Capitulo 3: Primer Rayo de Sol

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Me desperté al día siguiente con la luz entrando por mi ventana entre las cortinas color marrón de mi nueva habitación. Todo estaba tal y como lo había dejado la noche anterior, las maletas, la ropa. Aquello que había sacado de mis bolsillos aún yacía en la cama y en mi mano estaba mi celular, lo prendí y me di cuenta que me había quedado dormida antes de terminar de escribirle un mensaje a Adeline. Lo releí, pero de día y a consciencia me pareció muy ridículo lo que había tecleado. Absolutamente nadie le dice a una persona que acaba de conocer que había sido obra del destino que llegara a su vida a hacerla brillar. Me alegraba que el sueño me hubiese dominado la noche anterior, tremenda vergüeneza que habría pasado. No me tomó más de un minuto el decidir borrar el mensaje y escribir uno nuevo:

"Hola Adeline, soy Amelia, la chica del tren, encontré tu papel."

Estaba en línea y por tanto no tardó ni 5 segundos en entrar al chat y contestarlo:

"Ya te habías tardado, a las 2:30 en el Café temático de Obelix"

Quedé impresionada con lo directo de su mensaje, pero era algo que en serio me parecía atractivo de ella, era muy decidida a lo que quería, tenía una confianza tremenda que no te imaginas, o al menos eso era lo que aparentaba.

Miré el reloj y observé que eran las 12:30, sólo tenía 2 horas antes de encontrarme con Adeline, así que rápidamente me metí a bañar y seleccioné mi atuendo. Deseaba algo lindo pero no suficientemente llamativo o atrevido, tan solo algo exacto a la ocasión, tal vez casual. Decidí utilizar un par de jeans, una playera floreada con cuello en V y unos tennis "Vans" que adoro con toda mi alma. Nunca en mi vida me había tomado tanto tiempo prepararme para nada. La ropa que llevo usualmente es la primera que encuentro y no me lo pienso tanto, pero esta vez había sido más dificil de lo normal. Aunado a eso, de la nada, mi mente se llenaba de recuerdos del pasado que hacían más difícil que siguiera con mis movimientos. De pronto me veía estática y sin ganas de continuar, lo único que me sacaba de ese trance era pensar que vería a aquella persona tan simpática y agradable que había conocido un día antes. Miré mi celular y para mi desgracia ya era la 1:30.

-"Demonios"- pensé

Era muy tarde y todavía no sabía moverme por esos lares. Debía apurarme, así que hice lo que todo buen mexicano haría, prendí mi celular, busqué el lugar en "Waze" y pedí que me guiara caminando. La pantalla marcaba que llegaría a las 3 caminando debido a la lejanía de mi hogar de la ciudad en si, pero no podía permitirme llegar tan tarde, los europeos suelen ser muy estrictos con la puntualidad, así que tome mi mochila y corrí siguiendo la línea que se marcaba sobre el mapa del celular. No tuve si quiera tiempo de mirar los hermosos paisajes que se dibujaban en mi recorrido, o ver el contenido de las vitrinas de las tiendas que se erigían a mis lados, vamos, ni si quiera sabía como regresaría a casa puesto que nohabía cargado mi celular la noche anterior. No supe ni las calles por las cuales corrí y mi batería estaba por terminarse, aún así seguí adelante lo más rápido que pude y logré llegar al destino justo en el instante en que mi celular se apagó. Abrí la puerta con demasiada fuerza en un momento de desesperación y todos en la cafetería me miraron por unos segundos antes de volver a sus cosas. Estaba sudada y agitada, pero me sentía aliviada de haber llegado, solo que no sabía que hora era. Miré alrededor buscándola y por fin la vi ahí, sentada en una mesa para dos, se veía simplemente hermosa. Su cabello destellaba con la luz que entraba por el ventanal de la cafetería, sus ojos se veían espléndidos, sus labios rojos, y su piel gélida, era hermosa. Nuevamente sentí esa conexión, era bastante extraña, pero ahí estaba, alborotando cada célula dentro de mi. Regresé a la realidad, y me acerqué a ella, se levanto y me mostró su celular:

-Llegas tarde.- dijo, no había notado el enojo en su rostro cuando la avisté a lo lejos pero ahora podía notar una pequeña vena que resaltaba en su frente y una mueca de molestia junto a sus preciosos labios. En la pantalla se podía apreciar la hora, eran las 2:32, la volví a mirar con extrañeza, vamos eran dos minutos.- En este país la puntualidad es precisa, debes ser mucho más eficaz al moverte y más si te invitan a algún lugar, si llegas un minuto luego de la hora marcada, entonces, te verás como una persona irrespetuosa con quienes acordaste.

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