- Narrado en primera persona; Nita.
- Tiempo de narración: Pasado.
- Corrección de narración hecha.Capítulo 2.
Leon fue el último en llegar y ahí comenzó el entrenamiento amistoso.
Ese día tocaba el mapa de meteoritos. En cada lapso caía un meteorito en un lugar al azar, así que, aparte de estar atentos a nuestros contrincantes debíamos mirar el cielo constantemente.
Iba corriendo con mi singular sonrisa. Amaba los entrenamientos, ciertamente me sentía más libre y poderosa.
No sé bien como pasó pero miré el cielo muy tarde. Un meteorito se dirigía directo a mi. Traté de salir de la circunferencia en la que caería, pero mi velocidad no me lo permitía.
Cerré los ojos con miedo, jamás me había caído un meteorito. Solía estar atenta siempre cuando tocaba este mapa.
Me quedé quieta hasta que sentí un fuerte empujón que me llevó fuera del meteorito justo cuando cayó. Caí sin duda en un pecho de alguien.
No me había dado cuenta que estaba temblando debido a la impresión, así que sin saber quién me había salvado, me aferré sin abrir los ojos a ese pecho tratando de calmar mis nervios.
Aunque cuando noté al responsable que me salvó estos aumentaron el triple.
Leon estaba mirándome bajo esa capucha de camaleón. Observé su cuadro de vida y este estaba recuperándose poco a poco. El golpe le llegó fuerte y al parecer perdió muchísima vida.
— ¿Estás bien? — preguntó.
— S-sí — contesté tartamudeando. Siempre solía pasarme cuando hablaba con él, y eso que eran pocas veces.
Hasta ahora me daba cuenta que estaba abrazándolo y en ese momento sentí como mi cara se sonrojaba horriblemente.
— L-lo siento — me levanté de golpe poniendo distancia entre nosotros. Él se levantó también quedando frente mío — gracias por salvarme, aunque... Rompiste una regla.
Mi corazón se detuvo por un segundo.
En cada entrenamiento había una regla; no podías salvar a nadie más que a ti mismo.
— Lo sé, pero no podía permitir que una niña fuera aplastada ante mis ojos — respondió sonriendo.
— Gracias... — le sonreí agradecida.
Este se quedó un momento en silencio mirando un arbusto.
— Ven — dijo de pronto tomando mi mano y guiándome rápidamente a otro arbusto mucho más lejos del que este miraba.
Miré de reojo junto con él notando que apareció Rosa por el arbusto que Leon había mirado con anterioridad. Tras unos segundos, ella se fue por otro camino.
Me quedé sorprendida. Sabía que él era un asesino sigiloso, pero no que podía detectar con facilidad a los enemigos.
— ¿C-cómo sabías que...?
— Rosa al tener varios implementos en su cuerpo se vuelve más pesada, provocando que los arbustos aún más lejanos de donde ella viene, se muevan.
— Wow, eso tiene sentido.
— Así es — se escuchó una voz por medio de los altavoces que quedaban cinco Brawlers en total — bueno, debemos separarnos, sino pensarán que estamos haciendo team. Nos vemos después Nita — besó mi mejilla rápidamente y corrió saliendo del arbusto entrando por otro camino.
Inconscientemente mi mano fue directo a la mejilla que él había besado y me quedé mirando a la nada por un momento.
Pudo haberme matado ahora para que quedaran menos.
Pero no lo hizo.
¿Por qué?
Salí de mi pequeño trance y corrí por otro arbusto tratando de concentrarme en terminar bien.
Aunque, no podía recordando esa sonrisa.
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Leon y Nita: En cada partida.
General FictionACLARACIÓN Esta historia la creé muchos meses antes de que se confirmara de que ellos son hermanos. Siempre tendré una perspectiva diferentes de ellos, no puedo verlos como familia, así que si no soportas verlos como una pareja es mejor que no leas...