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Capítulo treinta y tres: (Jayden en multimedia)

Ni siquiera recuerdo como llegué a casa, pero solo se que desperté con un dolor de cabeza terrible.

No me había quitado la vestimenta de la noche anterior, mi habitación se encontraba hecha un desastre y olía a cerveza. Ropa por todos lados, Sophie durmiendo encima de un montón de peluches en el suelo, la puerta del baño abierta y como presentía, vomito por todas partes.

Con una sensación de náuseas de otro mundo, caminé fuera de la habitación luego de cambiarme a un pijama y me dirigí directo a la cocina. Había un lugar especial para las aspirinas en una de las alacenas.

Flashbacks recorrieron mi mente sobre la fiesta de anoche. La pelea, el baile, los besos, los tragos, la gente.

Y mi cabeza reparó en el momento en que amenacé a Colton y a Jayden. Tenía que llamar al primero y decirle que no era necesario que me hiciera caso, solo estaba molesta y muy ebria.

—¿Me das una? —ignorando su mirada culpable, le pasé el frasco y me dirigí a las escaleras sin mirar a los lados. Pero fui detenida.

>> Vamos, Olivia, no puede ser que lo que dijeras anoche fuera en serio.

Me detuve.

—¿Crees que soy un juego? Hablaba muy en serio, Jayden, tienes que dejar de tomar decisiones por mi.

—Sólo quiero lo mejor para ti.

Lo miré.

—Y según tú, ¿qué es lo mejor para mi?

—Cualquier chico, menos Colton.

—No lo entiendes.

—Tú eres la que no lo entiende.

—Como sea.

—Te vas a estrellar.

—¿Es que a caso no lo ves?

—¿Ver qué, Olivia?

—Colton me hace feliz, nunca había conocido una persona como él. Desde que lo conozco la escuela es más fácil, mírame, quien iba a pensar que tendría resaca un sábado, que olería a cerveza y vomito alguna vez o que me llevaría tan bien con tus amigos, todo ha cambiado desde que llegó a mi vida y lo único que nos detiene son tus celos o lo que sea que sientas sobre nosotros.

—Es que no lo entiendes, pequeña, él no es mal chico, pero trae consigo demonios y antes que desaparecer, te consumirán a ti también.

Me acerqué intrigada.

—¿A que te refieres?

Si se refería a lo de su mamá, no creo que sea algo que vaya a consumirme a mi también.

—No es algo que pueda decirte. —bajó la mirada.

—Claro, aquí nadie puede decirme nada. Ni lo qué pasó el supuesto verano pasado, ni esto, ni nada, yo valgo cero.

Me voltee de nuevo dispuesta a irme, pues, cómo siempre, me sentí excluida de lo que fuera que todos sabían sobre Colton.

—Olivia, espera.

No me detuve.

—¡Olivia!

Seguí subiendo.

—¡Es complicado! —agudicé mi oído y detuve mis pasos. —es complicado...

Escuché sus pisadas acercarse a mi, para luego recostarse en la pared del pasillo. Muy pocas veces veía a Jayden melancólico, y en este momento, así era como se veía.

23:15 [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora