Capítulo 1: Un Festival.

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Nota del autor

Antes que nada quiero aclarar que no me apegaré tanto a la cronología del mundo ninja tal cuál es. Así que no esperen datos precisos. Este es mi primer intento escribiendo algo de ellos dos, las ganas habían estado desde siempre pues son una de mis Ships favoritas. Ninguno de los personajes me pertenece, son de la autoridad del universo de Naruto. Pues espero lo disfruten tanto como yo disfruté escribiendolo.

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El sol le quemaba en la espalda y en sus pestañas le molestaban las traviesas partículas de arena que se adherían a ellas. Los párpados yacían caídos, cansados, aburridos.

Llevaba dos días viajando desde su aldea natal hacia la vecina ¿Y por qué? Los motivos para tan cansador viaje no eran más que políticos. Para Temari ser la hermana del Kazekage y la embajadora de Sunagakure se resumía en que sobre sus hombros recaía la mayor parte del trabajo, del papeleo proveniente de los asuntos internos que conllevaba dirigir una aldea completa.

Hacía un mes atrás le había tocado viajar a la aldea escondida de las nubes, pero ahora el turno era de Konohagakure, lo que le parecía menos tedioso ya que, en ese lugar tenía conocidos a los cuales podía llamar "amigos".

De entre ellos destacaba aquel joven perezoso, quien como consejero también de su autoridad, le correspondía delegarla y acompañarla en su estadía.

Aquello se les había tornado una rutina: Temari llegaba a la aldea y era recibida por él, luego buscaban hospedaje para la extranjera y al otro día comenzaban el trabajo.

Solían pasar tardes completas en compañía, conversando, cenando, trabajando.

- Solo espero que hayan habitaciones disponibles, estoy agotada. - gruñó la rubia mientras arrastraba sus pies por el camino de musgo que terminaba en aquellas dos grandes compuertas.

Konoha era frío en cuanto a temperatura se refería, pero a la vez resultaba más cálido que Suna, la gente le brindaba esa calidez de la que era carente aquella seca población del desierto. Konoha tenía un clima completamente distinto y extrañamente, a Temari le encantaba.

El dosel de árboles que marcaba el sendero hacia la aldea oculta de la hoja era un paraje hermoso en donde los tintes de verde y sus derivados coloreaban la diversa vegetación que le recibía.

Y más allá, parado contra la madera de la entrada, con los párpados entrecerrados y el cansancio delineándole las rosadas ojeras, estaba él. Vestía con su típica chaqueta de Chunin, el pelo sujeto en una coleta alta y en sus labios... La mala costumbre que había cogido últimamente.

- Quítate eso de la boca. ¿No te basta con todos los ninjas peligrosos que amenazan con matarte? Además de eso les ayudas envenenándote con esa porquería. Vaya Shikamaru... Y decían que eras la mente más brillante de Konoha. -

- Y soy la mente más brillante, de eso estoy seguro... En mi cabeza, tenía un 100 % de posibilidades de que tu saludo fuese un insulto, ataque o algo similar pero desagradable. Y acerté. -

- Imbécil. - bufó la rubia, chasqueando la lengua. Rebasándolo sin siquiera mirarlo o detenerse a saludar, pero ocultando una pequeña sonrisa que nacía y moría justo en la comisura derecha de su labio.

- Es un gusto verte nuevamente Temari. - saludó, mofándose de ella con una juguetona media sonrisa, se giró sobre sus talones despegando su espalda de la madera y la siguió rumbo al interior de su aldea.

Todo florece en primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora