Capítulo 11 - Ansiedad

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La rutina se había instaurado oficialmente y, una vez en semana, comían juntos, bien en casa de Naruto o bien en la cafetería, aunque ya no se ponían en una mesa a parte. Ahora, casi que Hinata prefería comer con los amigos de Naruto y charlar con ellos, incluso había empezado a tolerar a Sakura y a su falsedad; aunque lo que de verdad le gustaba era hablar con Shion, a quien ya consideraba una amiga. 

Así, ella fue la única con la que habló del cambio de Naruto.

Después de aquel día donde Utakata y Toneri la habían interrogado, Naruto había estado tenso el resto de la tarde, pero se le pasó al día siguiente y así hasta unas semanas después, momento en el que él había cambiado drásticamente. Había dejado de llamarla, comenzaba a ignorar sus mensajes y a dejarla sin responder, con lo que Hinata no sabía qué hacer. Ella había oído decir a Ino una vez que, cuando no quería que la ignorasen, lo que hacía era preguntar cosas, de tal modo que la otra persona se viese obligada a responder. Ahora las conversaciones con Naruto eran extrañas, casi monólogos donde ella mendigaba por conseguir una respuesta, algo que le permitiera calmarse, porque no podía más. Hinata revisaba el móvil constantemente, buscando su respuesta, decepcionándose cada vez que le veía en línea y él no se metía a ver su chat.

-Tendrá otras cosas que hacer -era la habitual respuesta de Shion cuando Hinata llegaba con esa cantinela. 

-Lo sé, lo sé -asintió Hinata, al igual que siempre-, pero es solo que no lo entiendo. Hace unas semanas estábamos tan bien y ahora de pronto ha cambiado. Me hace plantearme qué estoy haciendo mal, ¿le agobio o algo? ¿Debería dejar de quedar con él?

-Eso depende de ti.

-Pero es que cuando quedamos está tan bien conmigo... -y era cierto, la actitud de Naruto había cambiado por mensajes, pero en persona seguía siendo un chico muy atento. Cada vez que le veía, Hinata se olvidaba de todo lo malo que pasaba y se centraba en él, disfrutando de todos sus gestos. Naruto la trataba como una princesa.

-Hay personas que no se sienten cómodas hablando tanto por teléfono.

-Pero podía habérmelo dicho y no dejar que simplemente lo adivine -se quejó-. No sabes cómo me siento ahora mismo.

Shion suspiró al otro lado de la línea, también como siempre. Su amiga lo sabía de sobra, llevaban dos semanas en esa situación e Hinata estaba desesperada. Acudía a Shion buscando consejo, la muchacha parecía más experta en esto del amor, pero ella tampoco lo entendía, tan solo la escuchaba y había dejado de dar consejos al ver que ninguno había servido. Naruto había agotado las ideas de Shion y eso era un auténtico récord.

Pero, si el problema fuese solo Naruto, las cosas no serían tan horribles.

Ino estaba cada día más rara, ya apenas hablaban e Hinata se sentía tensa cada vez que coincidían en el tren. La relación se había enfriado por algún extraño motivo, exactamente igual que pasaba con Naruto, a diferencia de que con Ino las cosas no mejoraban en persona. Matsuri y ella se habían vuelto muy cercanas, excluyéndola bastante. De todas formas, Hinata no estaba segura de si quería llegar a ese nivel de amistad con ellas, aún le extrañaba el concepto amigas y casi que prefería mantenerse distante. Las echaba de menos, le habría gustado hablar de todo lo que estaba sucediendo con ellas, pero al menos tenía a Shion para desahogarse y a Tenten, aunque ella no sabía lo que estaba sucediendo, pero cuando quedaban se distraía oyendo sus historias y eso era todo lo que necesitaba en ese momento.

Hinata llegó a la estación, nerviosa por encontrarse a Ino. No quería ir con ella, pero si se largaba sin decirle nada todo sería peor y estaba todo bastante tenso como para hacerla enfadar. Tenía ganas de llorar, se veía atrapada entre malas decisiones de las que no podía salir, sintiéndose de nuevo como en el instituto cuando no tenía a nadie. ¿Cómo había llegado a eso?

Lo que no nos cuentan del amor (Naruhina AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora