En su última tarde en tierra española, Alexa Koch se prepara para la cena grupal, de la cual planea llevarse a Jerome para darle a firmar el contrato. Se encuentra tranquilamente recostada en la tina de baño, con un aroma a lavanda inundado la habitación y ese tibio vapor de agua empañando cada cristal y cada espejo.
Sale del baño, envuelta en la blanca toalla, camina hacia el lugar en que colocó su crema y comienza a repasarse la piel con las manos, se mira un par de veces al espejo y evita pensar en cualquier cosa. En ese momento ya no importa lo molesto que esté su padre con ella, le es indiferente lo mucho que la deteste por lo sucedido con su hermano, cuando vuelva con ese contrato en las manos y la noticia de que Jerome Doménech está dispuesto a hacer negocios para ellos, lo cambiará todo.
Se coloca el vestido que llevó consigo para esa noche, conoce cada debilidad de Jerome y utiliza todas sus armas, ¿por el contrato? No, eso nadie se lo creería, en el fondo lo hace por la sensación de saber que aún puede tenerlo.
Desliza sus manos sobre la suave y ligera tela rosada que logra destacar el color de su piel, la cual es visible en el profundo escote frontal, su espalda y brazos desnudos, además de su pierna derecha, con una larga abertura que permite la visibilidad de esa zona cuando camina.
Su camino a la sección del hotel en la que será la cena, no es realmente interesante, excepto por las habituales miradas dirigidas a ella. Entra al salón a paso fuerte y decidido, como comúnmente, enseguida llama la atención, es seguro que la mayoría de ellos no esperaba verla ahí.
- ¡Alexa Koch! Cuando vi tu nombre en la lista de asistentes no pude creerlo –Alexa sonríe, como si la pretenciosa rubia que la saluda fuera de su agrado–. Por una vez en la vida te veo fuera del trabajo... o los libros –suelta con cierto aire burlón, que nuestra chica no comprende del todo.
- Todos necesitamos un tiempo fuera –es su respuesta y la rubia la mira de arriba abajo, para después sonreír.
- Pensé que no vendrías... por Jerome –dice por lo bajo, como si todos en esa habitación no estuvieran al tanto de su compromiso fallido y su boda jamás efectuada–. Y bueno, como todas nos casamos, creímos que sería difícil para ti.
- ¿Difícil? –Ríe con sorna– En lo absoluto, Jerome buscaba una esposa trofeo, pero tú entiendes eso a la perfección... afortunadamente nos dimos cuenta a tiempo –la poco amable mujer pierde cualquier rastro de sonrisa de la cara y después de una falsa despedida, se aleja, Alexa ríe de nuevo y toma una copa del hombre que pasa a su lado–. Es como volver a la escuela –piensa.
La rubia y su grupo de amigas la observan desde lejos y ella lo sabe, no podía esperar menos, después de llamarlas esposas trofeo. Sigue como si esas miradas no le afectaran, como si al contrario le hicieran un favor, se pasea de un lado a otro con su copa, conquistando varias miradas y volviendo a tener más de una enemiga de generación.
Del otro lado del salón, mientras toma una copa con un viejo amigo, Jerome la mira fijamente, el hombre con quien charla observa la dirección de su mirada y sabe que no hay manera de captar nuevamente su atención.
- ¿Qué esperas? –Le pregunta, poniéndose cerca de su campo de visión.
- ¿Qué dices? –Pregunta Jerome confundido, como creyendo que no era obvio sobre quien se centraba su atención.
- No creo que haya otra casualidad tan grande como esta, Jerome, ella es la solitaria de siempre y tu gran oportunidad para hablarle de nuevo puede perderse después de hoy –él sonríe y recuerda su caminata por la playa, esa charla durante la cena.
- Se está yendo –suelta sin querer, cuando Alexa se dirige hacia la salida, con toda la intención de ser vista marchándose.
Se aleja a paso decidido, pero lento, segura de que Jerome no perderá la oportunidad de seguirla... pero al paso de los segundos se torna un poco insegura y creyendo que puede perderlo llama el elevador... su inseguridad dura poco, al abrirse las puertas del ascensor se refleja la figura del francés detrás de ella.
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¿Quién es el jefe?
RomanceAlexa Koch y Daven Jankovic, son un par de empresarios que cruzan sus caminos por azares del destino. Destino que ella maldice. porque él se ve obligado a colocarse a la cabeza del negocio al que ella le ha invertido su vida entera. ¿Será posible qu...