Después de todo...

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El castaño suspiro, no quería perder más tiempo, sin embargo escucharía a la chica, pues parecía que tenía algo importante que decir.

- está bien kyoko-chan ¿qué sucede? – Kyoko al fin lo soltó – bueno – miro a lo lejos al azabache que se acercaba a ellos y sonrió – tú me gustas Tsuna-kun – lo beso a penas Hibari llego hasta donde ellos estaban, Tsuna quedo estático no sabía cómo reaccionar.

- Sawada Tsunayoshi – el azabache lo separo bruscamente de la chica obviamente molesto, estaba celoso y no lo ocultaba.

- Hibari-san esto... yo lo puedo explicar – Tsuna se asustó, no quería que Hibari mal interpretara la situación, quería explicar.

- calla Tsunayoshi, después me explicaras, ahora tengo que enseñarle una lección a esta herbívora para que aprenda a no tocar lo que me pertenece – saco sus tonfas y estaba dispuesto a morder a aquella molesta chica que se atrevía tocar lo que le pertenecía.

-Hibari-san – el castaño se interpuso, aunque no le agrado que Kyoko lo besara, tampoco podía dejar que Hibari la golpeara

- no estorbes Tsunayoshi – lo empujó cegado por la ira

- ¡Kyoya! – Tsuna le gritó y posiblemente fue en ese momento en que el prefecto se dio cuenta que se encontraban cerca de las escaleras, y que ahora el castaño caía por estas y aunque intentó tomar su mano no fue suficiente, no podo tomar su mano.

- ¡Tsuna-kun! – Grito kyoko – ¡tú! – Volteo la vista hasta Hibari – solo le haces daño a Tsuna-kun, ¿Qué no te das cuenta?, por favor Hibari mira lo que has hecho – aunque le reprochó a Hibari no hizo nada para ayudar a Tsuna

Hibari no le tomo importancia a las palabras de kyoko y bajo las escaleras lo más rápido que pudo para llegar al cuerpo inconsciente de Tsuna, lo tomo en sus brazos

Tsuna comenzó a abrir sus ojos intentando que se acostumbraran a la luz, cuando por fin los abrió completamente noto a Reborn junto a el

- ya era hora de que despertaras Dame-Tsuna – dijo al momento que cerraba un libro que leía

- ¿Reborn? ¿Dónde estoy? – intentaba incorporarse a la cama

- en el Hospital, caíste de las escaleras, no tuviste daños graves, solo te fracturaste el brazo y tienes algunos moretones – hablo como si fuera algo normal

- ¿Qué? ¿Y eso no es grave? – se exalto, notando el yeso que tenía en el brazo derecho

- luego hablaremos de que es grave o no, así como tu pequeña mentira, pero ahora todos están afuera esperando para verte

- ¿todos? Entonces ¿Kyoya igual estas ahí? – pregunto feliz

- me temo que no, después de que te trajo al hospital me llamo solo se quedó a verificar que te atendieran, me dijo que no quería hacerte más daño y que lo mejor sería que él se alejara de ti – suspiro.

- ¿por qué? no lo entiendo... es mi culpa – murmuro con tristeza

- luego tendrás tiempo para hablar con el – intento consolarlo, después de todo quería al castaño como si fuera su hijo – pero ahora hay algo que quiero saber

- ¿de qué se trata?

- ¿qué paso el día del accidente, que le paso a tus padres? – le miro seriamente – ya es hora de que me digas la verdad, de saber que pasaría esto te hubiera torturado para que hablaras antes.

- Reborn.... yo – suspiro – supongo que ya no tengo otra opción - el azabache negó con la cabeza – vera ese día que fuimos a la playa, mi abuelo nos asignó un guarda espaldas, pero en el camino de regreso mi padre dijo que no volveríamos a Japón, porque yo debía estar en Italia para asumir mi puesto como el siguiente heredero, eso enojo a ese hombre al parecer, detuvo el auto y dijo "no puedo permitir que un mocoso sea el futuro de la Vongola", eso nos tomó por sorpresa y cuando mi padre le iba a decir algo, el arrancó y ocasionó que chocáramos – bajo la mirada, le dolía saber que sus padres ya no estaban – después solo recuerdo que estaba en hospital

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