La oscuridad al fin había entintado el claro cielo mientras las estrellas hacían su aparición en él brillando durante una noche más. La gran luna también se alzaba resplandeciente, alumbrando a las ranas de los estanques que disfrutaban de la tranquilidad de la noche. El canto de las cigarras no cesaba, haciéndose uno con la suave brisa descendiente de las impresionantes montañas que envolvían todo el territorio de Muelle de Loto. Dentro de la residencia, las linternas colgadas a ambos lados hacían de guía para Jiang Wanyin, quien se había dedicado toda la tarde a practicar en el campo de entrenamiento con la excusa de enseñarle a Madam Yu sus nuevos conocimientos. Por ello sus brazos dolían, estaba sediento y tan cansado que podría tirarse en una esquina del pasillo y dormir allí mismo como un perro.
A pesar de todo, iba caminando contento y tranquilo hasta que el sonido de un instrumento desafinado le taladró los tímpanos y casi lo hizo tropezar con su propio pie. Frunciendo el entrecejo y recordando el aviso de su hermana, siguió a regañadientes aquella melodía, deteniéndose poco después a una distancia considerable del ruido. Cuando observó el patio y vio a Wei Wuxian y a Lan Wangji sentados en un banco, inconscientemente fue golpeado por la necesidad de esconderse detrás de un pilar y pegar la oreja lo suficiente como para oír la conversación.
―¡Tienes que ver tu cara; estás deseando que me detenga!
―¿Sí?
―¡Sí!
―...
―Aiya, Lan Zhan, a este paso no podremos hacer un dueto ni en tres años ―comentó en un tono abatido. Sin embargo, la sonrisa en sus labios secos jamás se desvaneció. Segundos después, al notar la sequedad en ellos, instintivamente jugó con su lengua para humedecerlos―. Eh, ¿debería soplar más suave?, ¿qué crees? Tú eres el músico aquí, enséñame, Lan Er Gege.
―Mn.
―Bien, ¿otra vez?
―Mn.
Jiang Wanyin se frotó las sienes. ¿Cómo el Segundo Maestro Lan era capaz de soportarlo? Él sinceramente no podría hacerlo. Ya era todo un triunfo aguantar su cháchara excesiva, conteniéndose solamente al imaginar mil escenas donde lo ahogaba en algún estanque, así que... ¿¡qué le esperaría ahora que, además de hablar y hablar y no cerrar la boca, hablaba y soplaba un palo desafinado!? ¡Lo que tenía en las manos era un dizi barato, de muy mala calidad por cierto, cuyo proveedor ―algún comerciante que no entendía de música― lo había vendido con orgullo en su puesto, como si un trozo de bambú fuera la gran cosa! Incluso si Jiang Wanyin todavía era el único de su familia que no había presenciado la famosa actuación musical de Wei Wuxian, sólo de pensarlo su cabeza empezaba a punzar.
Suspiró, se cruzó de brazos apoyando la espalda contra el pilar y recordó su parloteo con Wei Wuxian antes de que este hubiese desaparecido de su vista llevándose a Lan Wangji consigo.
«¡No te enfades, Jiang Cheng! Tú estarás aquí toda la vida, Lan Zhan sólo unos días. Cuando se vaya te prometo que compartiré el vino contigo, haha.»
«¿Acaso tienes planeado emborrachar al Segundo Maestro Lan primero?»
«Oh, no, no me des ideas descabelladas... ¿Y dicen que yo soy la mala influencia?»
«¿Qué?»
«¡Nada, adiós!»
«¡Wei Wuxian, no te metas en problemas!»
Pero cuando acabó de pronunciarlo, las dos figuras ya se habían perdido entre el colorido paisaje de Yunmeng y su gente. Fue como ver a dos amantes escapándose, librándose del futuro castigo de sus familias despiadadas, de un destino donde no debían estar juntos.
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「Cuarzo cristalino」| WangXian | Mo Dao Zu Shi
Fiksi PenggemarDonde el revoltoso Wei Wuxian vive por el dibujo, pintando paisajes de una manera que sólo él es capaz de hacer y retratando la belleza y firmeza de las mujeres en el papel. Sin embargo, un viaje a Yun Shen, la residencia de la secta Gusu Lan, y un...