Capítulo 66

101 13 47
                                    

—Así que a este chico Joe —habló mi madre, sirviendo más té caliente en mi taza—. Le conociste en un bar.

—Así es —afirmé.

—Y lo tuyo con Adam terminó después de que te enteraras de su infidelidad.

—Correcto.

—Y Ed confesó estar enamorado de ti desde que te conoció.

—Sí.

Soltó una pequeña carcajada. Por alguna razón, mi lío le parecía divertido, pese que a mi me ocasionaba de todo menos risa.
Le había relatado brevemente todo, poniéndola al día, mientras comíamos. Al terminar me ofreció preparar un té y creí que sería algo conveniente para el momento. Valentina había comido antes de que yo llegase y ahora estaba viendo la televisión en la recamara de mi madre.

—Y a todo esto, ¿qué has decidido? —indagó.

—Nada aún —resoplé sincera—. Joe es muy lindo, he de admitirlo. Si nunca hubiera estado con Adam y él hubiese aparecido antes, estaría con él sin dudarlo.

—Pero Adam existe. Ese es el problema —apuntó.

—También Ed es un problema —confesé.

—Ed es el menor de tus problemas —corrigió—. Estás confundida porque nunca creíste que esos sentimientos existían en él. Y ahora tratas de ver si algo puede nacer en ti, solo porque sabes que él ha hecho mucho por ti. Y sería horrible no corresponderle después de todo, ¿no es así?

Tomé un trago de mi té. Maldición, ¿por qué los adultos mayores siempre tenían la razón?

—Tal vez —admití sin más—. ¿Consejos?

—Demasiados —confesó riendo—. Primero que nada, debes ser consciente de que quieres aún a Adam. Significó mucho para ti y no puedes olvidarle tan fácilmente. Segundo, las cosas con Joe han resultado bien, solo deja que fluyan y ya verás que sucede. Pero todo a su tiempo —recomendó—. Y por último, has las cosas más fáciles para ti. No te obligues a estar con alguien solo porque te ha ayudado. Eso es lo peor que podrías hacer. Sin embargo, si crees en el fondo que pueda ser más que eso, de acuerdo, ya se verá después.

—Lo dices como si todo fuera tan fácil —dije soltando una pequeña risa frustrada.

—Es que es fácil. Pero tu te complicas sola.

—¿Y en cuanto a Valentina? —inquirí—. Ella adora a Adam. Le adora, y tu lo sabes muy bien. ¿Qué se supone que le diga? ¿Que lo nuestro ya terminó y no volverá a verle más? —Alcé la voz—. ¿Quieres que le diga eso después de que su padre casi intentó secuestrarla?

Tomé un trago de mi té de nuevo, intentando tranquilizarme.

—¿Adam y tu ya no están juntos, mami? —Escuché a mis espaldas y me giré a verle.

Valentina me observaba con unos ojos cristalinos y una mirada triste. Sentí mi corazón encogerse con esto.
¿Qué se suponía que debía decirle ahora?

—Cariño —musité, levantándome de mi asiento y caminando hasta ella, hincandome enfrente.

Su carita tan decaída me hacía sentir terriblemente mal. Levanté mi mano y con ella tomé un mechón de su cabello, para pasarlo tras su oreja. Noté que ya había derramado una lagrima.

—¿Es verdad? —cuestionó—. ¿No le volveré a ver más?

Tragué duro antes de responder. Un nudo comenzaba a formarse en mi garganta.

—Así es —respondí con la voz temblorosa y ella soltó un sollozo—. Pero cariño, él no...

—¿Tu le dijiste que se fuera? —cuestionó con dolo—. Fuiste tu ¿verdad? Le pediste que se marchara.

My Heart Is Open (Adam Levine) // [Reescribiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora