27. Final.
— Ya te dije que no — Tomo los libros que necesitaré para hacer un trabajo el fin de semana y los guardo en mi bolso.
— Pero te puedo dar el dinero — Jack toma mi mochila y se lo coloca en su hombro, parece que se le hizo costumbre esta última semana y no me molesta para nada.
— No es por eso y lo sabes, solo no me compraré uno nuevo cuando ya tengo — Me abre la puerta de entrada y salimos al estacionamiento.
Increíblemente el día está soleado, y es sorprendente ya que fue una semana demasiado lluviosa, al punto que el campo de juego ya era una pileta de natación y los equipos tuvieron que suspender sus entrenamientos porque el gimnasio se había inundado. Pero hoy el cielo está reluciente y me dan lastima los pobres organizadores que tendrán que renovar la cafetería para poder hacer el baile.
Ambos subimos a la Jeep de Jack, la cual ya no es más secreta.
— ¿A que hora paso por ti?
Deja nuestras mochilas en los asientos de atrás y enciende el motor de la camioneta para emprender el camino a casa.
— ¿Vas a arreglarte en tu casa? ¿tus padres no estarán ahí? — Le recuerdo torciendo los labios con incomodidad.
Todo siempre se pone tenso cuando hablamos de ellos, quienes se niegan a irse de la casa y los hermanos solo van a buscar ropa y algo de dinero, ya que ahora prácticamente viven en mi casa.
— Es verdad. Mierda — Maldice por lo bajo y aprieta un poco el volante haciendo que sus nudillos se pongan blancos por la fuerza.
— Tranquilo, puedes cambiarte en mi casa, no me parece importante — Paso la palma de mi mano por la parte trasera de su cuello para relajarlo, hace unos días aprendí que eso lo calma.
— Quería hacer todo como se debe, pasarte a buscar, regalarte el ramillete y ya sabes, lo que se hace usualmente — Inclina su cabeza reposándola sobre mi mano.
— Da lo mismo, iremos juntos y eso es lo importante — El sonríe de costado dedicándome una mirada rápida.
— No tienes idea de lo linda que te ves en este momento — Su mirada tierna y el tono dulce con el que me dice esas palabras me ablandan un poquito más el corazón, si eso es posible.
Estaciona en frente de mi casa, pero parece que ninguno tiene ganas de salir del coche todavía.
— Tu eres tan tierno cuando quieres — Desabrocho mi cinturón para acercarme más.
Ambos nos miramos sin ningún gesto en nuestras caras, pero solo el brillo de sus ojos, con su mirada transparente y sincera, me dice más cosas de las que necesito y eso me saca una sonrisa estúpida.
— Entremos porque te comenzaré a besar aquí y no podré parar sonrisas — Me pasa la mochila —, y sabes bien que no quiero que nuestra primera vez sea en un auto.
Ese comentario me pone estúpida por un momento y me doy cuenta que parezco una maldita niña sin experiencia cuando de él se trata. El idiota con solo su presencia me cambia y no se como voy a reaccionar con cada gesto o palabra que diga, es como estar en una montaña rusa constante cuando estoy a su lado.
Ambos entramos a mi casa en silencio, y hasta parece que adoptamos una rutina en estos días, él nos sirve algo simple para comer y yo preparo las bebidas para pasar un rato en el sofá haciendo nada más que mirar tele o solo hablar.
— ¿Me mostraras el vestido entonces? — Pregunta aun acariciando mi cabello.
Estoy recostada sobre su hombro y el mantiene su brazo detrás de mi espalda para que pueda reconfortarme en su calor.
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A Little More Deep (Completa)
Novela JuvenilEn verdad no se que es lo que me gusta de el. Tal vez su forma de andar o su mirada perdida en la nada, como si no notara que lo estoy observando. Tal vez sea su sonrisa, esa con la que te sientes con unas ganas incontrolables de besarlo y golpearl...