Capítulo 38 Rumores

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Estacione el auto en uno de los lugares del parqueadero disponible, solté un suspiro y recoste mi cabeza contra la manivela del vehículo, no sabía cuántas horas o minutos estuve llorando, sólo deje que quemará que me doliera. Esa es la mejor forma de matar a alguien en tú corazón, dejarla morir en agonía lenta para que no sobreviva. Juró que intente hacerlo, intente darme una oportunidad y lo quería, aceptaba muy bien que Evans estaba ebrio, sin embargo. Él ya estaba lo suficientemente gradesito como para saber comportarse en esos estados de inconsciencia, así que no justificaba el porqué lo había hecho, no justificaba que me fuera infiel, ni siquiera sabía que decirle o como actuar, me había dolido todo lo ocurrido, me sentía decepcionada, triste, engañada, traicionada, todos esos sentimientos formaban en mí un tornado de emociones que me agobiaban. Me encontraba en el lugar que Daxon me había mencionado para el encuentro con Karina, había venido sola y ahora me encontraba en un estacionamiento subterráneo, habían columnas de concreto y mármol y el lugar era exageradamente frío, arriba del lugar se encontraba un café-bar perteneciente al mundo de las sombras, se reunían aquí vampiros, magos, brujas y tal vez uno que otro hombre lobo.

Me quite el cinturón, abrí la puerta y salí del vehículo, algunas lamparas iluminaban el techo y varías de ellas, incluso titilaban de los viejas que estaban, cerré la puerta y empecé a caminar hasta la parte trasera del auto y allí me detuve a esperar, seque algunas lágrimas que había derramado. Eimily me había contado que Diana y Evans habían sido novios en su infancia, nunca en realidad, me importó siempre confíe ciegamente en él y tal vez, sí, comprendía perfectamente el estado en el que se encontraba Evans, pero tampoco era un pretexto y lo que más rabia me daba era que ella lo había logrado, todo fue planeado por ella y mientras yo salvaba el mundo ella lo seducía. Aquí abajo no entraba la luz solar y la tarde estaba en su último suspiro, así que comprendía porque Daxon me había dicho que nos encontraríamos aquí. No recuerdo cuanto lloré en el instituto, solo recuerdo que cuando reaccione solo pensaba en venir sola aquí. Escuche unos zapatos resonar contra el pavimento y los pasos se acercaban lentamente, a lo lejos visualice la silueta de Karina, la cual venía con un vestido con falda campana y unas botas negras abajo de sus rodillas, se detuve frente a mi se cruzó de brazos y me miró sonriendo.

-Te dije que nos volveríamos a ver, cazadora- hablo ella, su voz era tal y como la recordaba. Sonreí.

-No en las condiciones que creí- respondí.

-Tienes razón. No sé porqué Daxon confía en ti y lo más importante, tampoco sé porqué yo confió en ti, pero debe de ser por algo ¿no?.

-¿Aún no me recuerdas?- pregunté.

-No, lastimosamente no, pero siempre que veo tu rostro se me es muy significativo y tengo esa sensación de que ya te conocía. Yo puedo cuidarme sola, pero Daxon insiste en que tú me protegerás de las personas de las que él huye.

-¿De quién huye él?.

-No sé exactamente de quien de todas las personas, clanes o hermandades que quieren su cabeza está huyendo está vez. Sin embargo, dejo muy en claro quiere pagarte éste favor, me dijo que quieres información de Betzzaveth.

-¿Qué sabes tú de la bruja?.

-Yo no, él cobro un favor que le debían y contacto a uno de sus informantes, nos espera arriba- Camino delante de mí guiándome a un ascensor a unos metros.

Daxon la última vez que nos vimos había mencionado a mí madre y que ya la conocía, debía encontrarme cara a cara con él y preguntar de dónde o desde cuándo, en éste momento habían tantas preguntas en mí cabeza, preguntas que tal vez, no tenía respuesta. Entramos juntas al ascensor y en silencio ella puso en marcha el aparato hacía primer piso, solté un suspiro al verla tan cambiada, ahora, ya no era esa simple humana adolescente que había creído muerta hace años, sin duda alguna estar con Daxon todo éste tiempo la cambió para bien, adaptarse al mundo inmortal no era fácil, eso lo sabía yo por experiencia. El ascensor se detuvo en el bar justo detrás de la barra hecha de madera, caminamos juntas pero detuve mí paso, el lugar tenía unos grandes ventanales de vidrio al frente por los cuales entraban la poca luz solar que quedaba, si nos acercábamos Karina se quemaría. La tome del antebrazo para que se detuviera, ella me miro frunciendo ligeramente el ceño.

Sueños #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora