Lo que pensaste que serían unos días terminaron volviéndose meses, incluso al punto que debiste pausar tu carrera, y fue gracias a tus magnificas calificaciones y la situación de salud de tu abuelo, que no se te fue retirada aquella beca por la que habías trabajado tanto.
Por otra parte estaba él, Papyrus.
De camino a tu pueblo natal te había pasado lo peor que le puede pasar a un joven de la actualidad. En el camino en taxi hacia al aeropuerto llevabas tu móvil en la mano, planeando que escribir en aquel mensaje, pero nada venía a tu cabeza y fue entonces cuando aquel taxista te informo que habías llegado a tu destino, colocaste el móvil en el asiento de aquel auto, dejándolo junto a tu pierna, sacaste el dinero para pagarle a ese hombre y bajaste con tu maleta. No fue hasta que aquel taxista se encontraba lejos que notaste que habías dejado tu teléfono y por ende se había perdido para siempre.
Al llegar a tu ciudad natal luego del vuelo, todos se encontraban muy felices de verte. Habías alegrado un poco la situación de todos y eso te hacía sentir bien, después de muchos años seguían recordándote... pero bueno, era un pueblo pequeño. No como una gran cuidad ¿cierto?
Habías entonces tomado la iniciativa de escribirle una carta a Papyrus aquel mismo día, explicándole que había sucedido, porque te habías ido, lo de tu teléfono celular, y como habías tenido que lastimosamente gastar tus ahorros, pero que era necesario. Aquellos ahorros eran para poder ir con aquel esqueleto a un lugar especial y ahora era necesario empezar de nuevo, pero la familia primero.
¿Qué más podías hacer? te encontrabas ahí, muy feliz luego de aquellos sucesos y tras ya seis meses después de haber llegado a ese pueblecito. Tu abuelo había recibido buenas noticias, su corazón se encontraba mejor y con un baipás podía volver a casa, y eso pasó. Esa misma tarde luego de tantos meses acompañándolo en el hospital... esa tarde volverían al fin juntos a casa.
Al llegar a ésta, tu madre los recibió con una hermosa sonrisa, muchos chistes contados por tu abuelo se hicieron presentes. La comida de bienvenida estuvo deliciosa y las risas no faltaron, pero algo, después de incluso seis meses, seguía rompiéndose en tu corazón. Te gustaba tu antiguo hogar, te gustaba estar con tu familia de nuevo, pero... no te gustaba que él no estuviera ahí. Y quien más iba a notarlo sino tu abuelo, aquel sabio hombre que te vio crecer.
Éste se acercó a ti, que te encontrabas sentada en el sillón del salón viendo por la ventana, se sentó a tu lado y carraspeo un poco su garganta para llamar tu atención. Tú le sonreíste dulcemente, pero al ver su expresión de seriedad y ojos de comprensión, entendiste que quería hablar.
— ¿Qué tienes? Llevas desde que llegaste a visitarme hace seis meses con esa cara —Dijo preocupado mientras te veía a los ojos— ¿No querías venir a visitar a tu abuelo? ¿Tu madre te ha obligado a venir?
— ¡Abu, no! ¿De qué hablas? Claro que estoy feliz de verte, de estar contigo —Respondiste, para luego dejar un beso en su mejilla— Es solo que... extraño un poco aquel lugar y...
— ¿Es por un muchacho? —Pregunto un poco emocionado— Mi nieta favorita tiene un novio y jamás se lo conto a su abuelo... empiezo a sentirme traicionado —Tu reíste por su comentario mientras empujabas muy suevamente su hombro—
— Claro que no, no es mi novio ni nada de eso...
— Pero si es un muchacho ¿no? Vamos, cuéntale al abuelo que sucede.
Luego de una larga charla con aquel amable y dulce abuelito, él no paraba de sonreír. Te había abrazado mientras ambos permanecían sentados en el sillón, pasando uno de sus brazos tras tu cuello para apretujarte contra él. Pero, a pesar de ese dulce gesto no podías dejar de sentirte mal, de sentirte culpable. De sentir que... lo habías abandonado y posiblemente Papyrus a ti.
ESTÁS LEYENDO
Aterrizaje Amoroso - Oneshot [UT! Papyrus x Reader]
FanficNo siempre se está encerrado por obligación de alguien, o por algún poder mágico que te mantenga tras una barrera. Muchas personas se cierran, cierran sus sentimientos antes otros, cierran sus corazones. Pero ¿realmente es posible permanecer así tod...