Traición

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Narra Michael
 
 

Las cosas no pueden empeorar, mi vida no puede ser más miserable porque es prácticamente imposible.

He perdido tanto, pero parece que no es suficiente para mí padre.

Cogí una piedra para dibujar un gran círculo en la tierra.

 
- No seguiré adelante.- Hablé en voz alta. - Padre, dime qué hacer y lo haré.-
 

El silencio solo me frustraba más, ¿Por qué mierda no me contesta?

 
- No saldré de este círculo hasta que me hables.- Tal vez mi actitud sea infantil, pero me estoy quedando sin ideas. - Los hechiceros ya no están, mi señora Mead tampoco. Las brujas los quemaron vivos en la hoguera hasta que solo quedaron cenizas y humo.-

 
Termine de dibujar un pentagrama en el suelo, arrojé lejos la piedra y me deje caer de rodillas justo en el centro del dibujo.

 
- Dime qué hacer o déjame morir aquí.-

 
¿Acaso no he sufrido demasiado? ¿Qué más tengo que perder para que mi padre este contento? Ya no tengo a nadie, cada persona con la que he estado ha muerto o desaparecido, ¿La soledad es alguna clase de castigo por no hacer las cosas bien?... Pero qué se supone que tengo que hacer.

Sé que soy el Anticristo, yo reclamaré el torno sobre la tierra y aquel que transformará al mundo a imagen de mi padre. El único detalle es que no sé cómo hacerlo, nadie me ha dicho como y no tengo idea de por dónde empezar.

 
 

4 días después...
 
 

Quisiera escapar, pero solo sigo aquí, en el mismo lugar, con el mismo dolor e igual de perdido.

Mi padre no se digna a contestarme, el frío de la noche, el hambre que tengo, el vacío en mí. Mi padre me abandonó, como todos los demás y no sé cómo sentirme al respecto.

Ya me cansé de todo esto, solo quiero ser... Normal.

Las voces en mi cabeza no me dejan en paz, mi tortura sigue y sigue.

 
- ¿Quieres una Fanta de uva?- Volteé a mi derecha, enfoque mi vista en un pequeño niño rubio vestido con una túnica blanca.

- No... Estoy ocupado.- Mis palabras salieron atropelladas, creo que no dormir me está afectando.

- ¿Tienes hambre?- Ahora era la voz de una niña, me gire y ahí estaba ella vestida igual que el niño. - Toma una manzana, es muy jugosa.-

- Necesito hablar con mi padre.- No quiero sus imitaciones baratas del vino y el fruto prohibido.

- No tienes que hacer nada, todos son bienvenidos.- Dijo la niña sonriendo.
- Ven hacia la luz.-

- Déjenme en paz.- Cerré mis ojos con fuerza, deseando que estás alucinaciones pararán.

- Me dejaste morir.- Esa voz... - ¿Por qué me hiciste eso? Me dejaste morir, que me quemarán.-

- No eres real.- Negué viendo el fantasma de Mead. - Nada de esto es real.-

 
Mi cabeza comenzaba a doler, quiero que esto termine. Solo quiero ir a casa, quiero despertar de esta pesadilla.

 
- No le hagas caso.- El Papa negro llegó. - Hiciste un gran trabajo.-

- No. Fracasé.- Jadeé. - Estoy perdido, no entiendo mi propósito.-

- Eres todo lo que esperábamos. El Alfa y el Omega, el que es, el que fue y el que vendrá.-

El Diablo En Mi •Michael Langdon X (Tn)•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora