Capítulo 2: ¿La pareja de Eijun?

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Era sábado en la noche en los dormitorios del equipo de béisbol de Seido.

Por la tarde todos se habían sorprendido, pues Sawamura no estaba con ellos, y no lo notaron hasta el mediodía, el entrenador sólo les informó que había salido y solicitado permiso para que no estuvieran preocupados, después de eso todos siguieron normales, con uno que otro susurro sobre qué es lo que saldría a hacer ese chico que, incluso en los días libres, corre con su querido neumático. Aunque dejó ser cosa de risa cuando no llegaba, cosa que los preocupó, pero como el entrenador parecía calmado, nadie dijo nada al respecto.

En el dormitorio cinco estaba Kuramochi tratando de concentrarse en su juego mientras que en el escritorio de su cuarto estaba Miyuki haciendo ruidos, desesperado, porque no llegaba el menor. Temía que en verdad no se hubiera tomado tan bien lo que había pasado el otro día.

-¡Qué demonios te pasa! –Le gritó Kuramochi al castaño, dejando de lado su juego, harto de la actitud de éste.

-Nada, ¿no me puedo preocupar por mi kohai? –Le contestó con indiferencia, sin siquiera voltearlo a ver.

-¿Tú, preocupado? –Le miraba sin creer Kuramochi, ¿El idiota se habrá dado cuenta de sus sentimientos al fin?

Pero el castaño no le respondió, el peliverde entendía que algo estaba pasando, y que no se lo diría tan fácil, así que optó por la vía más rápida, en serio quería terminar ese juego.

-Si no me dices qué demonios te pasa, te haré el grandísimo honor de probar todo mi repertorio de llaves, que sólo Sawamura, por el momento, ha tenido el honor de conocer de ida y vuelta. –Le miró fríamente mientras le decía eso al castaño, el cual sólo tragó en seco y se resignó a contarle lo que había pasado con Sawamura el día anterior, haciéndole prometer que no le diría a nadie.

-Y estoy preocupado por si en verdad no lo tomó tan bien...

-¿Acaso te sientes culpable? –Le preguntó Kuramochi con una ceja alzada, Aunque sea el estratega del equipo, en verdad es un idiota.

-No pareces sorprendido por lo que te dije, Mochi. –Trató de cambiar el tema el castaño.

-No, porque ya lo sospechaba, aunque golpearé a Sawamura por no decirme. –Le respondió calmado, no lo forzaría tanto.

-¡Dijiste que no dirías nada! –Le reprendió de inmediato el cátcher.

-Gyahahaha, tengo mis formas para hacer que Sawamura hable por su propia cuenta. –Le respondió con una sonrisa siniestra en su rostro, Miyuki sólo pudo compadecerse y disculparse mentalmente con Sawamura. –Como sea, ¿acaso piensas esperarlo hasta que vuelva?

-Claro, ¿por qué no?

-Bakayuki, sólo vete a dormir a tu cama y ya, lo podrás ver mañana. –Eso no convenció en absoluto al castaño, que se le quedó viendo como si fuera una opción inaudita. El peliverde sólo suspiró, ¿En serio no se ha dado cuenta de sus sentimientoséste idiota?, pobre Sawamura... -Si llega y te ve aquí, se dará cuenta que estás preocupándote por él, aunque no eres el único, eso podría darle falsas esperanzas, sabes que es un sentimental, así que ahórraselo y ya lárgate a dormir. –Kuramochi no iba a ayudarle a ver lo que para muchos del equipo era demasiado obvio, no por el momento.

Lo último convenció con facilidad a Miyuki, que, aunque en verdad quería esperar a Sawamura, tuvo que irse a regañadientes a su cuarto, ya mañana le regañaría y molestaría en la mañana.
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Ya era domingo por la tarde y todavía el castaño no volvía, todos ya estaban preocupándose demasiado, pues era prácticamente impensable que Sawamura se perdiera una práctica, lo único que hizo que siguieran como si nada fue que cuando le preguntaron al entrenador, éste contestó que sí había pedido permiso y los mandó a la práctica nuevamente.

Kataoka les dio el resto del día como práctica libre y la mayoría se fue a abanicar cerca de la entrada para poder ver cuando el castaño volviera. Apenas unos treinta minutos después de que iniciaran por fin vieron a Sawamura acercarse, parecía que venía hablando con alguien, pues estaba riendo volteando a un lado, pero aún no podían ver a su acompañante.

Dejaron de abanicar para acercarse a Sawamura para recriminarle, cuando éste entró y vio a sus compañeros, sabía que no le iría bien.

-Hola, chicos. –Les dijo sonriendo como siempre, pero sin gritar, lo que extrañó a todos.

Los primeros en acercarse a Sawamura habían sido Miyuki, Haruichi y Kuramochi, el último gritándole.

-¡Por qué te escapas de la práctica, SA-WA-MU-RA! –Kuramochi ya estaba colocando su brazo alrededor del cuello del chico cuando una mano lo detuvo, éste volteó a ver a quien sea que se hubiera atrevido a hacerlo. -¿Tú, quién demonios eres y por qué no me dejas castigar a mi kohai en paz, bastardo? –Le miró desafiante.

El chico que le había detenido apenas era un poco más alto que Sawamura, tenía la piel clara, pelo negro rapado a los laterales y largo por arriba, con unos ojos verdes; y tenía su cuerpo bien entrenado. Sawamura sabía que eso sólo le traería más dolor cuando su acompañante se fuera, por lo que intervino de inmediato.

-¡Kirishima, es mi senpai, está bien! –Por sus propios gritos el pitcher hizo muecas de dolor, lo que causó que Kirishima soltara a Kuramochi, y éste a su vez a Sawamura. El pelinegro se acercó a ver si el castaño estaba bien. –Estoy bien, Kirishima, gracias...

Todos veían como el pelinegro sujetaba gentilmente a su pitcher y no sabían exactamemente cómo reaccionar.

-Eijun, te dije que debiste quedarte más tiempo conmigo, desde ayer en la noche sólo querías volver lo más pronto posible, ¿por qué no quieres quedarte conmigo? –Le dijo haciéndole un puchero a Sawamura, en lo que los de Seido entendían y veían al culpable de que Sawamura se perdiera la práctica. Miyuki sólo se estaba enfadando al ver esa escena.

-Kirishima... -Le dijo Sawamura en un tono harto al pelinegro, mientras rodaba los ojos.

-Llámame por mi nombre. –Le dijo, en lo que con su mano libre hacía que el castaño lo volteara a ver tomándolo por su mejilla, Sawamura se sonrojó y se alejó de él.

-Ya perdí la práctica matutina, así que no insistas más. Preséntate con mis compañeros y ya no hagas enojar a Kuramochi-senpai. –Los de Seido se relajaron al ver como Sawamura los ponía sobre ese tal Kirishima, e hizo que Kuramochi y Miyuki sonrieran con superioridad.

El pelinegro suspiró y volteó a ver a los jugadores de Seido, a diferencia de cuando hablaba con Sawamura, su mirada se puso fría e intimidante.

-Kirishima Kotaru, un placer. Soy la pareja de Eijun. 

¿Por qué nos complicamos? (DnA#04)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora