuanto lo volviera a cruzar, ¿lo haría? ¿Se volverían a cruzar? ¿Cuándo? Porque después de eso sus caminos se separaron. Después de ese día la Uchiha no volvió a ver a Boruto por unas semanas eternas. Hasta que se enteró de que se había ido de la aldea a buscar a Kawaki, se había ido porque el chico activó el Karma y Kara lo buscaba, Boruto fue tras él. Resolverían ese asunto aquí y ahora. Naruto armó un escuadrón improvisado de rescate. Necesitaría refuerzos en caso de que Boruto no consiga lo que quería. Necesitaba calmar a Kawaki y sus ansias provocada por el Karma. Ese podría ser su fin. Sarada sería una de las que iría a esa misión, también Mitsuki, Shikadai e Inojin. Shikadai sería el capitán.
NOTA:
Haré otro capítulo larguito....está vez haré algo de esa saga de Kawaki...A ver, a ver ...tiren sus apuestas, ¿Boruto perderá el ojo o esa herida la recibió ....??
Bueno tengo mi teoría sobre eso también.....
Estoy segura de que pasó eso, puedo predecir los patrones de Kishi, aunque él no escriba la obra XD
Lo de la 4ta guerra Ninja lo terminé prediciendo en uno de mis fanfics que subia a otra cuenta en Deviant, así que....
mmmmm
En fin, ¿qué les pareció esa confesión? ¡Boruto le dijiste QUÉ!
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El Hijo del Hokage (BoruSara)
Фанфик"Mi madre me regaló un diario para escribir cosas en él, por qué terminé escribiendo sobre ti? Boruto Uzumaki..." Un diario escrito por Sarada donde relata sus días acosando al hijo del Hokage. Pronto descubrirá que eso es algo más que admiración...