Capítulo 03| El amor para mi vida.

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Ellery🌷

—Así me gusta —asiente satisfecho, rodando hasta quedar a mi lado y llevarme contra su cuerpo.

Ruedo los ojos, divertida.

El señor a mi lado toma el control remoto hasta parar en Disney Channel, donde Gravity Falls se está reproduciendo. A Noah le encanta esa caricatura, así que ni me sorprende cuando aumenta el volumen de la televisión. 

—Dipper me da pena —dice compasivo mi mejor amigo, viendo la escena dónde Wendy rechaza a Dipper.

—A todos, Noah. A todos. —Secundo.

¿Y a quién no le daría pena ver la carita de Dipper toda triste? 

De pronto siento una punzada en mi vientre bajo, e inmediatamente sé lo qué significa; el maldito período. Mentalmente llorando me levanto con pesadez y me dirijo hasta la mesita de noche que hay al lado de mi cama, abro uno de los cajones y saco una toalla sanitaria de él.  

¿Soy la única que tiene una especie de amor-odio con Andres? Es tipo, odio cuando me viene, pero lloraré el día que me falte.

—¿A dónde vas? —Pegunta el ojiazul cuando paso por su lado rumbo a la puerta que da al baño.

Agito la toallita con una sonrisa amarga en su cara y me encierro en el pequeño cuarto. Maldigo mentalmente cuando recuerdo que se me ha olvidado traer unas bragas, por lo que abro la puerta otra vez para ir a buscar una, ignorando la mirada divertida de mi mejor amigo sintiendo cómo el enojo se va formando en mi interior.

Si él supiera el dolor que causa ésta mierda no diría nada.

Y el enojo es el primer síntoma del período que sufro. Primero enojo, luego dolor, luego me enojo el doble porque me duele, luego lloro porque no aguanto el dolor, luego me duermo, luego me despierto con un hambre voraz y me enojo otra vez porque voy a terminar cómo la pelota de playa de Cody por estar comiendo tanto.

Al volver al baño, me doy una ducha rápida y, después de colocar la toalla sanitaria en las bragas, salgo del baño.

—Fuera —ordeno con sequedad al castaño, haciéndole una señal con mi mano para que salga de la habitación.

Al ver mi rostro con cara de culo, no dice nada y sale rápidamente de la habitación. Más le vale, porque con este humor que me estoy cargando…

Busco una pijama y me la coloco: una polera negra con la palabra F*ck en ella con las letras en blanco y unos pantalones de pijama negros con figuritas de pistolas en ella, me pongo unas medias de conejitos grises y me tiro de boca hacía mi cama.

El dolor que empiezo a sentir me hace doblarme. Soy una persona con cero tolerancia al dolor, además de que mi madre me consiente tanto...

Minutos después el idiota de Noah entra con un pequeño bowl con algo humeante dentro de ella y la deja al lado de la cama, ahí me doy cuenta que es agua. Agua caliente. Joder.

—Hablé con tú madre y me dijo que te pusiera paños caliente dónde te duele, y que te tomes esto —dice, pasándome aquella pastillita rosada que me acompaña en estos días.

Haciéndole caso tomo el vaso de agua que me tiende y me la tomo.

—Gracias —musito, dándole el intento de una sonrisa.

A veces tengo que recordarme que no por tener esta mierda, tengo que desquitarme con los demás, aunque nadie me puede juzgar; sentir que te apuñalan el útero en repetidas ocasiones no es algo agradable. En estos días la idea de enterrar un cuchillo en mi abdomen siempre me parece una buena opción.

Los mejores amigos no se besan (Nueva Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora