¿QUÉ PASA?

204 11 0
                                    

No podía explicarle con palabras... me giré un poco y alcé mi blusa unos centímetros, luego aparté el cabello de mi cuello y las mangas de mi sudadera del brazo derecho para que viera las marcas.

Su mirada se volvió picarona y se sentó a mi lado.

—Entonces... parece que mi nueva amiga tiene detalles que contarme sobre cómo es el famoso Luka Couffaine en su faceta salvaje

Volví a acomodarme la ropa apresuradamente.

—No es salvaje... —me mordí el labio —Todo lo contrario

Estallamos en carcajadas por alguna extraña razón, una sensación de calidez me envolvió por completo, tal vez este era el comienzo de una buena amistad.



Íbamos por la tercera tienda y el quinto vestido, pero ninguno lograba convencer al jurado, Anette me había convencido de que con algo de maquillaje el asunto de —sus palabras no mías— Las marcas de amor de Luka quedaría solucionado. Le di mi voto de confianza ya que no me había dado razones hasta ahora para no hacerlo y me estaba probando vestidos de todo tipo, mayormente con la espalda descubierta porque según mi novio debía dar una imagen sorprendente y atractiva para que todo fluyera como miel sobre hojuelas en cuanto comenzara mi carrera.

El vestido que traía puesto ahora era rojo, un rojo brillante y fuerte, el escote era halter y tenía toda la espalda descubierta, se ajustaba a mis caderas y caía suelto a mitad de mis muslos, en mi pecho había una tela más fina justo donde empezaba el borde de mi ropa interior y se ajustaba a mi cuello sin asfixiarme. Era precioso.

Salí del vestidor y las cuatro personas frente a mí se ruborizaron un poco.

Mis guardaespaldas, quienes gracias a Anette sabia que no eran mucho mayores que yo, carraspearon sutilmente y cruzaron las manos frente a ellos, mi mejor amiga tenía brillo en los ojos y mi novio se cubrió la boca con su puño izquierdo.

—¿Este está bien? —pregunté avergonzada

Todos asintieron y no pude suprimir una sonrisa.

Volví a cambiarme mientras mi asistente pagaba el vestido y lo subían a la limosina, una vez fuera me encontré con Luka, quien me abrazó por la cintura y me susurró.

—Tenemos un problema

—¿Un problema? —quise zafarme de su abrazo —¿Qué pasó? ¿El vestido no está a la venta? Sabía que tomarlo del aparador no era buena idea

Sin escucharme, acercó sus labios a mi oído, haciendo que me detuviera.

—Que no puedo dejarte ir así a una fiesta sin compañía

Ah, ya entiendo.

Una sonrisa pícara se formó en mi cara, pasé mis manos sobre su pecho.

—Tranquilo celoso, estaré bien —besé fugazmente sus labios y salimos de la tienda



Esa noche estaba lista, me maquillaron, peinaron, tenía hermosos accesorios y a mi nueva amiga junto a mí supervisando todo. Miré mi reflejo y por un segundo vi a otra persona, pero se desdibujó cuando volví a abrir los ojos.

—Marinette...

Una voz femenina resonaba en mis oídos, volteé a todos lados pero todo el mundo estaba de un lado para otro, no susurrándome.

—Marinette, ya está todo listo, vamos —Anette desvió su mirada de su tabla con hojas a mi cara, su expresión cambió a extrema preocupación —¿Pasa algo? Tienes la cara blanca y estás temblando

Tenía razón, mi mano derecha temblaba sobre el descansabrazos de la silla, negué con la cabeza.

Solo son los nervios Marinette, concéntrate.

Me levanté y me llevaron hasta una inmensa puerta que seguía cerrada.

—Los invitados están dentro y tú llegarás convenientemente tarde —mi amiga rubia sonrió —Solo por cinco minutos o quizá diez ¿estás lista?

Pasé saliva con dificultad.

—S-Sí, estoy lista

—Bien, abran las puertas chicos

Mis guardaespaldas abrieron lentamente las puertas de madera, inmediatamente un montón de cámaras empezaron a sonar y a cegarme con las luces. Me abrieron paso conforme avanzaba, dejándome llegar hasta los invitados.

Saludé a cada uno, tomé una copa de champaña y todo iba de maravilla, finalmente me pusieron frente a una cámara de televisión, el "amable" señor que me había contratado se puso a mi lado.

—Estimada prensa, invitados, gente de Paris, es un placer presentarles a la nueva estrella de nuestra disquera, Marinette Dupaing Cheng

Muchos aplaudieron o sonrieron; incliné un poco la cabeza y las cámaras enfocaron a otro lado tomando evidencia de la celebración.

—Disculpe señorita ¿me concede una pieza?

Cuando volteé vi a un chico de cabello y ojos negros. Parpadeé y era Adrien.

—Vamos Piáo —su sonrisa se ensanchó y volví a ver por dos milisegundos al chico azabache

¿Piáo?

—¿Q-Qué? —susurré confundida

—Vamos Marinette, baila conmigo

Aún confundida y por acción automática puse mi mano sobre la suya mientras comenzaba una suave canción. Mi mano libre se puso sobre su hombro y la suya sobre mi espalda baja pegándome a él. Recordé la primera vez que bailamos así en la fiesta de Chloe, me había sentido entre las nubes, ahora era diferente, estaba consiente de que muchas personas nos miraban, que yo tenía novio y que esto probablemente estaba mal, pero dejé eso de lado por un momento, ya que algo dentro de mí en un pequeño lugar en mi corazón me decía que esto era lo correcto, que así debían ser las cosas, que estábamos destinados a estar juntos.

¿Qué demonios me pasa?

—Adrien... —me detuve y di un paso atrás soltándome de su agarre —Esto está mal, lo siento, yo... —a mi alrededor había varias personas confundidas o murmurando —Debo salir de aquí

Me disculpé con todo el mundo y cuando iba a salir corriendo empezó a dolerme la cabeza.

—¿Mari?

Mi exnovio se acercaba hacia donde yo estaba pero repentinamente se detuvo, poniendo una mano en su cabeza justo como yo.

—¿Adrien? —exclamé antes de que él cayera al suelo

Una multitud de paparazzis e invitados se acercaron a ayudarlo y también algunos cuantos a ver si yo estaba bien.

—Debes escuchar Marinette...

De nuevo esa voz.

No pude pensar mucho más antes de cerrar mis ojos y caer al suelo junto con el rubio frente a mi.

Al Compás Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora