Se escuchaba su grito, rogando por ayuda, pidiendo que pare. Pero no lo hizo, la ignoro y siguió apuñalandola, una y otra vez. Solo paro para ver cómo estaba quedando su obra. Una sonrisa enorme se dibujo en su rostro.
La joven tenía una cara de agonía que le fascinaba, tenía múltiples apuñaladas por todo el cuerpo y la sangre de un rojo carmesí seguía saliendo y llenando la sala.
Comenzó a reír mientras lágrimas salían de sus ojos. Lloro pero no dejo de reír. Se sentía culpable, sabía que ella no tenía la culpa de nada, pero por otra parte se sentía feliz porque pensaba que se lo merecía.
Se levantó del suelo separándose del cuerpo de la muchacha, dejo el cuchillo al lado de ella, se sacó los guantes para después caminar hasta la chimenea encendida. Tiro los guantes y su ropa llena de sangre, vio atentamente como todo se quemaba lentamente. Suspiro. Giró, camino hasta su mochila y de ella saco ropa limpia. Se vistió rápidamente. De lejos se escuchaban las sirenas de la policía, significaba que estaban por llegar, quizás alguna vecina chismosa los llamó.
Tomo sus cosas rápidamente, fue hasta la puerta trasera y tomo la perilla. Antes de salir giro para ver el cuerpo inerte de la chica por última vez y en un susurro le dijo:
<<Lo lamentó, pero no me dejaste otra opción.>>
Luego de decir eso salió por la puerta, salto la cerca alejándose de la casa, de su obra, de su calma, de su cordura...
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La Lista
HorrorSu lista era larga, en ella estaban escritas los nombres de las personas que le habían echo daño. Pero había algo particular, algunos nombres estaban tachado y eso solo significaba una cosa. Habían sido Eliminados
