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Cuando no logramos entender la naturaleza, cuando no conseguimos comprenderla desde ningún ángulo, nos sentimos ante un gran vacío en el cual nos precipitamos. Cuando aspiramos a la Alquimia o los Libros Herméticos o la Teología Memfita, es a la norma básica espiritual del entendimiento humano en su cobertura simbólica, tal como se presenta en lo individual y, por debajo de ella, en las estructuras perennes del organismo humano.

Como las especulaciones de la religión quedan demasiado distantes como explicaciones de la "realidad", asumen el papel de disfraces simbólicos de los estados del Alma. Si perduran en las prácticas de un culto, decimos que se han sublimado. Es precisamente su irracionalidad lo que mantiene vivos este dogma y este ritual. Si son susceptibles de reducirse a explicaciones o a refutaciones de "sentido común" no tardan en desaparecer. Sólo los misterios sobreviven, porque se corresponden con los procesos de la vida interior: son signos externos y visibles de las realidades espirituales de la intimidad.

La necesidad de una inteligencia suprema viene exigida por la razón. Dios puede ser tan sólo una hipótesis, pero una hipótesis impuesta por la sensatez a la genuina razón humana. Necesidad, Libertad y Razón: ésta es la gran Tríada Suprema. Destino, Voluntad y Poder: tal es la Tríada Universal.

El Destino es la inevitable sucesión de causas y efectos en un orden determinado. La Voluntad es la capacidad que ordena las fuerzas con el fin de conciliar la Libertad y la Necesidad de vida. El Poder es la sabia aplicación de la Voluntad que logra que el Destino contribuya al cumplimiento de los deseos.

Las Fuerzas de La Naturaleza están a disposición de quienes saben controlarlas.

El primer paso que deberás tomar en este sendero Oculto de los Misterios de la Naturaleza es enfrentarte decididamente con un hecho inicial: el de que todos tus prejuicios, toda tu educación, todo el saber materialista que haz acumulado, no bastan para explicar los simples fenómenos que afloran y trascienden la acción e interacción de las fuerzas vitales del planeta que habitas.

Por lo tanto, en el mismísimo principio del recorrido a través de estas regiones inmensas y "científicamente inexploradas", harías bien en despojarte de toda la carga inútil y embarazosa de la opinión aprendida y de los dogmas científicos que posees; de lo contrario. te encontrarás completamente confundido y naufragarás o te hundirás entre los escombros de una opinión siempre contradictoria.

El único bagaje que puede serte de utilidad, y que te compensará el hecho de asumir su peso, es el de un espíritu ecuánime y abierto, el de un raciocinio lógico, un auténtico sentido común y una mentalidad serena y reflexiva. Todo otro equipaje en este viaje a lo desconocido que estamos a punto de emprender, es sensillamente inútil, un peso muerto demasiado costoso, y, al menos en lo que se refiere a la ciencia moderna, cuanto más ligero sea el que lleves, tanto mejor. si eres capaz de utilizar tus adquisiciones científicas meramente como apoyaturas o asideros en el ascenso espiritual del Ocultismo, y si encuentras en la ciencia una fuerza auxiliar, dicha ciencia dejará de ser una "vaca sagrada" para convertirse en una herramienta funcional.

Pero este es un privilegio sumamente raro, por lo que uno apenas si puede contar con él. Entraña además una trampa ilusoria, porque nueve de cada diez personas se engañan a sí mismas con la creencia de que poseen tal habilidad; sin embargo, son en realidad calamitosamente incapaces de tal cosa. Lo mejor es desconfiar siempre de lo absoluto, en todas las opiniones y razonamientos.

Antes de comenzar debemos prestar seria atención al más grande obstáculo del viaje; es el más dif'ícil de supear y en él naufragan la mayoría de los estudiosos de lo Oculto. Este escollo es la ceguera para captar el dualismo de la Verdad. La verdad de las apariencias. La Verdad de las realidades. La primera es relativa; ¡la segunda es absoluta!