Me encontraba en una galería de arte observando las pinturas sin mucho interes. Los cuadros eran de colores neutros con unas pinceladas que parecían hechas sin mucho empeño, algo sin vida me pregunté ¿cómo la gente podía apreciar algo así cuando habían muchos con hermosos cuadros en las calles y no ganaban ni un cuarto de lo que se ganaban los artistas de estas obras "abstractas"?
Suspire con resignación y pase a la siguiente pintura, esta se podía decir que era un poco más llamativa, era de un fondo grisáceo y habían un montón de árboles secos y negros, pero todo estaba distorsionado. Por alguna razón me recordaba a la pesadilla que viví cuando estaba en aquella casa, cuando todo el abuso empezó...el inicio y los golpes, fueron lo más duro.
Estaba consciente de que yo también había sido culpable por enamorarme y aceptar finalmente todo lo que Cal hacía conmigo, aunque el psicólogo al que asistía había dicho que no había sido por completa voluntad mía, sino que había desarrollado un trauma, al no tener a nadie con quien respaldarme o el apoyo de cualquier persona, las mínimas muestras de afecto las atesoraba, tuve una dependencia emocional de Cal y eso me llevó a desarrollar un vínculo afectivo con él. Aunque no sabía explicarlo muy bien; realmente ir al psicólogo me aprecia una pérdida de tiempo, decían cosas que ya sabía.
La situación de mi pasado ya no preocupaba tanto como ahora la del presente. Realmente no sabía si podría formar una familia en un futuro, quería poder actuar frente a un hombre normalmente, pero con solo un toque en la cintura o un respiro en mi cuello lo alejaba por instinto. Si había tenido sexo, pero llegaba a un punto donde ya no quería más y ni más volvía a ver al chico. Yo aún seguía queriendo a ese hombre y aveces hasta creía ver su rostro en personas que no tenían nada de parecido. Ya no sabía que hacer para sacarmelo de mi cabeza, estaba harta.
Al salir de la galería camine por las calles en busca de un café caliente y abrace el abrigo que llevaba puesto, el clima era realmente frío y hostigante. Muy pocas personas iban y venían, todo estaba solitario...de seguro por el acercamiento del invierno.
Al llegar a un café ordené un americano caliente con dos donas, para acto seguido sentarme y comenzar a comer, el día hoy era demasiado aburrido. Scoot y Michael se habían ido a casa de sus padres, mi perro Skip estaba en el veterinario, y no tenia a nadie para recurrir. Mantuve la mirada en el vidrio, perdiendo la vista en la calle, cada vez sintiendo como mis sentimientos me hacían un nudo en la garganta, que dolía. Era uno de esos momento en que sentía que mi vida no tenia sentido, esa sensación de que nadie te quiere, de que solo eres un punto negro más entre el bullicio.
No podía parar de suspirar, hasta que una silueta alta con abrigo negro hizo presencia a mi lado y no pude evitar voltear a ver, notando a primera medida sus manos grandes y rosadas, con venas que resaltaban. Eran hermosas. Cuando llegue a su rostro me lleve la gran sorpresa al encontrarme con el rostro del veterinario, él que atendió a Skip. Tal vez lo mire muy sorprendida porque el mostró una sonrisa apenada. Quise saludar, pero no recordaba su nombre, así que espere a que el hablara primero.
-Sí mal no recuerdo tu nombre es Silver -¡Que vergüenza! El podía recordar mi nombre y yo el suyo no.
-Si, esa soy yo. Un gusto verlo aquí -Le regale una leve sonrisa, admitía que ahora lo notaba más atractivo que antes. El color negro le hacia resaltar su apariencia.
-Igualmente, justo pasaba por un café ¿puedo hacerte compañía? -Asentí.
Mantuvimos una conversación normal, como la de dos personas que apenas se acaban de conocer, también hablamos sobre Skip y me comento su mejora, lo que me subió un poco el animo. Era la primera vez que me sentía a gusto hablando con un extraño, las palabras no me salían forzadas, pensé que era por la necesidad de tener a alguien hoy, pero no era así, en realidad Paul -que ya me había dicho su nombre- era un sujeto sociable, utilizaba las palabras adecuadas. Trasmitía calma y comodidad.
-Al principio estaba decidiendome entre estudiar medicina veterinaria o simplemente medicina, pero siempre me apasionaron los animales, así que escogí la primera...¿Que hay de ti?-La conversación había parado en nuestros pasados, me agradaba poder conocer un poco más.
- Recuerdo...que yo también soñé con ser veterinaria alguna vez, pero... un día estaba en el campo con mamá y de pronto vi lo que parecía ser un tronco, yo creí que estaba cortado a la altura del suelo y salté sobre él...
Guarde silencio por un momento, algo avergonzada por lo que iba a decir, pero ver sus ojos ansiosos por la siguiente parte, me incentivo a seguir.
-Resulto no ser un tronco, sino heces... de vaca, ¿puede imaginar cómo quedo mi pie? Estaba repleto y el olor era horrible. Desde ahí mi amor por los animales disminuyó, solo podía pensar en el mal olor y la suciedad.
Un resoplido de risa desbordó de sus labios y con una mano acarició el puente de su nariz, me quedé observando su reacción, con mínimas cosas su lechosa piel cambiaba a ser rojiza, era demasiado lindo. Sus ojos de un azul oscuro me miraban brillantes, podía jurar que si lo seguía viendo me llegaría a gustar.
-Vaya, es la primera vez que escucho algo así ¿cómo no pudiste diferenciar? Imagino la reacción de tu madre -Tape mi boca al reír, la recordaba perfectamente, fue un dilema.
-Recibí un sermón, me dijo lo mismo "¿cómo no pudiste diferenciar entre un tronco y un excremento?" Se burlaron de mí por mucho tiempo - Hice un puchero y nuevamente su risa fue música para mis oídos.
Luego caí en cuenta de algo, pase una mano por mis labios y senti mi cara caliente, yo ¿le había hablado de excremento en un café? ¿A un hombre guapo? De tantos temas por qué escogí el más asqueroso, era una idiota.
-Disculpe, no debí hablar de eso en un lugar así -Baje la vista, que mala segunda impresión.
Pero al contrario, él respondio que para nada lo había incomodado, incluso le gusto que le haya contado esa experiencia, se sentía algo más cercano. Asombrada me pregunte a mis adentros sí quería ser mi amigo, lo que pude responder con un si por su manera de actuar.
Luego de un rato ambos salimos del café, me acompaño a la parada del bus y espero junto a mi hasta que me fuera, no sin antes decir que había disfrutado del tiempo conmigo. Mis hormonas parecían estar desatadas, ya que no dejaba de pensar en lo atractivo que era y en que todo había sido muy repentino, pero con el pensamiento de "quiero una próxima".
-Me saluda a Skip, pasaré por él en dos dias, que tenga buena noche -Me despedí y subí al auto bus.
Mi apartamento no se encontraba tan lejos, pero la noche era fría y solitaria como para andar por allí sola. Revisé mi celular, en él habían dos mensajes de Scoot preguntando como estaba, decidí llamarlo y duramos hablando algunos minutos, casi durante todo el corto viaje hasta que llegué a casa.
Antes de entrar al edificio mi celular volvió a vibrar persistentemente dentro de mi abrigo. Lo saque, lo primero que hice fue preguntarme quien era, ya que marcaba un número privado, pero de igual forma respondí.
"Lo lamento...cada vez que pienso en ti me odio, pero no soporto más. Necesito verte"
Y colgó, mi pecho se estremeció con esa voz, mis dedos temblaron y comencé a sudar, sentí conmoción, alegría, miedo, ansiedad... mi sistema nervioso se desestabilizó.
***
Vaya, vaya, tanto tiempo sin actualizar, hasta di un comunicado diciendo que lo iba a hacer, pero aquí estoy. Decidí terminar con esta historia porque tengo otro proyecto en mente y no me parecía adecuado comenzar otro sin terminar este.
¡Gracias por leer!