Capítulo Uno

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Las llantas de goma giraban con gran velocidad sobre el asfalto, cada vez iban más rápido (producto de la gravedad) y la bicicleta empezaba a tambalearse. El chico montado en esta abrió sus ojos desesperado, sabía que bajar aquella cuesta en bicicleta, teniendo él un nulo equilibrio, era mala idea. Trató de hacer frenar el vehículo, pero esto solo lo empeoró, haciendo que esta de un brinco hacia arriba y haciéndolo caer estrepitosamente al suelo.

Maldita sea, odiaba ser tan torpe y tan poco ágil.
Odiaba que aún no dominara la bicicleta y que siempre terminara con el trasero en el suelo.

Min YoonGi se levantó, sintiendo un agudo dolor en su brazo derecho, como pudo levantó su bicicleta y camino hasta la acerca, sentándose en esta.
Su piel pálida y delicada empezaba a tornarse en tonos violetas y verdes, hizo un pequeño puchero y notó como su muñeca se empezaba a hinchar. Esa sin duda alguna, no era una buena señal.

Suspiró pesado y miró a su alrededor, buscando algo que pueda ayudarlo, no había nadie cerca y su brazo cada vez dolía más. Infló las mejillas y se levantó, dejando la bicicleta tirada para caminar a casa, le diría a su hermano que fuera por ella más tarde, se lo debía por aquella vez que fue al mercado por él.

Caminó a paso lento, con el brazo derecho pegado al pecho, mientras que con el otro brazo cargaba las compras que lo habían mandado a hacer. Col, ajo, jengibre y semillas de sésamo, algunos ingredientes que su padre necesitaba para el kimchi que planeaba preparar.
Su padre le agradaba, en lo que cabe. A veces lo ponía a hacer muchas cosas, pero YoonGi supone que es lo que los padres hacen. El señor Min sabía hacer de todo, desde pescar, hasta cocinar, talar árboles, y pelear. Era un hombre grande, casi el doble de lo que era YoonGi, y tenía una barba larga que la Señora Min siempre amenazaba con cortar.

Ah, su madre, una mujer pequeña, de tez pálida, de cabello negro como la noche y ojos negros que resaltaban en su blanco rostro. Pero que estas descripciones no te confundan, La señora Min era realmente fuerte, y como su esposo, sabía hacer demasiadas cosas. YoonGi sentía que se parecía más a ella que a su padre. Su madre siempre lograba arreglar todo con tranquilidad y siempre sabía exactamente que decir. Era terca, si pensaba que una cosa debía ser hecha de una manera, nadie en el mundo podría hacerla cambiar de opinión.

YoonGi gimió suave cuando llegó a su casa, una pequeña casita especialmente para cuatro personas de clase baja. Entro y dejó las compras en la mesa, buscando a su madre para que revisara su brazo. Caminó hasta el jardín, dónde la pequeña mujer estaba en cuclillas sembrando alguna planta.

-Mamá, creo que me he quedado sin brazo.

Fue lo que salió de la boca de YoonGi, con un deje de dolor en su voz. La mujer se levantó y lo miro, suspirando al ver el brazo de su hijo posado sobre su pecho, se acercó a revisarlo

-¿Cómo te hiciste esto, Yoon?
Preguntó, viendo como desde el codo hasta la muñeca estaba hinchado, y que el chico daba un pequeño brinco cada vez que apretaba, aunque sea una leve presión.

-Iba en la bicicleta, me caí en la bajada que está cerca del centro y tanto la bici como mi cuerpo cayó sobre mi brazo-. Explicó, con un pequeño puchero.

La señora Min suspiro y caminó hasta dentro, tomando el otro brazo de YoonGi y entrando a la casa, sentandolo en una silla mientras ella iba por sus cosas.
YoonGi suspiró, viendo a su alrededor, logró ver a su padre empezar a preparar todo para la comida y sonrió.

Su madre se acercó a él y beso su frente.
-Creo que te fracturaste el brazo, tendré que vendarlo bien y lo tendrás en reposo.

Min hizo un pequeño puchero, mientras su madre tomaba algunos aceites naturales y los ponía en su brazo. A él le gustaban esos aceites, olían bien, y a YoonGi le gustaba oler bien.

Su madre lo vendó con cuidado, y luego puso otro trozo de tela de forma que su brazo quedara sobre su pecho, haciéndole un nudo al lado de su cuello. A YoonGi no le gustó esto, se sentía raro, y picaba un poco, pero de cierta forma, ya no hacer fuerza con su brazo hacía que el dolor se aminorara.

La señora Min suspiró, terminando de vendar al menor de sus hijos y volvió a depositar un beso en su frente. -Pequeño gatito torpe.

Su padre, desde la cocina, rio por el apodo. -¿Y la bicicleta? No estamos en condiciones para estar sin vehículo, Yoon.- Hablo el hombre.
-Pensé que GeumJae podía ir a traerla, me debe muchos favores. - Sentenció, arrugando la nariz.

Su padre suspiró y lo miró. -Irán los dos, necesitaré algunas cosas para la leña que tengo que ir a cortar mañana. Uno puede ir por la bicicleta y otro al mercado.

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⏰ Última actualización: Feb 25, 2021 ⏰

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