Capítulo 52

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Después de una extensa disculpa y una explicación por su comportamiento, al estar casi seguro de la traición del soldado, llevaron al Sargento Andrés Gómez a la enfermería. El Presidente se despidió al asegurarse que el joven fuera tratado como debía; ahora, tenía que aclarar públicamente que el Sargento en efecto, no había cometido ningún acto de traición y lo haría al amanecer, mientras tanto se dispuso a descansar, su viaje había sido más largo de lo que él hubiera imaginado.

El doctor canalizó al Sargento después de una examinación a sus heridas, cerró la cortada que tenía arriba de la ceja con 7 puntos y, les advirtió tanto al preocupado Coronel como al General que el muchacho (que no era tan joven) debía descansar, fuera de eso explicó que los moretones y las cortadas eran únicamente algo superficial de lo que no deberían preocuparse. Aun así, era evidente que el Coronel no dejaría a su hijo así que el doctor los dejó entrar en la habitación y se retiró cerrando la puerta tras de sí para darles privacidad.

Se sentaron en unas sillas que había una frente a la camilla y otra junto a ésta, el Sargento estaba dormido su respiración era lenta y se veía mejor después de que hubiesen limpiado sus heridas.

-¿Qué vamos a hacer?- Murmuró Raúl al cabo de un rato.

-No lo he pensado. Nos tomó tan desprevenidos, ni si quiera miró el radar ¿te diste cuenta? Estaba tan absorto en sentenciar a mi hijo...

-Deberían irse-. Andrés se movió en la camilla y abrió los ojos. El Coronel se puso de pie y se acercó a su hijo.

-¿Cómo estás?

-He tenido peores peleas-. Sonrió de lado.

-Me alegra que esté mejor, Sargento.

-Gracias, General. Pero no estoy bromeando, deben salir de aquí en cuanto antes.

-¿Por qué haríamos ago como eso, dime?- El Sargento suspiró y cerró los ojos, movió los labios pero de su boca no salió palabra alguna.

-Por que... por que el Presidente no se equivocó al señalarme como traidor-. Sentenció tan suvemente que de no ser por la corta distancia que había entre ellos, no lo hubiesen escuchado. Impactado, su padre, el Coronel, abrió los ojos como platos y miró a su amigo quien estaba igual de sorprendido que él.

-¿A qué te refieres, hijo?

-Si les digo, entonces ustedes serán cómplices y también serán señalados. Por eso les sugiero que se vayan, antes de que cualquiera pueda sospechar.

-En realidad eso no importa, porque nosotros, al evitar dar información, ya somos traidores-. Argumento Raúl- así que dinos, ¿exactamente, qué fue lo que hiciste?



Guardaron todo tan rápido como pudieron, Alan decidió ir al frente y Abraham lo acompañó. Las 3 chicas iban en el centro y Matías cubriendolas. Su mente no dejaba de darle vueltas al asunto ¿cómo no notó su aucencia? Eso era lo de menos, se imaginó todas las terribles cosas que le pudieron haber sucedido: ¿y si una bestia lo atacó? No, imposible. Debió haber gritado en todo caso ¿no?... podría haber sido atacado por personas externas a La Zona, los soldados que entraban a hacer los recorridos, como el que hacía Cristina cuando se topó con Iván y con Fer, pero ¡No! Él sabía defenderse muy bien, a menos de que lo hubiesen tomado por sorpresa... ¿Qué tal si el idiota había ido a buscar el punto de encuentro él solo? Ya había notado la desesperación en él pero, Rafa no era así, no se iría sin avisar ¡Por Dios! Que complicado era lidiar con sus pensamientos y la lista seguía.

Si tú vas, yo tambiénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora