El Lazo Que Nos Une. [Cherik]

1

Narrador omnisciente.

Erik se recargo en su asiento, Soltando un suspiro de cansancio.

Finalmente había terminado una reunión con los demas seres sobrenaturales.

Cada miembro ya estaba fuera de su mansión.

Cada uno era buen hombre. Pero, no eran sus amigos. Odiaba cuando llegaban sin avisar para discutir un tonto asunto.

Erik creyó que tal vez estaba muy irritado, nada le parecía asombroso, maravilloso o simplemente bueno. Tal vez se debía porque era un ser de mas de mil años de edad. Había vivido en muchas épocas diferentes, había visto muchos nacimientos y muchas muertes, tanto de personas como de imperios.

Realmente sentía que nada lo sorprendía.

Miro la pintura de si mismo en la pared. Se veía tan oscuro, con tanto poder en su mirada. Sentía que ya no era ese hombre.

La puerta de la sala se abrió. Mostrando a su asistente. La chica camino hacia él, haciendo resonar los tacones que usaba.

_ Te vez cansado.

Comento la rubia.

_ M, eso parece.

Respondió el mayor.

_ ¿Que es lo que te a compleja?

La menor rodeo la gran mesa y se sento en la silla mas próxima del lider vampiro.

Erik no pensaba hablar. Emma Frost era su secretaria y amiga por mucho tiempo. Pero, no pensaba revelar ciertas cosas y verse débil.

Erik era el vampiro legítimo, padre de todos los vampiros, antiguos y nuevos. Él había creado su propio mundo oculto de los humanos.
No podía el líder vampiro verse simplemente débil.

_ Nada.

_ Mm, ok -. dijo la menor desanimada. La rubia Había aprendido hace mucho tiempo que era difícil sacarle cualquier información a Erik si este no lo queria.
Cruzó sus piernas y saco su celular -. Debo informar que los hoteles para criaturas sobrenaturales esta creciendo en clientes. Sus amigos ayudaron mucho.

Erik gruño.

_ No son mis amigos.

Emma asintió y volvió a mirar la pantalla del aparato en sus manos.

_ Bueno. Los seres se sientes seguros, ahora que notan que no hay humanos. Los hoteles se llenaran de inmediato -. dijo la menor con una gran sonrisa.

_ Eres muy positiva -. Dijo el mayor manteniendo su seria mirada.

_ No parece un cumplido -. Bufo la Rubia.

Erik era dueño de dos hoteles enteramente para seres sobrenaturales. No había sido sencillo mantener la idea que fuera solo para no humanos. Cuando los clientes eran escasos.

El problema era que los seres sobrenaturales sentían miedo de que fuera una trampa para capturarlos y matarlos.

Pero, desde que Erik hablaba con algunos seres sobrenaturales con influencias. Eso a cambiado muchísimo.

Los seres sobrenaturales habían convencido a los suyos de que sus hoteles no eran un truco para apresarlos ni nada de eso.

_ Bueno, el casino esta bien. Los clubes nocturnos tambien y los hoteles comunes siguen abarrotados con humanos.

Emma se levantó de su asiento, dispuesta a irse.

_ Se te olvido algo -. menciono el mayor.

La menor asintió.

_ Ho si, los donantes de sangre están muy bien, no hay problemas que mencionar -. Dijo la menor por último, Para luego salir de la sala.

La forma en que conseguían sangre, realmente era buena. Según Erik. Al menos era la forma mas humanitaria.

Los vampiros atraían hipnoticamente a personas sanas a una habitación cerrada. Le quitaban sangre de una forma profesional y luego alimentaban a los humanos, y los dejaban ir a sus vidas nuevamente, creyendo que dieron sangre por una buena causa.

Los humanos eran felices y los vampiros mucho mas.

***

Erik camino por los pasillos de su gran mansión, pasillos enteros de recuerdos que le recordaban su larga existencia.

Habían cuadros, armas, armaduras, trajes, cosas de gran valor de antigüedad.

Llego frente a un gran ventanal. Miro el patio oscuro, los árboles siniestros a su alrededor.

Quería divertirse. Eso era. Pero, no sabia que podría hacer.

No quería visitar sus negocios, no quería llamar a un amante. De solo pensar en esas cosas lo consumía el aburrimiento.

Bajo las escaleras. Mientras lo hacia, su celular empezó a vibrar. Inmediatamente lo saco y solto un gruñido al solo ver quien lo llamaba.

_ ¿Si?

_ He de acordarte que debes ya buscar tu disfraz para la fiesta. _ dijo el demente de Tony Stark _ recuerda que es por los niños. Podrías venir vestido de ti mismo, pero, mostrando los colmillos y con una capa negra.

Erik ni si quiera contesto. Corto la llamada sin mas. No pensaba ir a ninguna fiesta disfrazado y menos para hacer felices a niños mimados.

Miro de nuevo su celular cuando escucho un sonido de una canción. Al parecer había pasado a tocar YouTube sin querer. reproduciéndose así un video.

Mas y mas personas ya practican las citas a ciegas. Citas de algunos minutos con una persona desconocida cada vez. Es algo común pero divertido, afirman muchos.

Dijo la voz aguada de un chico en la pantalla del celular de Erik.

La atención del vampiro quedo en su celular. No había escuchado de citas a ciegas jamas.

Imagina encontrarte con tantas personalidades y realidades distintas. ¿No es genial?

Erik medio sonrió para luego apagar el móvil.

Él había conocido muchas personas en su vida para que algo así lo impresionara.

Pero, debía admitir que la idea era nueva.

Llego a su gran y solitaria habitación. Cerro la puerta tras de él y se recostó en la cama.

Prendió nuevamente su celular y solo por aburrimiento siguió mirando el video de YouTube.

No podía creer que eso resultara para obtener pareja, realmente no lo creía. Parecía que iba mas por el lado del sexo casual sin tener que pagar dinero a cambio.

Los humanos eran inteligentes.

Erik dejo su celular a un lado.

Pensó que sería estupido que un hombre como él asistiera a una de esas citas.

Alguien lo podría reconocer, algún enemigo y Los humanos podrían estar en peligro.

Y lo que mas le molestaba esque uno de sus conocidos podria aparecer y su presencia lo arruinara todo.

Debía pensarlo.

Su celular empezó a vibrar. Lo tomo y lo coloco en su oreja.

_ ¿Si?

_ Erik, hay problemas. Faltan algunas cuentas, las he buscado, pero, faltan papeles. Los empleados están limpios-

Dijo la preocupada voz de Emma.

Erik dejo caer su celular a su lado, en la cama. No quería escuchar nada de eso, de un trabajo infinito. Él había hecho su parte. Queria descansar un poco después de años de esfuerzo y dedicación.