Forever
Introducción.
¿Qué haces cuando todo tu mundo se esta hundiendo a tu alrededor? ¿Qué haces cuando no queda ni un poco de aire para respirar otro problema? ¿Qué haces si no puedes resistir mas? Ésta es mi historia.
···
—¿¡Dónde estas?! ¡No te oigo!—digo sosteniendo el tubo del teléfono sobre mi oreja.
—Eso mismo me pregunto yo.—Margaret comenta.
—Ya ven,—digo.— La boda está por comenzar.
—¿De encerio? No me digas.—sarcásticamente dice ella.
—Sí, apúrate.—cuelgo y me dirijo hacia el escalón de la iglesia.
FlashBack.
—Hija, debo decirte algo—mi madre apaga el televisor y la miro.—Es sobre Henry y yo.—se sienta en el sofa y yo la miro. Henry es el actual novio de mi madre y no me cae bien, él se cree mi padre y no lo es, a demas de todo esto el es un drogadicto y no se porque mi madre lo ama.
—Dime.—aliento.
—Nos casaremos.
Una daga en mi corazon aparecio sin darme cuenta y de repente todo da vueltas. Mi vida se daña lo suficiente para hacerme llorar esa tarde pero aun sigo viva. Y no se como. Las razones por las cual odio a ese tipo son inexplicables.
Fin FlashBack.
Margaret se acerca a la vista y ella corre hacia mi.
—Dios! Estas hermosa Lenna!—Margaret me abraza.
Ella esta vestida en un vestido negro y su pelo largo cae en su cintura. Ella es rubia y hermosa. Sus ojos son color marron claros,algo que ella odia pero yo los amo.
—Tu igual, Mar.—digo sonriendo pero mi sonrisa desvanece poco a poco.
—No estés mal. En la vida todo pasa por una razón.
—Margaret me alienta pero frunso el ceño.
—No hay razon por la que ella quiera casarse con él. —digo mirandola a sus dulces ojos.
—Talvez tu no entiendes la razon.—ella señala.— Pero talvez Henry si es una buena persona al fin.
—Como sea. Jamas me caera bien.—finalizo y nos dirijimos adentro al escuchar que ya anunciaban a la novia.
Nos sentamos en un banco muy cerca del altar y esperamos unos segundos antes de que la música comienze.
Las puertas se abren y todos los invitados quedan perplejos a la belleza de mi madre.
Ella avanza lentamente hacia Henry quien la mira sonriente. Ruedo mis ojos ante la cara de el y me quedo mirando.
Ella al llegar lo miro muy tiernamente y el a ella. El cura dice unas palabras hasta que por fin finaliza con la última y típica frase.
—El novio puede besar a la novia.
Y allí todo estalla en gritos y flores en el aire. Margaret grita y yo sonrio de lado.
Mi madre se posiciona para tirar el ramo y yo solo veo a las mujeres desesperadas por agarrarlo. Un hecho muy inutil. Cuando ella tira, el ramo cae en mí. Lo atrapo y Margaret corre a abrazarme.