𝒉𝒆𝒂𝒓𝒕 𝒂𝒕𝒕𝒂𝒄𝒌.

𝟎𝟓.

que sean mis labios los que me delaten al formar una sonrisa cuando escucho tu nombre.

♡♡ 5 maggio duemila diciannove ♡♡

realmente no sé muy bien con qué palabras comenzar esto porque mis sentimientos son tantos y tan grandes que no creo saber cómo poder dividirlos en partes tan pequeñas como las palabras para que logren formar algo como un párrafo y luego algo que sea digno de ser leído por ti, pero, aquí voy.

tú me haces sentir tan bien, y con bien no me refiero a sólo cosas que puedan entrar en un criterio básico, no. me haces sentir cálido, una calidez que todo mi corazón y juro que cada célula de mi cuerpo tiene la capacidad de sentir, de sentir que cada corriente de calidez es diferente a la anterior. me haces sentir increíblemente querido, verdaderamente querido, profundamente querido. se siente tan bien, ligero y suave, porque no dudo de que me quieras como yo te quiero a ti. es como, mh, no sé con qué compararlo para que entiendas un poquito mi perspectiva; pero es tan bonito como tomar chocolate caliente bajo muchas mantas en un día frío con lluvia torrencial mientras las gotas caen contra la ventana, contra la tierra mojada, contra el techo haciendo un sonido sumamente relajante.

cada que hablamos, siento que nuestros corazones hacen la mayor parte de todo el gran diálogo que podemos crear en tan poquito tiempo, y no importa si las conversaciones no tienen un motivo ni sentido amoroso porque con que nos preocupemos por el contrario sé que es amor, es un tipo de preocupación distinto comparado con el que puedes sentir por un amigo. es como magia para mí, ¿sabes? es mágico el amor correspondido. porque son silenciosos sentimientos que se van enlazando de a poquito, sutilmente; y, cuando menos te das cuenta el camino de ambos sentires ya está enredado de la más dulce y fuerte manera posible.

¿sabes? si te sigo hablando de esta manera tan general jamás llegaré al punto que quiero llegar escribiéndote esto, quiero detenerme en un bonito y exacto ejemplo de amor que está presente frente a nuestras propias narices todo el tiempo: nosotros dos.