01| Mᴀsᴄᴜʟɪɴᴀ.

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Sábado por la mañana.

¿Qué hacía yo despierta un sábado a la siete de la mañana?

Por muy pronto que me levantará, el día seguía siendo igual de mierda, eso lo tenía claro. Pero, ¿por qué mi despertador sonó a las siete en punto?

No lo entiendo y me desespera.

Y de repente, mi perro me lamió toda la cara.

—Ross, joder —me quejé mientras lo apartaba un poco de mí.

Lo abracé a la vez que le decía cositas bonitas y le besaba la cabeza pequeña y peluda que tiene.

Es que me lo como.

—Oh, que bien que ya estés despierta, Rena —la mujer sonrió inocente, o eso creo porque no veo una mierda.

Mi tía Amethystus, si, un nombre demasiado raro. La apodamos Ame, ella es la mujer que vive conmigo y que me cuida. Mis padres siempre están de viaje por el extranjero y ellos creen que no me puedo cuidar sola.

Aunque tienen razón.

La miré con los ojos entrecerrados, intentando calcular si la mancha borrosa que veía era mi tía o un peluche.

—Estoy aquí, cuatro ojos —habló poniéndose delante de mí.

—Calla, no tengo mis gafas —murmuré con mal humor mientras movía mi mano intentando tocar algo con forma de gafas.

Las agarré y me las puse sintiendo como ya volvía a ser una persona normal, al menos un poco más.

—Por cierto, no me llames Rena —pedí con molestia—. ¿Tú has puesto la alarma, verdad? —interrogué.

Nunca me ha gustado mi nombre, prefería el apodo que había llevado toda la vida, aunque el nombre en sí no cambiase mucho.

—¿Y qué si es así, Ren? —murmuró recalcando la última palabra mientras abría mi armario y observaba mi ropa.

Seguro que puso cara de asco.

—Ya se que te gusta el rollo indie... —mencionó—. Pero, ¿No te gustaría intentar otro estilo?

—Estoy bien como estoy —comenté bostezando.

Agarró un par de prendas del armario para después tirarlas en mi cara.

—Auch.

—Ve a asearte y vístete, nos vamos de compras. Vamos a ver ropa nueva —sonrió mientras guiñaba un ojo y salía de la habitación.

—¡Nunca! —grité frunciendo el ceño.

Bufé mientras me quitaba la ropa del rostro. Sonreí levemente mientras pensaba en todo lo que estaba haciendo mi tía para animarme.

Ella es como mi mejor amiga, mi confidente y mi psicóloga a la vez.

Desde que le conté como me sentía sobre lo de la UA y el tema de ser héroe, no sé a separado de mí a menos que fuera por su trabajo.

La quiero mucho, pero ni loca se lo digo.

Si lo hago nunca dejará de recordármelo durante toda mi vida.

Con pereza me levanté de la cama y me fui al baño que tenía en mi propia habitación. Era una vaga, todo me costaba demasiado.

Iba más lenta que Internet Explorer.

Me puse mi ropa de entierro, como dice mi tía. Una sudadera y unos pantalones algo ajustados, tampoco me complico la vida. Acabé por recoger mi largo y rebelde cabello castaño en una cola de caballo para luego salir del baño con mi cara de culo de siempre.

Eᴍᴘᴛʏ |𝐁𝐍𝐇𝐀|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora