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1 año después

Sin duda, una de las cosas que más odiaba de toda su existencia, era el tener que levantarse temprano en un día tormentoso para asistir a clases.

Eran mediados de octubre y el frío en Ohio ya era bastante presente.

A pesar de emanar calor de por sí debido a su licantropía, los días en los que comenzaba a nevar eran los peores.

Caminaba por las húmedas calles de Columbus; auriculares en las orejas, gorro de lana negro, mochila vieja de su hermano Jordan de cuando tenía más o menos su edad...
Nunca le importaba demasiado el hecho de asistir a clase, pero hoy definitivamente habría preferido quedarse en su casa como sea.

Apenas circulaban coches por la carretera que pasaba a su lado, y sin entender por qué, se sintió un poco solitario.

Frunció el ceño y aceleró el paso, centrándose en la melodía que llegaba a sus oídos.

Su cabeza estaba ida, simplemente disfrutando de la música, caminando al mismo ritmo de ésta.

Un resquicio de una luz cegadora le llegó a los ojos por un solo segundo, y después escuchó el sonido de una fuerte frenada de un coche muy cerca de donde se encontraba.
Tardó en darse cuenta de lo que acababa de ocurrir, pero se giró, quedando frente al vehículo el cual casi le atropella.

– ¿Podrías mirar por dónde vas?

Una chica de no mucha más edad que la suya bajó la ventanilla del coche y sacó media cabeza por ella.
Era de piel morena, pelo castaño con algunas mechas rubias y algo regordeta.

Una beta.

La observó por un momento y, casi con voz inaudible, pidió perdón para así seguir caminando.

Esperaba que el vehículo pasara de largo y lo viera desaparecer en la siguiente esquina, pero no fue así.

El ruido del motor superaba el de la música en sus oídos al ir casi a su altura, así que decidió subir el volumen, pero fue demasiado lento ya que la chica lo empezó a hablar.

– Ey, – La chica puso el coche finalmente a su altura yendo a la misma velocidad que él. – Vas al instituto, ¿Cierto?

Levantó su mirada hacia ella sin dejar de caminar y tardó dos segundos en asentir.

Ella sonrió levemente.

– Yo igual, es mi primer día.

Volvió a bajar la mirada, intentando que se diera cuenta de que era demasiado temprano para él como para entablar una conversación con alguien.

– ¿Y si te acerco? – Preguntó casi al instante. – El día cada vez se está torciendo más y para cuando llegues tal vez estés empapado.

¿De verdad le estaba ofreciendo llevarle?

Volvió a mirarla y negó con su cabeza.

– No gracias, me gusta ir caminando.

Aceleró el paso pero la chica no se dió por vencido.

– No seas cabezota chico misterioso que intenta ignorarme. – La miró sin expresión alguna, y ella soltó una risita. – No voy a hacerte nada, soy de fiar.

Frunció el ceño.

Si la situación hubiera sido a la inversa y fuera él el que estuviera insistiendo en llevarla, posiblemente ahora mismo tendría una patrulla de policía detrás suyo.

– No, gracias. – Repitió con fastidio.

Vio de reojo como la chica se encogía de hombros y aceleraba el vehículo.

Justo cuando vio el coche adelantarle, pequeñas gotitas comenzaron a mojarle el cabello.

– Mierda. – Masculló para sí mismo.

En pocos segundos, la lluvia se intensificó, y tuvo que meterse bajo un toldo que por suerte vio para resguardarse.

Se maldijo varias veces por no haber salido corriendo al instituto en vez de oír las insistencias de la chica.

Y en ese preciso momento en el que pensaba en ello, el mismo coche volvió a aparecer y se posicionó frente a él.

– Tienes una última oportunidad.

La miró incrédulo, con el ceño levemente fruncido, sin entender por qué tanta insistencia con un desconocido como era él para ella.

Suspiró profundamente e hizo un chasquido con la lengua para acercarse con pequeños pasos al asiento del copiloto.

Abrió la puerta y subió, y pudo notar la sonrisa de victoria en el rostro de su compañera.

– Soy Madison. – Sonrió ésta mirándolo antes de acelerar de nuevo.

– Josh. – Le devolvió una pequeña sonrisa falsa y volvió a mirar hacia la carretera, notando como definitivamente Madison aceleraba de nuevo.

El chico no pudo evitar arrugar la nariz con disimulo desde que subió, pues había algo en aquel coche, un olor que se le hacía familiar, y le extrañaba no haberlo notado primero.

El viaje hacia el instituto fue silencioso en el caso de Josh, sin embargo Madison no dejaba de hacerle preguntas acerca de su vida y del instituto por ser su primer día.

Josh de verdad apreciaba las ganas de hablar de la chica, y entendía que solo quería llegar al sitio con al menos alguien con quién hablar, pero hoy no era su mejor día, y además eran las ocho de la mañana de un lunes.

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Luna llena • Joshler ;(omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora