30. "Verdades"

607 41 2
                                    

Mi llegada a Fairchild había sido de lo más incómoda.

Al oprimir el botón del ascensor me topé con la mirada inquisitiva de Abel, y por supuesto que, por mis nervios, ni siquiera lo saludé y sólo me hice espacio en el ascensor antes de que él saliera sin apartar sus ojos de mí. Por otro lado, me había dirigido hacia la oficina de Shawn para dejar mis cosas, y me conseguí con una sorpresa indeseada, su nombre era Ruth Gallaghar.

Conseguí molestarme un poco más de lo que había estado temprano cuando salí de la casa del castaño, pero traté de mantener mi postura y los saludé a ambos con una sonrisa. Por supuesto que ella quiso comerme las entrañas con su mirada característica de una víbora. Esperaba en lo absoluto que no se haya enterado de mi presencia en el club, y menos de que estaba sobre mi padre. Aunque quería guindarla de los pelos desde el último piso de Fairchild, preferí mantener mi falla como espía en secreto.

Entonces, me dediqué a salir del lugar en busca de mi próxima misión: hablar con Joshua Fairchild del viaje con Shawn.

Al llegar a la puerta de su oficina, ni siquiera me detuve a pensarlo dos veces más cuando la abrí, aproximándome a paso tranquilo hacia su escritorio. No estaba nerviosa, pero sí tenía un suave cosquilleo en la planta de mis pies, por lo que al llegar frente a la gran mesa de madera, me senté de golpe en una de las sillas frente a esta, captando su atención.

—Papá —le llamé. No solía decirle papá, pero era una costumbre hacerlo cuando tenía una noticia que darle sin saber si se molestaría o no.

—Isabella —me invitó a hablar. Sus ojos se habían levantado de sus papeles para darme toda la atención.

Suspiré.

Uno.

Dos...

—Me iré de viaje con Shawn —hablé, reprimiendo las ganas de cerrar mis ojos con fuerza para esperar su respuesta.

Había peleado con él hace días, e incluso lo había visto con una mujer y ni siquiera estaba segura de si él lo sabía o no. Joshua solía ser ese tipo de hombres que aparenta no saber nada pero lo sabe todo, te hace creer que está en el último planeta cuando realmente está frente a ti, chasqueando sus dedos cerca de tus ojos para que despiertes de ese sueño en el que obtienes el triunfo antes que él.

Así era, y así sería siempre. Tal vez esa era una de los factores que había heredado de él.

—¿Por qué debes ser tú? —cuestionó, apretando un poco sus labios mientras se cruzaba de brazos a la vez. Su gesto era más de confusión.

Abrí la boca para decir algo pero la cerré, pensando en algo mejor.

—Le llamaron para algunas conferencias en Francia y New York —tomé una respiración suave antes de continuar —, y me ha solicitado como su acompañante, toma de notas y todo eso... cree que tengo potencial.

Quise reírme un poco al observar su cambio de expresión. Parecía sorprendido, sus cejas se habían ampliado mínimamente al igual que sus ojos, asintiendo al mismo tiempo.

—Correcto, entiendo todo hasta que... —se interrumpió, como si tratara de buscar las palabras correctas para hablar —, es decir, lo que me inquieta es que vea tu potencial al mismo tiempo que te da un puesto tan mediocre...

—Está tomando en cuenta mi opinión, y muchos lo harán, será una gran oportunidad que no desperdiciaré —hablé con firmeza, con mi pecho en alto y mi vista fija en el hombre frente a mí —. No sólo tomaré notas, también fui invitada con la oportunidad de poder revelar mis ideales a un contexto social que probablemente me tome en cuenta.

Impure© | Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora