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Jungwoo llegó a clases a la hora de siempre y con el mismo ánimo de todos los días. Se había dicho a sí mismo por la mañana que ese sería un buen día, relajado y sin preocupaciones; sin embargo, en cuanto había ingresado a su salón de clases esa mañana, la mirada de Yuta, Dongyoung y Jaehyun se había posado sobre él sin ningún disimulo, haciéndolo incomodar.

Quiso sentarse en su lugar asignado, al lado de Yoonoh, e ignorar los ojos del otro par sobre él, pero inevitablemente volteó a ver a Doyoung con curiosidad, pues sentía que las cosas entre ellos estaban algo extrañas en el último tiempo. Es decir, luego de que corriera tan seguido del chico o evitara sus intentos de iniciar una conversación, estaba seguro de que su amor platónico no sentía más que rechazo hacia él. Por lo que no pudo evitar sonrojarse y sorprenderse cuando, al voltear, vio a Doyoung sonriéndole con afectuosidad y agitando su mano para saludarlo. 

Intentó sonreírle de regreso, pero estaba seguro de que no consiguió nada mejor que una incómoda mueca, ya que la expresión del mayor enseguida cambió otra vez a una confundida.

—¡No te precipites! —Escuchó la voz de Yuta decirle a Doyoung. No entendía de qué hablaban, pero rió.

Quiso escribir sobre aquello en su libreta, dejar volar su imaginación y redactar cómo hubiese sido si los nervios no le hubieran ganado momentos antes y se permitiera mantener el contacto visual y las sonrisas entre Doyoung y él por mucho tiempo más.

Rebuscó en su mochila la libreta, queriendo escribir todo aquello rápidamente, y comenzó a alarmarse cuando no la encontró. Olvidando que no la tenía.

—Aquí está, Jungwoo —dijo Jaehyun dejando el objeto sobre su mesa.

Jungwoo suspiró aliviado. 

—Olvidé que la tenías, gracias —agradeció con una mano sobre su pecho—. Y buenos días, por cierto. 

—Lindo día —respondió con una sonrisa.

Jungwoo no se había cuestionado nada cuando el día anterior Yoonoh le había dicho que él tenía su libreta, confiando en que su amigo no la usaría para nada extraño o perverso, mas recordó que éste se había marchado con su novio y un ligero pánico lo invadió al creer que quizá Taeyong también se había enterado de lo que ahí escribía, tal vez por accidente.

—Jaehyun... —llamó Jungwoo suavemente—, por curiosidad, ¿para qué te la llevaste ayer? —preguntó señalando el cuaderno sobre el banco.

Yoonoh abrió los ojos con amplitud y de reojo observó a Dongyoung y Yuta, quienes permanecían expectantes a ellos sin ningún disimulo, como intentando saber de qué hablaban. Le sonrió nervioso a Jungwoo y aprovechó el ruido de la puerta abriéndose que lo había hecho perder la concentración, para hacerle una señal a aquel par con la cabeza indicándoles que se acercaran. 

Pudo ver como Doyoung negó con el pánico invadiendo su rostro y a Yuta levantarse luciendo agotado mientras lo arrastraba hacia ellos.

—¿Y bien? —insistió Jungwoo regresando su atención al mayor.

—¿Ah? Ah, sí. Yo solo... hm, ya sabes... ¡Oh! Parece que Doyoung hyung quiere hablarte.

Jungwoo volteó con rapidez por la repentina afirmación y, efectivamente, Dongyoung y Yuta estaban tras él sonriéndole de forma extraña. El último sostenía al chico por los hombros, como si quisiese evitar que escapase, lo cual Jungwoo notó y lo hizo sentir un poco desanimado, pues sus sospechas quizá eran ciertas y Doyoung quería pasar cada vez menos tiempo con él.

Le hubiese gustado fingir que no conocía el porqué, pero sabía que el mayor podía tener sus razones. Había estado tan metido en su libreta, que se había apartado un poco de la realidad, al menos con el chico que le gustaba. Recordaba ignorarlo un par de veces en las que salieron junto a su grupo de amigos cuando éstos los habían dejado solos, tal vez estaba molesto por eso. 

—¿Qué sucede, hyung? —preguntó intentando lucir lo más relajado posible.

—Yo, uhm... —comenzó Dongyoung mirando entre Yuta y Jaehyun en busca de ayuda—. Solo quería... —siguió, pero en realidad no tenía ni la más mínima idea de qué decirle al menor. Le dolió ver decepción en sus ojos por su propio comportamiento, y observó a Yoonoh, a quien Jungwoo le daba la espalda, con desesperación en busca de ayuda. El chico entendió el mensaje y comenzó a hacerle señas desde atrás para que continuara, guiándolo en sus palabras—, quería... ¡saber, sí! Quería saber si tú... —dijo y miró otra vez a Yoonoh para saber qué debía decir ahora. El menor señaló a Jungwoo y luego a sí mismo—, y Jaehyun... —el contrario abrió grande los ojos y enseguida negó con la cabeza, comenzando a señalarlo a él—. ¡No, no! En realidad no... Tú y yo, quise decir tú y yo.

Jaehyun puso los pulgares en alto asintiendo, agradecido de que Doyoung se llevara la completa atención de Jungwoo y que éste no notara como se movía a sus espaldas. 

Yuta rodó los ojos hastiado del monólogo de su amigo y decidió tomar las riendas de la situación.

—Doyoung quiere saber si quieres tener una cita con él.

Jungwoo abrió amplio los ojos con el entusiasmo llenándolo poco a poco.

—¿Tú, yo y Jaehyun? —preguntó el menor aún confundido por las extrañas palabras que Dongyoung había usado antes.

—¡No! —gritaron Yuta y Jaehyun al unísono sobresaltando a los dos restantes. 

—Es decir —dijo Yoonoh aclarándose la garganta y observando al japonés en busca de apoyo—, no. Yuta y yo ya tenemos planes, ¿no es cierto?

El nombrado asintió.

—Sí, en realidad yo y Jaehyun tenemos una cita también.

Yoonoh lo miró asombrado y confundido, haciendo al mayor caer en cuenta de sus palabras y sonrojarse de la vergüenza. Doyoung lo miró con una ceja alzada y Jungwoo se volteó ceñudo a escudriñar a Jaehyun.

—¡No, no! —exclamó Yuta antes de que siguieran malentendiendo las cosas—. Me refiero a que cada uno tiene una cita, con alguien más, separados... Muy muy lejos entre nosotros, ya saben, él con Taeyong, yo con... ¿Con Mark? Sí, claro, tendré un cita con Mark. ¡Ambos estamos ocupados, así que salgan ustedes dos!

Yuta suspiró aliviado cuando vio los rostros convencidos de la pareja y le hizo una señal a Yoonoh para que se levantara y lo acompañara fuera del salón. El menor asintió y lo siguió hasta afuera, dejando solo al par restante.

—Entonces... ¿me estás invitando a salir? —inquirió Jungwoo jugando con el extremo de su libreta—. ¿En una cita?

Doyoung asintió rápidamente.

—¡Sí! —Jungwoo se sobresaltó por el repentino grito—. Perdón, sí, quiero decir que sí. Es... una cita, Jungwoo. ¿Qué dices?

Jungwoo sonrió alzando la cabeza para mirar al fin a Doyoung a los ojos, transmitiéndole su emoción.

—Acepto.


Sin corregir,
ni un poquito, ah.

SIN MOVER UN DEDO 指 DOWOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora