4 paredes.

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Aún estaba pensando en aquél sueño mientras preparaba mi desayuno , no encontraba una respuesta y conforme pasaba el tiempo no creí poder encontrarla.

Marqué al numero de Piero pero no volvió a contestar, seguía olvidando que en donde él estaba era de noche o quizá seguía trabajando. ¿Qué podía hacer hoy? No tenía planes realmente y la resaca había tomado mi cuerpo, pensé en ir a ver a Ignazio pero al recordar lo que paso me hacía no querer salir de casa. No estaba enojada, ni nada por ese estilo era únicamente ese sentimiento de nerviosismo, no sabía que iba hacer cuando volviera a verlo.

Salí al balcón y vi la vida pasar unos minutos frente a mi hasta que escuche un ruido arriba de mi, supuse que Ignazio había despertado por lo cual silenciosamente volví a entrar a casa.

El día siguió pasando y con él mis pensamientos angustiados y desordenados, tenía que salir, no podía seguir de esa manera, tome mis llaves, mi celular y una sudadera que me quedaba algo grande. 

Llame al elevador ¿A qué lugar se supone que iba a ir?, recordé unos dos o tres lugares a donde ir pero ninguno termino por convencerme del todo, las puertas se abrieron. En verdad no podía tener esta suerte.

-Kismet.

-Ignazio- sus ojos se encontraron con los míos solo para darme cuenta que traía la misma chamarra negra que la de anoche -Anda, ven antes de que las puertas se cierren- entré al elevador y marque el ultimo piso, las puertas se cerraron y justo como lo imagine apenas lo vi quedamos en ese silencio incomodo. -¿Estás bien?.

-¿Porqué no lo estaría?- vi que su mirada cambiaba a confusión -Perdón, no quería ser grosera- baje la mirada, las puertas se abrieron él fue el primero en salir y dirigirse hacia la puerta -Ignazio- se detuvo -¿Tu estás bien?.

-Si...- no hicimos nada mas que vernos unos segundos, guardo sus manos en su chamarra, caminé hacia él y bese su mejilla.

-No necesitamos hacerlo tan formal- sonrió 

-¿Vas a salir?.

-Si pero sinceramente ni siquiera se a donde- su rostro me demostró que estaba confundido lo cual me hacía sentir menos nerviosa -Supongo que tu también vas a salir.

-Si, tengo que ir por unas cosas y volver a casa, hay un desastre allá arriba- reímos, hizo un pequeño movimiento poniendo su brazo cerca de mi -Ven- lo tome y salimos, nos volvimos a detener.

-Bueno, ahora tengo que ir por aquel camino- señale hacia la izquierda 

-Y yo tengo que ir por la derecha.

-Entonces fue bueno haberte visto aun que sea unos minutos, ayer ya no pude agradecerte por haberme invitado.

-No te preocupes, me alegra mucho que hayas ido- algo que me gustaba y que a la vez odiaba era que él me sostuviera la mirada, me ponía nerviosa, me sentía pequeña.

-Entonces espero verte muy pronto Ignazio, no es como que vivamos muy lejos el uno del otro pero...espero que podamos hablar pronto- le sonreí, él beso mi mejilla y camino hacia atrás

-Tu dime cuando y ahí estaré.

-Es un trato- seguí mi camino, me sentía feliz al saber que él y yo no estábamos de alguna forma en términos incómodos o malos 

-¡Kismet!- me detuve para volver a verlo -Te veías hermosa con ese vestido- 

¿Qué? ¿Me ha dicho hermosa?

-Oh...gra-gracias Ignazio- me sonrojé como era de esperarse, afortunadamente no estaba cerca de él para que lo tonara -Tu también te vez muy bien con esa chamarra- reí 

-Que suerte la mía- siguió su camino, por un momento mientras caminaba volvió a verme solo para que mi única acción fuera lanzar un beso al aire con mi mano y darle la espalda para seguir caminando.

"No entiendo como lo haces, tuviste razón del vestido". Fue lo único que escribí en el mensaje para Piero. No se como me sentía pero estoy muy segura de que mal no era, no habíamos tocado el tema de aquel beso inesperado, eso lo hacía mas fácil al verlo, pero, ¿Para qué mentirme? si lo único que esperaba en el fondo era que él hablara sobre eso.

Me sonreí al pensar en todo esto, no sabía como ni cuando pero tenía que saber más sobre Ignazio. ¿Porqué me emocionaba estar con él entre 4 paredes? me agradaba, me gustaban mucho sus ojos a pesar de lo pequeña que me hacía sentir y su estatura no ayudaba mucho en eso por que yo apenas le quedaba en el pecho y un poco mas arriba, pensé en su barba y lo extraño y tierno que se veía al no tenerla y su voz... algo tenía su voz que me hacía quedarme completamente congelada. ¿Porqué pensaba tanto en él?.

Ignazio, ¿Qué estas haciendo conmigo?.


Átame a tu recuerdo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora